'La vanidad de su belleza' | Crítica

Esa Granada que cautiva

  • Una muestra en el Centro CajaGranada analiza la evolución del paisaje de esta ciudad a través de 40 obras firmadas por Soledad Sevilla, Luis Gordillo, Rodríguez-Acosta, Guerrero y Ángeles Agrela

'Imperial Court' de Julio Juste, una de las obras protagonistas de la muestra 'La vanidad de su belleza'.

'Imperial Court' de Julio Juste, una de las obras protagonistas de la muestra 'La vanidad de su belleza'. / Álex Cámara

La ciudad de la Alhambra tiene tantos atractivos que, a lo largo de la historia, infinidad de artistas, de todas las condiciones, filiaciones e intenciones, se han fijado en su belleza para intentar plasmar algunos de sus infinitos perfiles. Muchos son los ejemplos que todos conocen, algunos forman parte de lo mejor de la literatura y el arte.

La exposición La vanidad de su belleza que se presenta en uno de los espléndidos espacios del Museo de la Memoria de Andalucía me parece todo un acierto de rigor; rigor en la selección de artistas, rigor en la yuxtaposición de lenguajes y en la conjunción histórica, rigor en la conformación del diseño expositivo; todo lo cual nos lleva a una muestra de importancia donde la espectacularidad de Granada resplandece desde las más variadas posiciones estéticas. Sólo le pongo una mínima pega: no haber editado un catálogo que deje constancia permanente de lo que tan espléndidamente se ha presentado en el edificio que ideó Alberto Campo Baeza.

La muestra mira, sin distorsión alguna, a Granada, a su historia, a su paisaje, a sus recónditos y únicos espacios, a su gente... A su belleza; pero, también, a lo meramente artístico; pues con ella podemos realizar un recorrido pormenorizado de los que ha sido todo los desarrollos del arte moderno, desde aquellos planteamientos realistas de finales del siglo XIX, pasando por los infinitos postulados que concurren a lo largo de la anterior centuria para disponernos en los postulados de la creación más inmediata y algunos de sus muchos artistas que los hacen posibles.

La exposición, recurrente en su más estricto sentido conceptual pues la idea está absolutamente más que desarrollada, sí nos conduce por un amplio episodio artístico cronológico, desde los finales del siglo XIX hasta los más estrictos episodios de la contemporaneidad granadina. En este sentido nada nuevo se nos presenta; sólo un acertado y oportuno planteamiento expositivo convincente de cara a los que tienen un poder decisorio en cuanto a los desenlaces expositivos. De todo lo que me alegro infinitamente. Además de todo esto, la muestra está bien concebida y planteada -lo curioso sería que no hubiera sido así-. Es una exposición acertadamente estructurada y con las ideas claras en cuanto a la oferta artística.

Creo que lo más importante radica en el sabio argumento selectivo; pues autores plásticos que han incidido en el tema de la exuberante manifestación de la Granada, bella y convincente, han sido muchos. Me parece bastante bien organizada la realidad expositiva, con artistas que componen un amplio segmento cronológico donde tienen espacio adecuado creadores de muy dispar naturaleza.

En este sentido hay que decir que la exposición abarca un amplio estamento pictórico de lo que debe considerarse como arte contemporáneo, aquel que aglutina interese distintos de una misma identidad conceptual. Así, nos encontramos paisajes de esa Granada decimonónica, bellamente interpretada que anuncia algunos de los muchos episodios artísticos que tendrían que venir.

Artistas de reconocida categoría que pintan a la Granada de finales del XIX como Isidoro Marín, Henry Stainer, Eugenio Gómez Mir, Santiago Rusiñol, José María Rodríguez-Acosta o José Larrocha y que anteceden a aquellos artistas de la primera vanguardia que tanto y tan bien incidieron para que los horizontes artísticos tuvieran un adecuado y hasta magnífico desenlace.

Ecos de la Modernidad

Así nos encontramos con obras de muy buenos autores que pusieron los recursos adecuados para que esta ciudad asumiera los esquemas de la Modernidad: Ismael de la Serna, Hermenegildo Lanz, Ramón Carazo y George W. Apperley, entro otros. Junto a ellos pintores que tienen una especial incidencia en el arte actual granadino como son Manuel Ángeles Ortiz, Manuel Maldonado y José Guerrero, que abanderan un segmento artístico de capital importancia para el discurrir del arte que, más tarde, vendría hasta Granada o se desarrollaba desde la ciudad de la Alhambra, para abrir las perspectivas de una creatividad que no tendría desenlaces coercitivos.

En la exposición nos encontramos, en esta dimensión, artistas tan importantes como Carmen Laffón, Eduardo Arroyo, Soledad Sevilla, Hernández Pijuán, Luis Gordillo, Antonio Sosa o Perejaume que anuncian a un grupito de artistas granadinos, protagonistas de ese especialísimo momento en el que se encuentra la actualidad artística que tiene lugar en esta provincia.

Tres ases en la manga

Así se nos presenta a Marisa Mancilla, Ángeles Agrela y Belén Mazuecos, tres artistas de lo mejor que, hoy, podemos encontrar en estos parajes granadinos donde el entusiasmo por el arte es, absolutamente, indiscutible.

Estamos ante una exposición para extasiarse con la belleza protagonista de Granada vista por artistas de un amplio abanico histórico. Sin embargo, creo que, además, es un episodio muy válido para encontrarnos con autores, de muy diversos estamentos que han producido y que continúan haciéndolo un arte con infinita buena proyección.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios