Suspenso general para el Granada CF en otra temporada que acaba en fracaso
La Resaca
El equipo no ha cumplido los objetivos y el club sigue distanciado de su afición, sin convenio para el estadio y sin acabar las obras de la Ciudad Deportiva
En la educación actual pasar de curso está ‘chupao’. A poco que pongas interés y no seas un cafre con ojos, promocionar es más fácil que nunca. Y si el maestro no te aprueba siempre habrá un inspector de turno para darte un empujón porque, a día de hoy, lo de repetir no se lleva. Los gobiernos sucesivos y las leyes que han ido implantando, derogando siempre la anterior, han llevado a esta situación.
El Granada, pese a todo, va a repetir. No ha sido capaz de aprobar. Ha firmado un curso lamentable, caótico en muchos aspectos, y seguirá el ejercicio próximo en Segunda. Ni el inspector salva a los rojiblancos porque la temporada ha sido un fracaso y no se merece otra cosa.
El objetivo del ascenso directo ha quedado lejísimos, con Levante y Elche jugando en otra categoría. El consuelo del camino largo, que es la promoción de ascenso, se ha escapado en la última jornada, aunque ya ha sido todo un logro llegar a ese partido final con opciones teniendo en cuenta lo mal que lo había hecho el equipo con anterioridad.
La palabra es fracaso, no hay otra. Disimularlo con medias tintas o referencias a un futuro esperanzador por el hecho de que Pacheta ilusione es tirar piedras sobre el tejado propio. El comunicado que hizo público el Granada tras la derrota del domingo ante el Racing evita el calificativo adecuado, como tampoco pide perdón a la afición por no cumplir los objetivos, algo que sí hizo Lucas Boyé tras el choque ante los medios del club.
El fracaso tiene muchas patas y se podría escribir durante un día sobre ello. Nadie duda de que el primer problema ha estado en el banquillo, apostando de inicio por un entrenador que no estaba a la altura y que se dejó puntos en el camino que al final han resultado claves, sobre todo esos primeros malos resultados en casa.
Tampoco se destituyó a tiempo a su sucesor, un Escribá que fue de más a menos y que podría haber dejado al equipo con muchas más posibilidades de ascenso caso de haber sido cesado antes y no cuando sólo faltaban tres jornadas para el final de la fase regular.
Los ascendidos, Levante y Elche, tienen sello propio y firma de autor con Calero y con Sarabia, como pasó en su día con Diego Martínez y, salvando las distancias, hasta con Paco López. Ojalá Pacheta sea el que lo consigue la próxima campaña. Tener un buen entrenador que saque el máximo rendimiento de una plantilla es casi garantía dee éxito en Segunda.
Luego ha estado el irregular rendimiento de una plantilla hecha para cotas mucho mayores. Pocos, muy pocos, han sido los jugadores que han alcanzado su mejor nivel y muchos los que se han paseado/arrastrado no justificando en ningún momento lo que cobran.
Y como ha ocurrido en el Granada en los últimos años, por encima incluso de técnicos y jugadores en el nivel de responsabilidad están los dirigentes, que no saben guiar este barco, que siguen con el rumbo perdido y que va de mal en peor.
De la mano del mal rendimiento deportivo está el día a día del club en los social y lo institucional, ya que sigue distanciado de su afición, aún no tiene firmado convenio a largo plazo para el uso de un estadio que se cae a pedazos y continúa sin acabar las obras de la Ciudad Deportiva cuando ya ha pasado mucho tiempo del plazo previsto para su conclusión.
No ha habido partido esta campaña en que no se haya cantado en el Nuevo Los Cármenes “directiva dimisión”, ejemplo claro de que la afición no quiere a una propiedad china que va camino de perpetuarse en la entidad pese a las críticas, como ocurre en otros clubes con mandamases orientales como el Espanyol o el Valencia.
A partir de mañana tocará pensar en el próximo curso, aunque ojalá que desde la entidad se haga una reflexión crítica y seria para que los errores de este curso no vuelvan a repetirse, para que no haya más fracasos deportivos e institucionales.
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