Se acordaba Vadillo poco después de acabar el partido, en plena celebración, del cuerpo médico del Granada porque había estado muy encima de él durante toda la campaña. No es para menos. El extremo, un jugador perseguido por las lesiones durante gran parte de su carrera, ha sido capaz de participar en los 41 partidos jugados hasta ahora por el equipo. Y lo ha hecho a un destacado nivel. Para comprobarlo sólo hay que ver que es el máximo asistente de la categoría. En Mallorca, dio la undécima, para que Fede San Emeterio empatara el partido.

No tuvo una buena entrada en el partido de este martes el gaditano, ya que lo primero que hizo fue recibir un pelotazo fortuito de Quini que lo dejó grogui durante unos segundos.

Una vez recuperado del lance, tuvo claro que el equipo lo que necesitaba era tener el balón y él fue tanto el jugador más vertical de los nazaríes en el primer tiempo como el que se juntaba más con Montoro y Fede Vico para que las posesiones fueran largas y el choque se enfriara.

Su incidencia en el partido se demuestra con el hecho de que recibió hasta cuatro faltas en el primer tiempo, casi la mitad de las que cometieron los locales.

En la segunda mitad entró menos en juego. Es evidente que su rendimiento es habitualmente menor con el paso de los minutos en los encuentros. Por eso en la mayoría de ellos es sustituido.

Sin embargo, en Mallorca Diego Martínez lo aguantó hasta el final y él respondió. Perfecto envío al segundo palo para el cabezazo de Fede San Emeterio. Otra asistencia, otro partido del Granada sin perder. El ascenso en otra destacada actuación de un Vadillo que jamás olvidará esta campaña.