Bardem deslumbra en 'Biutiful'

El español se perfila como favorito al premio al mejor actor por su papel en el regreso de Iñárritu, un intenso drama que narra la historia de un hombre que escucha a los muertos

González Iñárritu besa a Bardem, ayer en Cannes junto a su compañera de reparto Diaryatou Daff.
Alicia G. De Francisco (Efe) / Cannes

18 de mayo 2010 - 05:00

Javier Bardem se convirtió ayer en un firme candidato al premio al mejor actor en el Festival de Cannes con una soberbia actuación en Biutiful, el esperado trabajo del mexicano Alejandro González Iñárritu, que se presentó dentro de la Sección Oficial. El actor español vuelve a demostrar su "talento, su excelencia", en palabras del realizador, y hace creíble un personaje extremo y complejo dentro de una realidad cotidiana en la que se ven inmersas muchas personas en esta sociedad.

Eso es lo que ha querido contar Iñárritu en esta película, la única hispanoamericana que compite por la Palma de Oro, donde se narra la historia de Uxbal (Bardem), un hombre que escucha a los muertos, con dos hijos y con una relación difícil e intermitente con su mujer bipolar. Uxbal sobrevive en la ilegalidad, haciendo de mediador entre una fábrica que explota a inmigrantes chinos y los africanos que venden la mercancía por las calles de Barcelona.

Se trata de un filme duro, realista, a ratos sórdido y deprimente -con una fantástica fotografía de Rodrigo Prieto- aunque el director lo considera su trabajo "más esperanzador, con diferencia", porque "al final la esperanza está en cómo reaccionas ante los desastres, en cómo ayudarnos a nosotros mismos y a los demás". Es además el primer largometraje que realiza sin el guionista con el que siempre había trabajado, Guillermo Arriaga, a quien no parece haber echado en falta, pues asegura que es la única película de la que se siente "completamente satisfecho".

Tras Babel (2006), que le llevó a recorrer medio mundo, Iñárritu se sintió "exhausto" y se prometió que su siguiente proyecto sería mucho más simple. A la postre, Biutiful ha sido "tan difícil de realizar como cualquier otra". Es una historia lineal, lo que fue un desafío para Iñárritu, propenso a las historias cruzadas y los saltos en el tiempo. En el fondo, dijo, "es lo mismo, pero diferente". "Antes contaba historias complejas de forma simple y ésta es una historia muy sencilla. Es Babel en una escena", precisó.

Todo el peso de la película recae en Bardem, que tiene un personaje muy intenso, tanto como el proceso necesario para prepararlo, explicó el actor, quien resaltó que hacer este trabajo le permitió "ir a muchos lugares en los que un actor crece como profesional". Sobre su trabajo con Iñárritu, señaló que el director sabe "cómo cuidar los detalles de las interpretaciones". Algo que le ayudó a desarrollar un personaje rodeado de corrupción y explotación y "que trata de sobrevivir en ese mundo". "Alguien que no quiere perder lo principal de la vida, que es el amor y la compasión", añadió el intérprete.

Un trabajo extraordinario y lleno de matices, con gestos apenas esbozados que dicen mucho de la historia y merecedor, sin duda, del premio de Cannes al mejor actor. Bardem aseguró que las películas que realmente le interesan son las que tienen "significado". Y eso es lo que encontró, dijo, en la cinta de Iñárritu. El mexicano le devolvió pronto las flores: "Es un actor en el que cosas mínimas significan un montón. Sólo un actor como Javier podía hacer un papel tan complicado como el de Uxbal".

El también director de Amores perros y 21 gramos definió su último filme como "humano", pues "habla de cosas humanas que son reales" y refleja la "verdadera experiencia", que es "la intimidad". Y en un momento en el que todo el mundo se twitea o se envía e-mails, sostuvo el autor, "la intimidad es una provocación".

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