Artes plásticas

Afortunado caleidoscopio de imágenes

  • El granadino Pedro Cuadra expone en la Sala Pescadería Vieja de Jerez dentro del marco de la conmemoración de las bodas de plata del espacio expositivo

La última muestra de Pedro Cuadra.

La última muestra de Pedro Cuadra.

La Pescadería retoma su programación tras las muestras que han cubierto los actos conmemorativos de los veinticinco años como sala de exposiciones. Lo hace, además, con la obra de un importante pintor granadino, Pedro Cuadra, miembro por derecho de ese esclarecedor y numeroso grupo de artistas granadinos que, en estos momentos, forman parte de la mejor plástica española y están presentes en los más significativos círculos artísticos. En Granada, la cultura en general y el arte en particular, no es un episodio de segunda fila y se suceden, sin solución de continuidad, hechos de capital importancia que redundan en una puesta en escena permanente y con los máximos apoyos. Por eso, el número de artistas es grande en cantidad y, sobre todo, en calidad y las instituciones –Universidad y Diputación, principalmente- trabajan, con ahínco, para que el resultado sea una realidad y no el fruto de extrañas casualidades. 

Pedro Cuadra fue alumno de la Facultad de Bellas Artes de Granada, esa magnífica factoría donde se genera motivación, cuidado, energía, intención, sabiduría, compromiso… y lucidez para que el antiguo Manicomio de Granada –la sede de la Facultad– no sea sólo una fábrica de hacer futuros profesores de instituto sino para que, además, surjan numerosísimos artistas de primerísima magnitud, bien formados, bien motivados y con las perspectivas hacia la profesión artística perfectamente consolidadas.

Tras la terminación de los estudios afrontó, con decisión, la carrera artística y, ahora, se encuentra situado en lo mejor de la escena creativa; pisando con fuerza los mejores estamentos y produciendo una obra apasionante, de muchos enteros y calidad contrastada. Su reconocimiento como pintor es unánime y ha conseguido premios de importancia tanto a nivel nacional como internacional –fue finalista del Laguna de Venecia, uno de los más importantes del mundo sobre el dibujo y, junto a otra granadina, Belén Mazuecos, los dos únicos españoles entre más de diez mil participantes-.

Una de las piezas de Cuadra. Una de las piezas de Cuadra.

Una de las piezas de Cuadra.

Su obra

La pintura de Pedro Cuadra es importante de principio a fin. Se sustenta en un dibujo poderosísimo, en unas estructuras compositivas muy bien delimitadas y en un concepto perfectamente estructurado para que defina sus líneas artísticas conformantes. Además, su obra manifiesta un conocimiento exacto de la realidad artística actual. No se deja llevar por los efectismos miméticos de tantos como buscan en la figuración un fotorrealismo virtuoso que sólo conduce a epidérmicos resultados, a falsas empatías para los que sólo se conforman con concreciones superfluas y fáciles argumentaciones emocionales. Por sus cuadros discurre una amplísima galería de imágenes que, solas o en grupo, desentrañan nuevos universos significativos. Se vale de composiciones figurativas, generadas desde fotomontajes digitales que él, más tarde, pinta, para formar una suerte caleidoscópica que abre las perspectivas semánticas y organiza una nueva realidad, cargada de simbolismos y sustentada en conexiones sutilmente integradas a modo de collage pictórico que provoca máxima inquietud a la mirada. 

Una de las obras de Pedro Cuadra Una de las obras de Pedro Cuadra

Una de las obras de Pedro Cuadra

La perfección técnica que mantiene en todo momento el artista se observa en las permanentes aventuras pictóricas con las que afronta cada pieza. Las grisallas de colores terciarios se complementan con poderosas imágenes llenas de un colorido vibrante que yuxtaponen la forma plástica y deja que la mirada se sitúe en un permanente diálogo de presencias y ausencias, de verdades a medias y de bruscas rupturas que reafirman la propia realidad de lo representado.

Pedro Cuadra es un perfecto director de escena. Maneja los tiempos y las imágenes; compone cuadros que mitiga la ficticia perfección de lo real y concede nueva estructura a la representación para producir bellos guiños de ambigüedad que aumentan el propio desenlace compositivo. Realidad y ficción que juegan al corro, que se miran al bies, sabiendo lo que se hace, lo que se quiere y lo que se pretende; buscando, en definitiva, espacios de expectación donde la mirada encuentre verdades y mentiras de posibles connotaciones inimaginables.

Como escribí en el catálogo de la muestra: “… Por sus obras transcurren personajes reales que mudan la piel, que trasgreden los hábitos de lo cotidiano, que dejan de ser ellos para comenzar una actuación llena de teatrales posiciones “. La obra de Pedro Cuadra no deja indiferente. Nos transporta a un universo presentido, a un contexto distópico, a una realidad a contracorriente que nos deja sumergirnos en las fantasiosas perspectivas de un teatro inmediato donde todo puede ser posible.

La nueva exposición de Pescadería nos deja acercarnos a una pintura total, sin complejos; con la modernidad manifestando los esquemas de lo eterno. En Jerez se hace presente esa pintura que no tiene tiempo ni edad porque descubre los registros de un arte sin fronteras.

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