Adiós a Claribel Alegría, una brillante luz en la poesía del compromiso social

La escritora nicaragüense, ganadora del premio Reina Sofía, fallece a los 93 años

Discípula de Juan Ramón Jiménez, mantuvo un estrecho vínculo con Granada a partir de su afición por Lorca

Claribel Alegría y Ernesto Cardenal, sentados en un banco de la Huerta de San Vicente, en la inauguración de la tercera edición del Festival de Poesía de Granada. / FIP
Isabel Vargas · Agencias

Granada, 26 de enero 2018 - 09:52

Madrugada en Granada. Una octogenaria sale del Camborio, la famosa sala de fiestas situada en pleno corazón del Sacromonte, acompañada de Benjamín Prado. Ambos bajan la cuesta de los Chinos en busca de un taxi que les lleve de vuelta a casa. No hay ni uno a la vista. Al poco rato, un coche pasa por la zona cuando al poeta madrileño no se le ocurre otra cosa que intentar parar el vehículo al grito de "pare y recoja a la mejor poeta del mundo" en alusión a Claribel Alegría. El automóvil se detuvo y acabó llevando a la poeta nicaragüense de vuelta a su hotel. La anécdota, que se vivió la noche de la inauguración de la tercera edición del Festival Internacional de Poesía de Granada, en mayo de 2006, refleja en gran medida la vitalidad de la escritora, una luz en la poesía del compromiso social que ayer se apagó a los 93 años en Managua. Ganadora del Premio Reina Sofía el año pasado, dice adiós una de las voces más importantes de las letras y los versos en español sólo unos días después de la muerte de Nicanor Parra (San Fabián de Alico, 1914-Santiago, 2018).

Discípula de Juan Ramón Jiménez, Alegría mantuvo un estrecho vínculo con esta ciudad a partir de su afición por los versos de Federico García Lorca. "Granada es una ciudad ideal para la poesía. Me encantaría vivir aquí al menos un año", reconocía en la inauguración del tercer Festival Internacional de Poesía de Granada, donde dio un excelso recital que muchos recuerdan a día de hoy. La escritora, una de las más comprometidas socialmente de la poesía hispanoamericana, no dejó aquel día en el tintero sus recuerdos sobre el autor de Romancero Gitano, cuya tumba estuvo buscando a finales de los años sesenta en una de sus primeras visitas a la ciudad. "Por esa época", recordó ante un grupo de periodistas antes de realizar su lectura poética en La Chumbera, "mi marido y yo leímos un libro de Ian Gibson en el que se narraba que por entonces no se sabía dónde estaba enterrado García Lorca. Nosotros fuimos a Víznar y llevamos flores. Para mí fue una emoción muy grande aquel día". Hasta tal punto, que Alegría dedicó un largo fragmento de su poema Solo a Federico García Lorca que quiso recitar ayer tarde como su personal homenaje al poeta y la ciudad.

"Granada es una ciudad ideal para la poesía. Me encantaría vivir un año aquí", declaró Alegría

Claribel Alegría también recordó ese día a otro de los grandes poetas españoles de todos los tiempos, Juan Ramón Jiménez, a quien conoció en Washington D.C. "Recuerdo que cuando le escribí para decirle que iba a visitarlo y que quería conocerlo, él me envió una foto muy linda en cuyo reverso había escrito: 'Para queme reconozcas'". Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí, su esposa, se tomaron mucho interés por la carrera poética de Claribel Alegría. "Durante años no me hizo ni un halago a mis poemas. Pensaba que no le interesaba, hasta que un día Zenobia me dijo que me iba a dar una sorpresa y me mostró, mecanografiados, unos poemas míos que Juan Ramón había elegido como entre los mejores", recordó la escritora.

La autora fue galardonada el pasado año con el XXVI Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana que conceden la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional. En declaraciones a Efe tras lograr este galardón, Alegría aseguró que el galardón coronaba su larga carrera literaria. "Siento, porque ya estoy al final de mi vida, tengo 93 años, que con este premio cierro mi carrera y estoy feliz porque he hecho lo que he podido", declaró la escritora, que logró este premio al que concurrieron un total de 71 candidatos. El pasado mes de noviembre viajó a Madrid para recibir de la reina Sofía esta distinción, lo que la convirtió en la primera mujer de Centroamérica en lograr este reconocimiento.

Eterna candida al Premio Lorca de Poesía -en la última edición fue una de las autoras con más peticiones-, Daniel Rodríguez Moya, coodirector del Festival de Poesía de Granada e íntimo amigo suyo, reconoció ayer a este periódico que "se quedó siempre con la espinita de haberlo recibido". "Ella me lo decía siempre: 'No es por el dinero, ni por el galardón propiamente, es por el nombre de Lorca y lo que ello conlleva", rememoró el periodista granadino, que recalcó que Alegría era siempre "una de las favoritas entre los aspirantes", entre los que también estuvo el año pasado Parra.

Hija de un médico de origen nicaragüense y una madre salvadoreña, Claribel Alegría estudió en Estados Unidos en los años 40, donde contrajo matrimonio con Sarwin J. Flakoll. Conjuntamente firmaron algunos escritos y tradujeron del inglés a Robert Graves, vecino suyo en la isla de Mallorca. El matrimonio mantuvo amistad con figuras de las letras hispanoamericanas como Juan Rulfo, Julio Cortázar, Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa, entre otros.

Miembro de la llamada Generación Comprometida, nacida en Estelí (Nicaragua) en 1924 y residente en El Salvador desde que era una niña, Alegría mantuvo durante toda su carrera su compromiso con la resistencia no violenta, en contra de los regímenes dictatoriales y de las guerras e injusticias sociales. Alegría publicó su primer libro de poesía, Anillo de silencio, en 1948 y desde entonces escribió otros 24, así como una decena de novelas, donde demostró su compromiso social.

La escritora, con una trayectoria de siete décadas dedicadas a la poesía, puede ser considerada una "matriarca" de las letras hispanas, destacó ayer el presidente de Patrimonio Nacional, Alfredo Pérez de Armiñán.

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