Cuando los más de tres centenares de aficionados del Granada CF planificaron su viaje a Palma de Mallorca, ni el más optimista de ellos podía pensar que la vuelta sería tan dulce. Los rojiblancos se jugaban gran parte de sus opciones de salvación. Soñaban con ganar, pero no con lograr la mayor goleada de la historia lejos del Estadio Nuevo Los Cármenes en Primera División en el momento más oportuno. El cuadro de Aitor Karanka, que como técnico del cuadro granadino está invicto, asestó un duro varapalo al Mallorca, al que goleó por 2-6 en un duelo que quedará para el recuerdo, independientemente de lo que pase en las tres próximas citas.

Fue un partido loco en el que primó la pegada. Esa que tanto ha echado en falta el Granada CF durante el curso y que surgió en el mejor momento. Los rojiblancos no pudieron comenzar mejor el encuentro con un tanto de Luis Suárez a los seis minutos de partido tras un saque de esquina. El gol vino precedido de una gran ocasión de Kubo que Luís Maximiano repelió. El portero luso volvió a dejar vivo a su equipo una vez más, porque de haberse adelantado el conjunto de Javier Aguirre, quizá la historia del choque habría sido muy diferente. No había mejor manera para calmar los nervios iniciales que adelantarse en el marcador y generar dudas en el rival.

Juego directo

La esquina en la que estaban ubicados los seguidores granadinos no se lo creía. No podía ser tan bonito tras vivir un gran ambiente por las calles mallorquinas. Pero no era el día para rendirse, de ahí que de la mano de Vedat Muriqi, un gigantón tan intenso como torpe con el balón en los pies, los locales comenzaron a cercar el área de Maximiano. Lo hicieron a base de juego directo pues el técnico mexicano optó por sacar al kosovar junto a Abdón Prats. Fruto de su empuje, gozaron de hasta tres ocasiones, casi todas tras centros laterales.

Sin embargo, fue uno de los jugadores con más clase del Mallorca el que estableció el empate a los 28 minutos. Salva Sevilla se sacó un duro disparo desde fuera del área tras dejada de Muriqi fruto de una pérdida en la salida jugando desde atrás de los visitantes que hizo albergar esperanzas a su afición. El choque era una guerra. Cada duelo se vivía como si del último minuto se tratara y las protestas al colegiado se sucedieron. Un De Burgos Bengoetxea que cuajó un buen arbitraje porque la cita no era nada fácil con lo que se jugaban ambos contendientes. Por momentos, el choque fue de ida y vuelta pero en la recta final del primer acto fue el cuadro de Aguirre el que pasó a dominar. Gozó de ocasiones en las botas de Dani Rodríguez y Maffeo aunque al descanso se llegó con 1-1 y con todo por resolver.

Molina anota dos goles y da dos asistencias tras su entrada en la segunda mitad

Y como si de un déjà vu se tratara, nada más arrancar la segunda mitad un buena combinación entre Machís, Sergio Escudero, Collado y Puertas terminó con un disparo cruzado del lateral vallisoletano para volver a adelantar a su equipo (46’). Pero no todo fueron buenas noticias porque Luis Suárez se lesionó a los 50 minutos para dar entrada a Jorge Molina. Un cambio determinante.

Jorge Molina dispara con la izquierda para hacer el sexto.

El veterano delantero de Alcoy fue el protagonista desde su entrada al terreno de juego. En el 55’, dio el pase para que Antonio Puertas anotara de tacón, con un recurso de una enorme calidad, y ampliar así la renta del conjunto de Aitor Karanka. Pero la alegría le duró poco al Granada CF pues tres minutos después, Raíllo remató de cabeza un centro desde la derecha de Maffeo (2-3).

Molina decisivo

Era el momento de tener calma, de no ponerse nervioso porque era evidente que los bermellones se iban a ir con todo en busca de la igualada. Y ahí emergió la figura de Jorge Molina, con Gonalons ya en el campo. A sus 40 años y rodeado de rivales, se sacó en el 69’ y disparo que sorprendió a Sergio Rico, que terminó siendo pitado por su afición. El golpe que le asestaron los de Karanka a su rival fue determinante. Aún quedaban más de 20 minutos pero el Mallorca bajó los brazos. Además, se fue arriba con todo, dejando muchos espacios atrás lo que fue aprovechado por los granadinistas para percutir a la contra.

La sentencia la puso el albanés Uzuni, que se estrenó como goleador, con un remate desde el suelo a doce del final para finiquitar el choque definitivamente a pase de, quien sino, Jorge Molina. Pero la fiesta la completó el killer alicantino con su segundo tanto, el quinto que le ha endosado a los baleares esta temporada, para regocijo de una afición que se frotaba los ojos mirando el marcador electrónico de Son Moix. Dos goles y dos asistencias en poco menos de 45 minutos. Casi nada.

Un 2-6 que permite salir del descenso, dar un paso de gigante en busca de la permanencia, superar en la tabla a los baleares a los que se les ha ganado el average y asestar un duro golpe a un rival directo en la pelea por la salvación. La vuelta a Granada no pudo ser más plácida y alegre. La afición, tanto la que se desplazó como la que vio el partido por televisión se lo merecía por su apoyo constante, algo que algunos miembros de la entidad no han sabido ver en todo el año y que están tardando en salir del club.