"Debo pagarme mi patente de loco por todos los líos en que me meto"

Música hoy

El músico repasa esta noche sus mejores temas en un concierto "sin vergüenza"

El actor y músico Pablo Carbonell ofrece esta noche un concierto en la sala El Tren.
G. Cappa / Granada

24 de enero 2009 - 05:00

Dispuesto a seguir con la estela de éxitos de aquellos célebres tiempos en los que caían los sujetadores por doquier al suelo del escenario, Pablo Carbonell llega esta noche a la sala El Tren de Granada para cantar en directo todas las verdades que también es capaz de soltarle a cualquier político en cuanto le dejan un micrófono en la mano.

-¿Qué repertorio toca últimamente en sus conciertos? ¿Recupera algún tema de LosToreros Muertos?

-¿Me estás preguntado si voy a cantar Mi agüita amarilla? Pues sí, la primera o la segunda, para que la audiencia se relaje. Por cierto, el otro día me di cuenta de que esa canción la hice antes de Los toreros muertos. Es mi primera canción. Podía haberme callado luego...

-Grabó Si lo llego a saber, de Krahe. ¿A quién no le hubiese regalado las Memorias de Adriano?

-Un libro se debe regalar a todo el mundo. Todo el mundo se lo merece. Cuanto más mala gente sea una persona, más se merece que le regalen un libro. Además, las Memorias de Adriano son uno de los mejores libros que he leído; cuando lo estaba leyendo me di cuenta de lo bueno que era y volví a empezarlo para subrayar lo que me gustaba.

-¿De pequeño dijo "mamá, quiero ser artista"?

-No, pero casi, para poder pasar del Bachillerato dije: "Mamá, quiero ser ceramista". Y me puso a estudiar cerámica. Yo por escapismo quería vivir en el campo y hacer platos en un torno y pintarlos y cocerlos; lo encontraba la mar de distraído. Centrar la pella de barro me ponía cachondo.

-¿Qué une su carrera de músico, actor, director, reportero y presentador?

-Las ganas de no aburrirme y pagarme mi patente de loco en cualquiera de las disciplinas en las que me meto.

-¿El caradura nace o se hace?

-Al caradura lo hacen.

-Su primer disco fue 30 años de éxitos. Su discográfica, 18 chulos. ¿La ironía es una de las bellas artes?

-Sí, y el sarcasmo es una de las feas. El nombre de la compañía lo puso Faemino, que también dibujó el logo.

-¿Se le echaron encima las feministas cuando cantaba "mi mujer, se queda en la cocina. Y se está callada, y no lo estropea, y nos trae las cervezas"? ¿Sería impensable cantarla hoy en día sin que se le echara encima Bibiana Aído?

-Con permiso de esa señora, que no sé quién es, diré que cuando hice Manolito, la cual canto a menudo, bebía mucho y me violaban casi todos los días. Era intorelable. Salía, no sé si me echaban algo en la bebida, pero el caso es que siempre aparecía una tía y me violaba. Guillermo Piccolini, el compositor, me recuerda a veces la cara que tenía aquella mañana cuando le dije que me habían violado y hicimos la canción. Él me comprendía perfectamente porque el es argentino y a ellos también les pasa mucho. Y cómo en la época de la Movida estaba tan mal ser estrecho…, pues nada, a follar todos los días. ¡Qué aburrimiento!

-¿Es de esa generación que se subió a los escenarios para ligar más?

-Sí, pero yo no sabía que las chicas se lo iban a tomar tan en serio. Tuve que hacer canciones misóginas y algunas homosexuales y ni por ésas, ellas venga tirar sujetadores al escenario… ¡Qué agobio!

-En El hombre feo canta en primera persona "mi madre me daba el pecho, llorando y mirando el techo". ¿Hay que reírse de uno mismo para poder ironizar sobre los demás?

-Sí, claro, ésa es una de las máximas que mantuve durante mi paso por CQC y que después pocos han seguido. Las presentaciones de mis reportajes tenían que ser profundamente surealistas o directamente idiotas para pedirle a las autoridades que hicieran un poco el bobo conmigo. Esa canción denuncia la dictadura de la hermosura.

