El jazz vocal, por su elegancia y su brillantez, suele ocupar un lugar privilegiado en los gustos de los aficionados al género, aunque tal vez por la barrera idiomática es bastante menos habitual encontrar músicos que se atrevan con la voz en la escena española. Si a ese hándicap le sumamos otro hecho, que probablemente tenga que ver con ciertos prejuicios de género, por decirlo con suavidad, y que da como resultado que el jazz vocal sea un patrimonio ocupado casi en exclusiva por ellas, convierte en un fenómeno al borde de la extinción los cantantes masculinos de jazz en nuestra escena.

Pero que escaseen no significa que no existan y precisamente esa es la especialidad del argentino Eduardo López, un cantante de voz cálida que combina la sofisticación aterciopelada de los crooners con el virtuosismo y la exuberancia del scat, ese modo de imitar a los instrumentos de viento con la voz que dice la leyenda que inventó Ella Fitzgerald durante una grabación al olvidarse de la letra y no querer desaprovechar el momento de inspiración. La cita es, como cada jueves de verano, pasado mañana en la Plaza de Las Culturas, dentro del ciclo Jazz en la Plaza, que organiza la Fundación CajaGranada con la asistencia de la Asociación Ool-Ya-Koo en el Museo de la Memoria de Andalucía. Ed López, una rara avis dentro de nuestro jazz (por aquí es Julio Falero el único valiente en atreverse con el jazz vocal), que menciona a Kurt Elling, Michael Bublé o Harry Connick Jr. entre sus referentes, actualmente divide su tiempo entre España y Alemania, y ha actuado además en países como Estados Unidos, México o su natal argentina.

Especialista en estándares del jazz y de la bossa nova, también domina otros palos latinoamericanos como el tango o los boleros, como demuestra con su último proyecto que se titula, precisamente, Bolero Jazz. Con más de diez años de experiencia combinando clásicos con composiciones originales, en las que vuelca sus propias experiencias e inquietudes con una voz melosa y aterciopelada, el jueves actúa en Jazz en la Plaza acompañado por José Ignacio Hernández al piano, Miguel Ángel Pimentel con el contrabajo y Sergio Díaz a la batería.