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Belleza y placer contra el tiempo

  • Les Musiciens du Louvre supo hacer llegar al público del Palacio de Carlos V la esencia de la ópera italiana

La Belleza. El Placer. El Desengaño y como siempre el Tiempo. Figuras alegóricas que se desenmascaran a lo largo de la ópera de George Frideric Handel El triunfo del Tiempo y del Desengaño que anoche entusiasmó al público del Palacio del Carlos V. La ópera italiana con libreto del cardenal Benedetto Pamphili, obra maestra del lirismo italiano, supo cuajar entre los asistentes en la primera actuación que Les Musiciens du Louvre, dirigidos por el virtuoso Marc Minkowski, ofreció a la ciudad.

Justo antes de comenzar, una de las violinistas salió del escenario mientras sus compañeros se reorganizaban. El solista fundía su violín con el resto de intérpretes en un alarde de afinar al unísono con todo el conjunto. El silbido atronador de las cuerdas era el único murmullo que escuchaba el patio de butacas y que trajo de nuevo a la violinista ausente.

Un alegre adagio abría el espectáculo con los principales violinistas en pie, fundiendo sus figuras con el director de la orquesta, Marc Minkowski. Oboes y flautas hacían el perfecto contraste en la sonoridad de la orquesta. Partitura en mano, la Belleza hace su aparición de azul eléctrico. En un alarde de dominio y control, Minkowski dirigía con sus manos y sin batuta hacia la cantante y Les Musiciens du Louvre. Y llegó el placer de rosa y plata invadiéndolo todo. El tiempo, interpretado por Kresimir Spicer introdujo un desengaño disfrazado de blanco. La primera aparición del tiempo, de negro, puso la voz a la implacable figura que representaba en claro contraste con las voces femeninas de la Belleza, el Placer y el Desengaño.

El barroquismo de la obra no sólo hizo acto de presencia en las notas musicales de Handel, sino también en la falta de traducción a lo largo del espectáculo, lo que pudo denotar la especialización del público bien familiarizado con el lenguaje italiano y con la obra operística del músico alemán.

Un tímido Placer se mezcló con la orquesta en un momento del primer acto hasta llegar a confundierse con ellos para dar paso a un inquisitivo Tiempo, formando un cuarteto que cerró el primer acto.

La segunda parte comenzó con un solo del tenor Kresimir Spicer en el que siguió teniendo una mayor presencia hasta el final, mostrando así cómo el paso del tiempo va apoderándose de la escena. La cita con Handel y su ópera italiana terminó con un aria de la Belleza que puso punto final con los aplausos del público.

Las figuras alegóricas mantuvieron una lucha constante entre la Verdad y el Tiempo que vuela y arrasa los valores más huidizos y efímeros, como son el Placer y la Belleza, que creen ser dueños de sí mismos.

El primer concierto que Les Musiciens du Louvre ofreció a la ciudad de la batuta virtuosa de Marc Minkowski resaltó la belleza de los cuatro solistas que daban vida a los principales retos y miedos de la humanidad: el Tiempo, representado por la voz masculina del tenor Kresimir Spicer iba marcando el paradigma que supone para la Belleza y el Placer el paso de los minutos, de las horas, de los días, de la vida. De esta manera llega el Desengaño, de la voz de la contralto Nathalie Stutzmann, la parisina elegante y versátil del momento lírico.

Fundado en 1982 por Marc Minkowski, Les Musiciens du Louvre se ha consagrado como uno de los grupos de referencia en el terreno de la música antigua, siendo elogiado desde sus comienzos por sus brillantes interpretaciones de la música de Purcell y Handel.

Muy pronto su popularidad creció notoriamente y tuvo como consecuencia la expansión de su repertorio en busca de nuevos horizontes: Monteverdi, Mozart son algunos de los estilos con los que se atreve esta agrupación. Esta trayectoria les ha llevado de forma natural a adentrarse en el repertorio clásico y sinfónico, y siempre fieles a sus orígenes, cuidando de forma especial la música francesa del siglo XIX.

Con sede en Grenoble desde 1996, la orquesta de Les Musiciens du Louvre expandió sus actividades en el año 2005 al crear un centro de formación para artistas y amateurs, el Atelier des Musiciens du Louvre Grenoble, donde Marc Minkowski ha nombrado a Mirella Giardelli como la directora artística.

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