-En otro corte habla de su deseo de tener un niño. "Imagínatelo atracando a los vecinos, con una jeringa en la mano, enganchado a la heroína, robándonos la pensión, con un mono como King Kong". ¿Una invitación a la vasectomía?

-Ah, la mítica vasectomía…Tantas veces me la he planteado... Y ahora que he tenido una niña hace cuatro meses, Mafalda, y la veo reírse con nuestras tonterías me doy cuenta de que la felicidad es algo que no tiene sentido si no se comparte.

-Sevilla, líder de otro grupo músico-festivo como Mojinos Escozíos, también se ha hecho colaborador de un programa de televisión. ¿La música es una buena azotea?

-La gente suele tener idealizada las apariciones en televisión. La tele es un veneno porque la codicia, el dinero supuestamente fácil es muy tentador. Hace un mes me dijeron que se acababan las sustituciones de Wyoming en El intermedio. ¿Te quieres creer que me fui a casa muy contento? Pues sí. Me gustó mucho hacerlo una vez, cuando lo hicimos Santiago Segura y Corbacho, después cuando me contrataron ya no me hacía gracia. Era poco trabajo y sólo había que ponerle un poco de salero. Pues nada. Conseguí sin pretenderlo bajar la audiencia, me hubiera gustado que no hubiera sido así pero… adiós muy buenas. Lo siento por los compañeros que trabajaban conmigo, por Globomedia, por la Sexta, que me gusta, pero por otro lado descansé mental y moralmente de un trabajo que no me llenaba.

-Suele hablar con humor de ciertas pastillas que no son par el colesterol. ¿Está en la línea de Antonio Escohotado respecto a las drogas?

-Yo distingo entre drogas y experiencias cognitivas. Hay drogas a las que te enganchas y que no te llevan a ningún sitio, luego hay otras que son experiencias, a menudo agotadoras de las que sales enriquecido. Cary Grant las tomó mucho tiempo, cuando dejó de hacer películas, claro, y como era tan legal cuando prohibieron su uso dejó de recomendar el LSD a sus amistades pero afirmó que había muchos prejuicios sobre el ácido. Yo lo he tomado varias veces. La última vez hace muchos años y todavía mantengo las virtudes y los compromisos que adquirí entonces.

-Una canción dice Todas las personas son iguales. ¿En qué se parece usted a Jiménez Losantos?

-Yo también puedo ser un bocazas. De hecho, lo he sido, ahora soy mucho más comprensivo. Jiménez Losantos debería comerse un tripi urgentemente por el bien de la sociedad.

-¿Puede recordar algunas travesuras junto a compañeros como Santiago Segura, Wyoming o Krahe?

-Nosotros no somos traviesos, somos personas que nos negamos, en general, a madurar, que queremos aprehender la infancia, ser nosotros mismos y vivir en paz. En realidad, los mal llamados famosos nos juntamos porque con colegas podemos ser nosotros mismos, no necesitamos ni ser brillantes ni divertidos. Nos podemos relajar y nunca hablamos de nuestro trabajo público ni hacemos travesuras. Bastantes tenemos con hacerlas cuando estamos trabajando.

-¿Levantaría la ceja en apoyo de algún político tras experiencias como la de CQC?

-En general todos fueron amables y pusieron lo mejor de ellos mismos con nosotros. Si tengo que resaltar alguna característica de la clase política de entonces destacaría la paciencia. Eran buenos. Luego estaban esos políticos que se creen en posesión de la verdad y que mienten como bellacos. Aún así todos demostraron paciencia y un infantilismo, a veces perverso, pero sobre todo infantil.

-¿Ha sentido vergüenza, propia o ajena, en muchos momentos?

-Muchas veces. Por eso tengo que creer en lo que hago porque si no la sensación de vergüenza me anula.

-¿Un momento destacable?

-Bueno, éste no es manco...

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