Estefanía Abril y Ana Burgos ı Editora e ilustradora

“Ganivet fue un visionario cuando habló del hombre ‘ápodo’ del siglo XXI”

  • Premium Editorial rescata la obra literaria Las ruinas de Granada, de Ángel Ganivet, y presenta un álbum ilustrado de la obra hoy en los stands 29 y 30 de la Feria del Libro

Estefanía Abril, editora, y Ana Burgos Baena, ilustradora de la obra 'Las ruinas de Granada'.

Estefanía Abril, editora, y Ana Burgos Baena, ilustradora de la obra 'Las ruinas de Granada'.

Premium Editorial rescata Las ruinas de Granada, de Ángel Ganivet, publicado en 1899 y considerado el primer texto reconocido como relato distópico de un autor español y cargado de simbolismo referente a la ciudad nazarí que lo vio nacer. La obra vuelve a las librerías 120 años después en formato álbum ilustrado gracias al trabajo realizado por dos granadinas: Estefanía Abril y Ana Burgos Baena.

La primera es la editora de este texto que para ella es "una de las dos joyas de la ciencia ficción española más temprana, –la otra es Mecanópolis de Miguel de Unamuno–". La segunda es la ilustradora que tras un periodo en Barcelona se reencontró con Granada en este proyecto al que asegura haberle puesto "mucho cariño". "Que la ciudad que tienes que dibujar sea tu propia ciudad hace que, por un lado, sea muy sencillo imaginar el escenario y, por otro, estás tan involucrada que en ocasiones acabas exigiéndote demasiado por querer estar a la altura", explica Ana Burgos Baena, que durante cuatro meses analizó cada detalle de la ciudad nazarí con "las gafas de ilustradora", donde la Alhambra fue el primer referente, pero no el único.

'Las ruinas de Granada' es una de las dos joyas de la ciencia ficción española más temprana, la otra es ‘Mecanopolis’ de Unamuno

"Hay una secuencia de ilustraciones que describen el paisaje por donde va pasando el aerostato y lo va comparando con la figura de una mujer. En estas ilustraciones iba imaginando que los protagonistas estaban sobrevolando calles que yo he caminado toda la vida. Esto hace que pongas todo tu empeño en mostrar la magia de tu ciudad, a pesar de que la ilustración del final de esta secuencia, donde ya se intuye a la mujer tumbada componiendo el paisaje ruinoso, haya sido de las más complicadas", detalla.

La ilustradora ha optado en este trabajo por el acrílico "por la variedad de matices de color" que este material ofrece y que le ha permitido hacer transparencias. Y como ella misma indica "me ha divertido mucho pintar e inventar plantas y también he puesto mucho empeño en los cielos". Aunque asegura que lo que realmente más le ha gustado del proyecto es la variedad de escenarios: noches, amaneceres, interior de cuevas, arquitectura, volcanes, ciudades (Helsinki y París), ruinas, momias…

El libro, que constituye un legado de la visión humanista de la urbe como espacio que vive y respira en paralelo a como lo hace la sociedad que lo habita, está dirigido principalmente al público joven de todo el mundo,– de entre 8 y 12 años–, aunque en realidad el álbum ilustrado es una gran oportunidad para acercar este autor del siglo XIX a un público infantil e incluso adulto del siglo XXI. Es más, según Estefanía Abril, servirá para "cuestionarse racionalismos culturales del presente, conocer la figura de Ganivet aquellos que no puedan dedicar mucho tiempo a la lectura (puede leerse en 5 minutos) y fundamentar una visión más crítica de esta sociedad. Por supuesto los niños de edades más tempranas a partir de 8 años encontrarán un relato envuelto en un halo de misterio, con preciosas ilustraciones, y un escenario para imaginar una ciudad futura donde la belleza y la magnitud de lo que la Alhambra representa prevalecen pese al paso del tiempo. Como digo, es un relato místico y entrañable que puede ser disfrutado por todas las edades”.

La editora entiende esta pieza como una clara apuesta por "concienciar a todos de lo que supone nuestro patrimonio. De la importancia de extremar las medidas de conservación de maravillas como la Alhambra, nuestra catedral (que también aparece en el texto como símil de las manos cruzadas de la ciudad representada por una mujer)…".

"Las redes nos hacen perder la noción de la vida cultural que vive y respira por sí una ciudad como Granada”

Ángel Ganivet en Las ruinas de Granada pone de manifiesto su preocupación por el avance de la sociedad en un orden material carente del progreso espiritual y cultural, entendía que el progreso iba ligado a un necesario desarrollo humanístico. "En nuestros días seguimos más preocupados por llenar nuestro trabajo y tiempo de ocio con tecnología que por apoyarnos en la tecnología para mejorar nuestra calidad de vida. A veces son términos contrapuestos", reflexiona la editora de esta obra del precursor de la Generación del 98. Y prosigue, "en una sociedad donde se ha precarizado tanto la vida laboral de las personas y nos vemos en la necesidad permanente de estar conectados en redes a todo cuanto nos rodea, perdemos la noción de lo que tenemos más cerca, la vida cultural que vive y respira por sí misma una gran metrópoli como es Granada. Sucesos como el incendio de Notre Dame nos hacen darnos cuenta de la fragilidad de ese vínculo que nos une a nuestro patrimonio artístico que en cierto modo para algunos representa también una base espiritual. Por eso Ganivet se opondría hoy a restaurar Notre Dame sin respetar su estética original”.

"Ganivet se opondría hoy a restaurar Notre Dame sin respetar su estética original"

Estefanía Abril considera que existen ciertas similitudes en el género de la ciencia ficción de finales del siglo XIX y las que florecen en la actualidad. Y explica que las distopías de entonces se centraban en qué podía depararnos un futuro en el que las máquinas suplantasen algunas de nuestra funciones. En Las ruinas de Granada de Ganivet se habla del hombre ‘ápodo’ del siglo XXI, lo que en nuestro contexto es fácilmente interpretable con la revolución de los coches autónomos que está por venir.

"De hecho el hombre como especie, a medida que ha ido evolucionando, ha ido gradualmente en su sedentarismo dejando de usar más los miembros inferiores y potenciando más el uso de los dedos de las manos como todos sabemos. En esto Ganivet fue un visionario. Lo mismo sucede con Unamuno en su obra Mecanópolis (1913), donde indirectamente ya nos estaba advirtiendo de los riesgos en el mal uso de las nuevas tecnologías en cuanto a suplantar los vínculos afectivos (lo que hoy vemos con el auge de las redes sociales)". Y apunta que "lo que hoy cambia es el contexto o avances tecnológicos que ya hemos asumido, pero el trasfondo filosófico sigue siendo atemporal: las implicaciones éticas y morales en la relación del ser humano con la tecnología y el progreso”.

En definitiva, Premium Editorial revive una pieza de la literatura de ciencia ficción granadina como es Las ruinas de Granada que lejos de ser una obra del pasado late con fuerza y puede ser el punto de partida de debates tan actuales como el desarrollo urbanístico sostenible y el papel que debe jugar la modernización para hacer las ciudades de hoy más habitables. Todo ello a través de una historia ilustrada donde no falta la poesía.

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