Novedad discográfica

Acuyo regresa al haiku inspirado por el agua

  • El poeta granadino vuelve a esta composición poética tradicional de la cultura oriental para filtrarla por el tamiz de la métrica y la filosofía de la tradición de las letras hispanas

Acuyo regresa al haiku inspirado por el agua

Acuyo regresa al haiku inspirado por el agua / Antonio L. Juárez/ Photographers (Granada)

Francisco Acuyo ha vuelto a cultivar una composición poética en la que se siente especialmente cómodo: el haiku. El autor granadino ya trabajó sobre esta forma tradicional de la poesía oriental en los Haikus sobre la Alhambra para plasmar diferentes sentimientos y sensaciones inspiradas en el monumento nazarí y en algunos elementos de su entorno, como el Carmen de los Mártires o el de los Rodríguez-Acosta. Tras aquella obra publicada en 2014, ahora regresa con sus Haikus del agua.

Las dos volúmenes tienen concomitancias pero también notables diferencias propias de la evolución poética del autor, pero no exclusivamente por ese motivo. La primera vio la luz en la editorial granadina Entorno Gráfico, de la que es director artístico Acuyo, mientras que ahora la responsable de la publicación es una editorial francesa, Petit Véhicule.

Ese hecho marca buena parte de las diferencias entre ambas. Así, si la primera era novedosa por su presentación también en formato electrónico, en este caso la obra cuenta con una cuidada edición artesanal, cosida a mano. Y, por el país de procedencia de la misma, la obra se presenta en formato bilingüe español-francés gracias al trabajo de traducción de Joëlle Guatelli-Tedeschi.

En ambos casos, las obras están ilustradas. Pero si en 2014 la firma de las imágenes correspondía a Francisco Fernández, en este caso la autoría es de Luc Vidal, editor de Petit Véhicule. El poeta francés conoció a Acuyo durante una estancia en Granada. “Entorno Gráfico ha publicado obra suya y descubrió mis haikus a través de mi web, se interesó por ellos y me pidió publicarlos”, relata Acuyo.

Fue así como surgió un libro que se circunscribe al rigor métrico del haiku, todo un reto para cualquier poeta por las “exigencias” que impone, pero en el que Acuyo afirma haberse concedido una mayor “libertad temática”, con una mayor carga filosófica respecto a su anterior trabajo. Incluso se ha atrevido a hacer algún guiño a las formas métricas de la tradición española, como la seguidilla, con el que el haiku guarda algunas similitudes formales, como el juego con los versos de 7 y 5 sílabas.

En los dos libros, aunque den pie a pensamientos menos contemplativos y de mayor profundidad filosófica, el tema vuelve a ser la naturaleza, el agua, en todas sus modalidades. Como el propio Acuyo señala en el prólogo: “El agua del mar, del río, del lago, de la fuente, del manantial, el agua nieve, el agua hielo, el agua espejo, el agua lluvia, el agua madre, el agua muerte y el agua vida”. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios