El Granada CF ofreció una pobrísima imagen en San Sebastián donde cayó goleado (5-3) ante la Real Sociedad, un cuadro de Champions, que aplastó a un equipo que ofreció unas carencias defensivas preocupantes para competir en Primera División y cuya única buena noticia fue el estreno goleador de Lucas Boyé.

En el día después al cierre de mercado, que dejó muy fríos a los aficionados rojiblancos, Paco López optó por repetir el sistema que empleó en la primera jornada de competición en el Cívitas Metropolitano ante el Atlético de Madrid. Tres centrales y dos carrileros (Callejón y Neva) que limitaron en exceso las acciones ofensivas.

Gol tempranero

Una vez más, y no es la primera vez, dicho esquema no le sentó nada bien al equipo granadino, que estuvo a merced de su rival durante prácticamente toda la primera mitad. Y más cuando en la primera llegada con peligro, Kubo batió a Raúl Fernández a los nueve minutos de partido. El japonés, un mago al estilo Harry Potter, le ganó la espalda a Carlos Neva tras recibir un pase de Mikel Merino y, ante la salida del guardameta vasco, abrió el marcador.

Las entradas desde segunda línea desbordaron a una zaga que generó muchas dudas, escasamente acoplada y con muchos problemas para contener las acometidas locales. El dominio de los de Imanol Alguacil era absoluto ante un Granada CF con demasiados desajustes atrás y sin peligro en la fase ofensiva. La posesión lo decía todo: 65% por 35%. Lo único bueno, la ‘sangre’ de Uzuni tratando de presionar pero cuyo esfuerzo resultó inútil, y los detalles en el juego de espaldas del reciente fichaje Lucas Boyé.

Los de Paco López estuvieron a merced de su rival durante todo el encuentro

Y para más inri, la dupla del centro del campo formada por Gerard Gumbau y Sergio Ruiz no apareció. Y no lo hizo porque se dedicaron más a tratar de frenar las entradas desde atrás de Brais Méndez, Kubo y Barrenetxea, con mucha movilidad, que de generar juego. El balón le duró muy poco y así era imposible, ni siquiera, acercarse a las inmediaciones de arco defendido por Remiro. De hecho, los simples envíos en largo del portero realista hicieron temblar a la defensa visitante cada vez que lo intentó.

La única llegada con cierto peligro, si se puede llamar así, fue una internada por la derecha de Bryan Zaragoza cuyo centro al punto de penalti no encontró rematador (29’). Las dudas atrás quedaron reflejadas a la media hora cuando los tres centrales se pasaron el balón entre ellos para terminar perdiéndolo ante la tibia presión donostiarra. En el 31’, Traoré lo intentó desde fuera del área y dos minutos después, se reclamó un posible penalti de Miguel Rubio a Oyarzabal que ni el colegiado ni el VAR estimaron.

Empate

Pero la fortuna se alió con los rojiblancos. Sin profundidad en ataque, en un saque de esquina aislado lograron empatar la contienda. Gumbau sacó el córner y el esférico, tras pasearse por el área pequeña, terminó en el fondo de las mallas gracias al central internacional Le Normand, que no pudo hacer nada por evitar el tanto (36’).

Sin hacer apenas nada, los de Paco López igualaron un duelo que volvió a desequilibrase cuando Kubo adelantó de nuevo a la Real Sociedad. El nipón recibió de Traoré en la derecha, se perfiló para su pierna zurda y su golpeo, tras tocar en Carlos Neva, se introdujo en la escuadra de Raúl Fernández. Quedaba un minuto para llegar al descanso y la cosa pudo ir a peor tras una mala entrega del guardameta granadinista que aprovechó Barrenetxea para chutar desde fuera del área, pero su intento no encontró portería. Los visitantes estaban noqueados y pidieron a gritos el descanso para tratar de corregir los desajustes que ofrecieron, que no fueron pocos.

Segunda mitad

El choque se reanudó con un Granada CF algo más atrevido. A los tres minutos, Gumbau intentó sorprender a Remiro con un saque de esquina que casi se convierte en gol olímpico. Pareció querer más el balón pero fue un espejismo. Arrancó muy trabado el segundo acto, con constantes piques entre los jugadores y protestas a Iglesias Villanueva. Barrenetxea, en el 58’, obligó a Raúl Fernández a hacer una buena parada pero no pudo hacer nada con el disparo de Zubimendi un minuto después (3-1) ante un Granada CF muy hundido.

El técnico rojiblanco realizó cuatro cambios de una tacada que sirvieron de poco

El sistema defensivo hacía aguas por todos lados pero el técnico de Silla tardó muchísimo en mover ficha. Brais pudo hacer el 4-1 y Boyé reducir diferencias. Al fin Paco López agitó el banquillo e hizo de una tacada cuatro cambios: Miki Bosch, Ricard, Melendo y Antonio Puertas. Pero en el primer ataque local tras la sustituciones, una genialidad de Oyzarzabal dejó sólo a Barrenetxea, que hizo el cuarto y dejó el choque sentenciado si no lo estaba antes. Y más que lo finiquitó Kubo que se volvió a aprovechar de un rebote en Miki Bosch, que sin querer se introdujo el cuero en su arco.

Descompuesto

Descompuesto, restaba aún un cuarto de hora para finalizar más el alargue y, al menos, Lucas Boyé estrenó su casillero goleador con un disparo de ‘9’ que tocó en el palo tras una jugada individual de Antonio Puertas. Y encima, el descuento fue de nueve minutos, para prolongar aún más el sufrimiento en el que no llegó el sexto por medio de Sadiq tras buena parada de Raúl, o de Cho que falló con todo a su favor. Para cerrar, Bryan Zaragoza maquilló el resultado en el 99’ aprovechando un gran pase interior de Gonzalo Villar.

Ya no queda margen de maniobra hasta enero, salvo que el club disponga de masa salarial y pueda firmar a agentes libres. Sólo lo saben los responsables de la entidad que tras el mercado de fichajes han vuelvo a dar una nueva vuelta de tuerca en su gestión deportiva, que no ha dejado precisamente contentos a los aficionados. Los violines fueron escasos en verano. Quizá haya más en invierno.