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Adiós a Raimundo Heredia, uno de los flamencos más ilustres del Sacromonte

  • El bailaor granadino murió ayer tras ser hospitalizado por un ictus el viernes

  • "Llevó el nombre de esta ciudad y de su barrio por medio mundo", recalca Curro Albaicín

La última aparición pública del artista sacromonteño fue en la presentación de su homenaje, hace apenas una semana.

La última aparición pública del artista sacromonteño fue en la presentación de su homenaje, hace apenas una semana. / Carlos Gil

El arte jondo granadino dice adiós a uno de sus bailaores más veteranos e internacionales. Anoche fallecía Raimundo Heredia a los 79 años tras ser hospitalizado por un ictus el viernes. "Los brazos más bonitos del flamenco", en palabras de personalidades tan importantes como Cristina Hoyos, Curro Albaicín y Eva Yerbabuena, se movieron por última vez el pasado 24 de febrero durante un gran homenaje en el auditorio Manuel de Falla organizado por Albaicín y Juan Andrés Maya. Estrella Morente, Rafael Amargo, Marina Heredia, Juan Habichuela Nieto, Kiki Morente y Manuel Fernández Montoya El Carpeta, entre otros, actuaron en la emotiva gala. "Estamos destrozados, pero al menos recibió un homenaje en vida como se merecía después de llevar el nombre de Granada por medio mundo. No te imaginas lo contento que estaba", rememoró ayer Albaicín, que sólo tuvo palabras de agradecimiento para "un hombre bueno" que él mismo considera su "hermano mayor". El funeral tendrá lugar hoy a las 19:00 en el cementerio de San José.

Los primeros bailes, rememoraba muy lúcido hace una semana en una entrevista con este periódico, se los pegó "a los ocho años en las cuevas del Sacromonte, en concreto en la cueva de la Rocío". A esa edad, un concertista de guitarra llamado Dan Grehöln se fijó él. Le prometió que volvería a por él cuando cumpliera 14 años. Y así fue. Heredia emborrachó a su padre para escapar de casa -y del hambre- y acabar embarcando a Suecia, donde pasó una década de su vida. "Me fui sin saber leer ni escribir, pero a los tres meses ya hablaba el idioma. Quería estudiar para dentista en Estocolmo, pero seguí bailando. Lo hacía en todas partes, hasta en la Ópera de Estocolmo -junto a la famosa bailarina parisina Yvette Chauviré- y después me puse a recorrer el mundo entero", contó entusiasmado.

Heredia aprendió el oficio con los mejores: Juan Sánchez Valencia y Rendón Ávila El Estampío, la gaditana Regla Ortega y Antonio El Bailarín. También estudió clásico con Héctor Zaraspe, el que fuera maestro privado de Margot Fonteyn y Rudolf Nureyev. El artista granadino explicó en una entrevista a Granada Hoy que "para bailar bien flamenco hay que tener duende, pellizco, hay que trasmitir". "Quien lo siente mucho es mi nieta Marina Heredia, muy buena bailaora, y cada vez que la veo seme saltan las lágrimas", reconoció tras la presentación del espectáculo benéfico celebrado hace una semana.

El artista granadino perdió una pierna el año pasado. "Le prometimos que en el momento que todos pudiéramos le íbamos a organizar un homenaje para que tuviera una prótesis o una silla eléctrica", declaró Maya hace una semana en la presentación del homenaje al bailaor, donde subrayó que Heredia es "una raíz del Sacromonte porque fue él uno de los primeros que salió de allí y llevó el nombre de la ciudad por decenas de ciudades". El bailaor, que se retiró a los 60 años orgulloso de haber bailado mucho y haber recorrido medio mundo, dejó ayer este mundo causando una conmoción enorme en el mundo del flamenco granadino. No se olvida una de las últimas frases que dijo a este periódico con una sonrisa en la boca: "Que me quiten lo bailao". Olé.

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