La preocupación invade al granadinismo
Dos derrotas, seis tantos en contra y tan solo uno a favor. Ese es el balance deportivo del actual Granada CF en el arranque de la competición en Segunda División. Y lo peor de todo es que a pocos les sorprende. Los rojiblancos, con una plantilla que a día de hoy no ha demostrado que pueda competir en la categoría de plata del fútbol español, están obligados a mejorar, y mucho, o de lo contrario la temporada se les puede hacer muy larga y el sufrimiento será constante.
Lo peor de todo es que el granadinismo lo vio venir. Y aquí está. Sus dirigentes, ‘escondidos’ desde hace más de un año, no dan explicaciones del estado actual del club, planes de futuro (si es que los tienen) y, salvo giro de 180 grados en su actitud, no van a cambiar esa forma de dirigir. Y eso está generando en el entorno del club una gran preocupación. Son varios los movimientos de la masa social que comienzan a aflorar en contra de la gestión de los que ocupan la planta noble del, cada vez más lamentable, Estadio de Los Cármenes. Otra cosa será conocer el alcance de esas iniciativas pero, al menos, algo se comienza a mover.
A Pacheta le han entregado una plantilla de futbolistas con escasa experiencia en Segunda División en la gran mayoría de sus incorporaciones, que aún está abierta a posibles salidas y que en los dos encuentros que ha disputado no ha dado el nivel. Seis goles encajados es una auténtica barbaridad. Y lo peor es que en ataque los recursos son limitadísimos. La venta de Lucas Boyé agrava aún más la escasez de gol y Weissman lo normal es que también salga. Aunque en el caso del israelí su capacidad goleadora se quedó en Valladolid, es evidente que en los siete días que quedan para el cierre del mercado, la punta de lanza debe ser reforzada. También la zaga y la medular.
Sin embargo, una cosa es la teoría y otra la realidad económica de un club que vendió que no era necesario traspasar a jugadores esta temporada y que ya se ha deshecho de dos de las piezas claves del curso pasado: Gonzalo Villar y Boyé. Ese tipo de medidas, y el silencio, está enrareciendo un ambiente en este inicio de temporada al que se unen medidas que indignan a los seguidores. Entre ellas, bloquear en la red social X (se ve que una de las grandes preocupaciones de los que mandan) a uno de los representantes de los pequeños accionistas, en concreto a José Guerrero, secretario de la Asociación Granadinista 5001. Estar centrados en eso y no es lo que realmente se debería estar, deja claro que el club rojiblanco va a la deriva en muchos aspectos.
Por no hablar de las interminables obras de la Ciudad Deportiva de la carretera de Alfacar, esa instalación que para el inicio de esta campaña iba a contar con un nuevo campo y donde se avanza a pasos de tortuga. Las promesas incumplidas y la palabrería barata comienzan a cansar a los seguidores, que un año más han respondido apoyando con su abono de temporada pese a la subida de los precios de los pases para presenciar los partidos y el incremento en el precio de las entradas sueltas para el público en general.
Los recortes son evidentes, pero lo que realmente echa en falta la masa social es que los que mandan en el club de sus amores, que se irán más tarde o más temprano, den la cara. Que expongan la realidad del club a día de hoy, pero no parece que la actual dinámica vaya a cambiar. El no contar con un director deportivo con experiencia es otro de los grandes errores de los actuales gestores. Y eso en una categoría como Segunda División se paga. ‘Jugar a fichar’, por mucha experiencia que se tenga en el mundo del fútbol, no es la mejor idea y los resultados están ahí.
A todo ello se suma la gestión en el Recreativo Granada, del que ahora se quiere que sea el salvador subiendo a jugadores a la primera plantilla tras descender la pasada campaña a Tercera RFEF. En definitiva, un desastre que se está reflejando sobre el terreno de juego para desgracia de los fieles de un club nonagenario.
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