Crítica del Mesías participativo de la OCG en Granada

Una acertada visión del 'Mesías'

  • Es una suerte contar en Granada con un coro y una orquesta como los nuestros

Interpretación de ‘El Mesías’ participativo en el Manuel de Falla.

Interpretación de ‘El Mesías’ participativo en el Manuel de Falla. / G. H.

La Orquesta Ciudad de Granada dio comienzo a la Navidad con la tradicional interpretación de El Mesías de Georg Friedrich Händel, una obra tradicional ya en estas fechas que un año más se interpretó en una impactante y espectacular versión participativa. En el escenario estuvieron la OCG y su coro, y en la sala más de trescientas voces pertenecientes a once formaciones corales granadinas completaron este granado elenco musical, todo ello bajo la dirección de Carlos Mena.

No es fácil enfrentarse al Mesías, quizás el oratorio más conocido e interpretado de la historia. Tradicionalmente ligado a la Navidad, este oratorio de Händel contienen una carga semántica que va más allá de la felicidad de esta festividad, pues en sí es un resumen del sacrificio de Cristo y la salvación de la humanidad en toda su dimensión teológica. Musicalmente hablando, podemos decir que es también una de las cumbres del género oratorio, si bien la particular interpretación de Händel, que mezcla la tradición protestante centroeuropea con el estilo operístico italiano, la convierten en un deleite para los sentidos y el intelecto.

La dirección del Mesías de Carlos Mena constituyó toda una lección de interpretación con tintes históricos, ya que tomó varias decisiones interpretativas muy acorde con el espíritu de la obra. La interpretación de Carlos Mena ha sido como una brisa de aire fresco en una tradición interpretativa larga y de gran diversidad. El director concibió la obra desde una óptica menos escolástica y más purista, tratando de rescatar las sonoridades y los tempi que debieron pertenecerle en su origen.

Así, redujo a nuestra OCG a una textura de orquesta barroca, ya que el conjunto instrumental fue bastante reducido; también estableció una acertada dinámica de terrazas y calibró la sonoridad de cuerdas y vientos para buscar una tímbrica desnuda de todo efectismo; el obligado apoyo del clave y el órgano en el bajo continuo y la contención de sonido completaron su visión. Con todo, la versión de este año resultó sumamente agradable, a la vez que efectista al contar con el Coro de la OCG como coro de escenario y al masivo coro participativo distribuido por toda la sala. Con esta búsqueda de autenticidad y coherencia artística se demostró una vez más la ductilidad de nuestra orquesta y su bondad interpretativa, que puestas al servicio de un proyecto coherente dan como resultado una magnífica interpretación.

El cuarteto solista estuvo formado por cuatro voces de considerable valía, si bien hubo que lamentar cierta descompensación ante las necesidades de la obra en el estilo de las voces masculinas. Sin lugar a dudas destacó por su belleza tímbrica y precisión técnica la soprano Jone Martínez, que nos dejó maravillados con cada una de sus intervenciones, y muy particularmente en sus arias de la tercera parte.

También fue excepcional la interpretación de la contralto Federica Carnevale; no es fácil afrontar la parte de alto del Mesías, concebida para una voz de contratenor en muchos casos, pues se requiere una amplia tesitura, con presencia en las notas graves y ligereza en las agudas, algo que esta cantante demostró dominar. Su voz fue clara y bien modulada, con una riqueza de armónicos de gran belleza y con la agilidad y ligereza necesarias para este oratorio. Completaron el cuarteto solista Valerio Contalde en las partes de tenor y el bajo Víctor Cruz. Ambos mostraron un timbre bien colocado pero sin demasiada cobertura, y una voz natural y precisa con una adecuada interpretación aunque por momentos fuera de estilo.

Con todos estos elementos, la interpretación del Mesías de Carlos Mena resultó diferente y renovada, quizás no tan espectacular como la de otros años, pero en cualquier caso cargada de bellos momentos de mayor sutileza interpretativa. La expresividad y júbilo del Amen final todavía resuena en nuestros oídos, recordándonos que es una suerte contar en Granada con un coro y una orquesta como los nuestros

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