2026: ¿El año de las compañías medianas y pequeñas?
Comienzo de festival
Compañía Teatro del Velador. Autora: Feliciana Enríquez de Guzmán. Adaptación y dramaturgia: Juan Dolores Caballero. Intérpretes: Benito Cordero, Luis Ruiz-Medina, J. José Macías, Mostapha Bahja, Eva Rubio, Mari Paz Sayago, Rocío Borrallo, Álex Peña, Abel Mora, J. Luis Corrientes. Música: Inmaculada Almendral. Vestuario: May Canto. Dirección: Juan Dolores Caballero. XV Festival de Teatro de Humor. Casa de la Cultura. Santa Fe. Fecha: 9 de octubre.
De la mano de un entremés de Feliciana Enríquez de Guzmán, poeta y dramaturga del Siglo de Oro, da comienzo la vigésimo quinta edición del Festival de Teatro de Humor. De viernes a domingo, durante dos fines de semana consecutivos es la ocasión para acudir al encuentro de artistas y compañías asiduas al festival como El Espejo Negro o Leo Bassi, junto a otras que se dan a conocer como la alemana, Familia Flöz, o Los Excéntricos, afincada en Cataluña. Las Noches Golfas traen jazz, rock y blues en el pub Alexis Viernes, y como novedad este año se inaugura la programación de un espectáculo infantil, Katastroff Circus, de La Pulga Teatro.
Bajo la dirección de Juan Dolores Caballero, Las gracias mohosas sirven bien a la puesta en escena del feismo grotesco que caracteriza el trabajo de la compañía Teatro del Velador. Si ya eran poco agraciadas y agraciados en el texto original las tres hermanas casaderas y sus seis pretendientes, en la puesta en escena del Velador, la caracterización de los personajes sublima el negativo de toda belleza, pureza o bondad. Esta versión adapta tanto el texto como el contexto. Reubica la pieza: extrae el entremés de la Tragicomedia de los jardines y campos sabeos a la que pertenece ubicándola dramáticamente en la procesión del Corpus. Esta elección de la dramaturgia no termina de justificarse en escena porque no añaden una porción de sentido relevante y se reduce a la presencia de una Custodia en escena y al amago de una procesión inicial por la que se incorporan los personajes.
Cuestión secundaria ésta ante lo que parece el problema principal de la pieza. La dicción de los intérpretes hasta bien entrada la obra no se entiende. Pero ojo, porque no es un problema devenido del actor o actriz, sino de la caracterización. Han de extremar esa precaución.
A partir del torneo en el que los aspirantes se enfrentan para hacerse con la mano de alguna de las tres gracias casaderas la pieza toma rienda e intensidad. Compiten cual guerreros, artistas cantaores o poetas. La justa se convierte en divertida e improvisada zambra flamenca.
El final transgresor de la pieza, por el que incapaces de elegir deciden casarse las tres gracias con los seis pretendientes, deja ver en escena la manera en la que estos seres deformes, tullidos, harapientos alcanzan dignidad al reacomodar nuestra retina cuestionando la norma -de lo bueno y lo bello- desde su envés.
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