Artistas de Granada

Carmelo Trenado, el entusiasmo del arte por el arte

Carmelo Trenado, el entusiasmo del arte por el arte

Carmelo Trenado, el entusiasmo del arte por el arte

Llegó a Granada desde su Murcia natal  tras haber pasado por la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y de la de San Fernando de Madrid. Formó parte de aquel grupo de artistas que en la ciudad buscaban clarificar horizontes artísticos nuevos, tantos años con brumas resabiadas. Su apasionamiento le hizo, pronto, contactar con aquellos que, como él, ansiaban un arte abierto, claro y de perspectivas diáfanas. Cuando la Facultad de Bellas Artes, tan necesaria y que tanto aportaría al discurrir del arte en la ciudad, inició su andadura, Carmelo Trenado era un nombre casi obligado para contar con él en aquel iniciático proyecto universitario. Era un pintor sólido, en posesión de una pintura personal e intransferible, portadora de un lenguaje propio y, además, un artista curtido en exposiciones de contrastada solvencia. En definitiva, lo que una nueva Facultad necesitaba para comenzar un camino al que muchos podían estar llamados, pero no todos estaban en posesión de un estamento como el que él presentaba. Desde un primer momento ha sido una referencia absoluta para multitud de jóvenes estudiantes que veían, tras sus exigentes planteamientos docentes, los parámetros de obligado cumplimiento con el que afrontar una profesión dura y con muchos perfiles. El Profesor Trenado fue, hasta su jubilación, un sabio motivador de intenciones, un determinante instructor, un enseñante riguroso y un maestro que está para lo que debe estar un maestro.

La docencia universitaria es compartida, de manera permanente y constante, con el ejercicio activo de la pintura; dos actividades en la carrera de Carmelo Trenado que son tangentes y a las que impone el mismo tratamiento de seriedad y rigurosidad.

Como artista, Carmelo Trenado ha sido siempre un autor consciente. Su naturaleza pictórica parte de un conocimiento absoluto del elemento plástico, de una técnica indiscutible que es base sustentante para todo; es creador que no cree en experiencias superfluas sin fundamentos bien formulados plásticamente. Por eso, su trabajo está muy acertadamente acondicionado desde la solidez del que conoce el estamento artístico. Eso siempre se lo ha hecho ver a sus alumnos. Primero lo primero y, más tarde, ser artista. En su pintura todo esto se observa claramente y se ha observado desde el comienzo de su carrera. En sus obras hay un consciente desarrollo formal, un trabajo pictórico conjuntado, fundamentado en el conocimiento y dominio de la técnica, de la forma que es arquitectura que sostiene el hecho artístico.

 A lo largo de estos años, Carmelo Trenado ha mantenido un planteamiento artístico lleno de trascendencia creativa. Su obra descubre a un pintor dominador de la forma y del fondo;  también a una materia que posiciona una realidad con los elementos representativos justos, muy bien definidos para que establezcan esas fórmulas de una concreción enmascarada en un poderoso medio material. En su pintura el espectador siente, de manera clara, el poder de los elementos pictóricos y, además, encuentra sutiles referencias de lo real, de una particular representación de modelos velados que el artista hace entrever entre la maraña compositiva y que, a veces, sólo son meras evocaciones, justas situaciones coloristas que llevan a la presunción de espacios inmediatos.

"Su obra descubre a un pintor dominador de la forma y del fondo".

En la pintura de Carmelo Trenado nos encontramos la norma preclara de un artista artista. En su obra no existen medianías; todo parte de un lenguaje justo, redondo, sin estridencias; un lenguaje que es modo Trenado, sin dudas, sin exuberancias; todo llevado hasta su forma exacta desde un preclaro  planteamiento pictórico; ese que desentraña la figura de un pintor pintor, el que transcribe los postulados de la materia plástica en su más esencial manifestación. La obra de Carmelo Trenado es personal, no posibilita encuadres erróneos; marca las directrices de un artista que conoce el medio, que no da puntadas sin hilo y que, como ha hecho siempre ver a sus alumnos, hay que ser pintor, dominar la forma, ser consecuente con los modos conformadores y, más tarde, llegar a formular los postulados de la verdad artística.

Por eso, Carmelo Trenado, cuando adopta un sistema representativo distinto a la pintura, sigue siendo Carmelo Trenado. Eso lo hemos visto en sus contundentes proposiciones fotográficas. Tras cada uno de los encuadres por él realizados se adivinaba ese domino formal que luego decantaría en la propia expresión artística.

La larga trayectoria de este autor ha estado posicionada en los postulados verdaderos del arte; esos que no engañan, que ofrecen entusiasmos creativos, que convencen por el continente y por el contenido; que no es producto de la fría experimentación que, a veces, casualidades de la vida, puede eclosionar en un efectista sistema; pero que, tarde o temprano, hace cantar a la gallina. En la obra de Carmelo Trenado no hay fisuras. Su pintura -como la fotografía- establece los sistemas creativos de una verdad sin reveses.

Carmelo Trenado, ahora como antes, es un auténtico referente para muchos. El entusiasmo del arte por el arte.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios