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"En Granada haría una de misterio"

  • La cineasta granadina presenta hoy en el Festival de Toronto su última película, 'Retorno a Hansala', una 'road-movie' grabada entre España y Marruecos que habla de las fronteras humanas y físicas

Si Almodóvar es el cineasta manchego, y no hay confusión, la cineasta granadina es Chus Gutiérrez. Hoy presenta en el Toronto International Film Festival Retorno a Hansala, una película fronteriza que habla de los presuntos paraísos y de los infiernos terrenales separados por apenas 14 kilómetros. La granadina pisará fuerte sobre una alfombra roja por la que ya han desfilado en esta edición Spike Lee, Viggo Mortensen, Adrien Brody o Jennifer Anniston.

-En 'Alma gitana' (1995) comenzó su interés por los conflictos sociales y raciales. ¿Toma esta película alguna clave de aquel trabajo?

-Supongo que sí. Seguramente hay un nexo común que puede tener que ver con la diferencia, con ser diferente, con sentirte diferente.

-Tras 'El calentito' llega un 'dramón' con imágenes de gran dureza. ¿Le pedía el cuerpo este cambio radical?

-No me gusta hacer siempre lo mismo. Me venía bien personalmente en aquel momento cambiar de registro, pero El calentito habla también de los diferentes, de los que tratan de encontrar su sitio en el mundo.

-En la publicidad de 'Retorno a Hansala' se dice que es su proyecto más ambicioso...

-No creo que mi proyecto más ambicioso lo haya hecho. Es una cosa de la nota de prensa con la que no estoy muy de acuerdo. Cada proyecto es lo que es en sí mismo, forma parte de un momento de tu vida y de un deseo concreto. Por eso me parecen todas mis películas iguales de ambiciosas. Hacer cine en este país siempre es un proyecto ambicioso.

-¿Tan complicado fue conseguir la financiación para esta película?

-El mundo del cine, al igual que el de la música, está cambiando. Estamos en un momento de cambio profundo de la forma de ver cine. Cada vez se ve más cine pero la forma de acceder está cambiando. También cambia el tema de la financiación. Pero que haya tardado tres años en hacer una nueva película no se debe a esto. Tenía un primer proyecto que no salió y estuve haciendo otras cosas. No son paradas forzosas. En una película, hasta que no decides que historia contar, investigas, escribes el guión... Estamos hablando de más de año y medio, y después hay que buscar financiación, rodar, montar. Son periodos naturales entre película y película.

-Habla usted del viaje moral de los protagonistas. ¿Dónde comienza y dónde termina?

-Bueno, para eso hay que ver la película. Es un viaje moral en el sentido de que cuando sales eres de una manera y cuando vuelves a ese lugar de nuevo se han producido cambios. Creo que las películas son ventanas que te abren mundos, y de alguna forma a nuestros personajes les pasa eso. A través de la relación con el otro descubren un mundo que no conocían.

-Por estas fechas comienza también el Festival de San Sebastián. ¿Por qué ha elegido Toronto para el estreno?

-Bueno, porque no se podía ir a los dos y Toronto es una buena opción porque es el mercado internacional. Es una cosa que le pasa a nuestro cine, le cuesta mucho salir, y es estupendo estar en Canadá.

-La película está rodada en tres idiomas (español, árabe y bereber), una propuesta casi anticomercial, en principio.

-No creo que sea una propuesta anticomercial sólo por eso. Yo creo que todo el cine tiene posibilidad de ser comercial, pero en la película también se habla en francés, con lo que habría cuatro idiomas. Ha sido complicado de rodar pero en la película no se nota, porque pasas una frontera, hay otra gente y otro paisaje... Sale natural el cambiar de lengua y forma además parte de nuestro mundo; en un vagón de metro puede haber cinco lenguas diferentes. Es algo a lo que estamos cada vez más habituados.

-Esta película estaría en la línea de la programación del Festival Cines del Sur de Granada. ¿Qué le parece esta apuesta por el cine que no suele tener cabida en las salas comerciales?

-No he podido acudir ningún año, pero seguramente es una película perfecta para este festival.

-'Retorno a Hansala está inspirada en hechos parciales. ¿Cómo tuvo conocimiento de esta historia?

-Pues a través de una noticia del periódico.

-Como Sabina en la canción 'Pájaros de Portugal...

-Claro, es que un periódico es una fuente inagotable de inspiración. Es impresionante, hay noticias espectaculares. Yo soy de las que piensan que la realidad supera siempre a la ficción porque la imaginación te lleva a otro lugar pero la realidad siempre llega más lejos. En esta noticia había un personaje, el dueño de una funeraria, y un viaje a Marruecos. A partir de ahí me puse a investigar, me fui a una zona de Marruecos que es la gran cantera de personas que se embarcan en patera, y empecé también un viaje moral y físico. Así llegué a conocer la aldea de Hansala que da título a la película.

-¿Las fronteras humanas son más difíciles de sortear que las físicas?

-Ahora estamos en un momento muy especial con el tema de la inmigración. Hay muchas ideas equivocadas y, como en todo, muchos tópicos. Realmente, el único que no tiene fronteras es el dinero, que tiene libertad de paso en todos sitios. Los humanos sí tenemos más fronteras.

-Una 'road-movie' no es lo más común en el cine español. Uno de las últimas fue 'Kasbah', de Mariano Barroso, que también transcurría en Marruecos. ¿Es un territorio que se presta a este tipo de viajes?

-Yo soy del Sur, y la primera vez que fui a Marruecos me resultó un territorio muy cercano, muy parecido a mi infancia en Granada. Sobre todo la forma humana, la manera de la gente de relacionarse. De alguna manera, estar tan cerca y entrar en un continente tan diferente es algo apasionante.

-En las fotos del rodaje hay situaciones de gran crudeza. ¿El lirismo aquí estaba fuera de lugar?

-La película, contrariamente a lo que parece, está cargada de vida aunque hable de la muerte. Los muertos no sabemos dónde van, pero los vivos estamos aquí. Es una película que habla de esa gente que está viva aunque pertenezcan al territorio de esos muertos.

-Como Almodóvar, el director manchego, lleva usted el apodo de 'la directora granadina'. ¿Cómo lo lleva?

-Genial, estoy encantada. Esta ciudad es todo para mí, mis recuerdos emocionales son de allí. Soy del Sur, y se nota. Al final te das cuenta, y no es que yo sea muy patriota, que una es un cúmulo de muchos lugares; pero me reconozco en Granada, el sitio que me ha dado la esencia de lo que soy.

-¿Qué tipo de película rodaría en Granada? ¿Algo parecido a un sainete?

-No, no. Fíjese, aquí se podría rodar como una de mi misterio, con el Albaicín, la Alhambra. Sería un buen proyecto.

-¿La búsqueda de exteriores es el momento más gozoso?

-Es sobre todo el proceso de crear una película en tu cabeza, de soñar con ella, ver las imágenes que vas a rodar... Es un proceso donde no existe nada. Incluso si no acabas rodando la película esas imágenes quedan en tu imaginación, lo que podría haber sido. Es la parte más lúdica.

-¿Tiene muchas películas sin estrenar en su cabeza?

-Tengo muchas películas por rodar.

-Seleccionó a la protagonista, Farah Hamed, en un casting de más de 200 aspirantes. ¿Qué vio en ella?

-Realmente era un personaje que yo sabía que me iba a costar mucho trabajo encontrarlo. Pero en cuanto entró por la puerta, a los cinco minutos sabía que era ella. Fue divertido porque este casting lo hicimos en Algeciras porque estaba de descanso en un lugar cercano. Mi equipo contactó con un aula de teatro de Algeciras y de allí salió esta chica, que vivía en Barcelona. Pero al día siguiente se iba a Brasil y yo no me lo podía creer. ¿Por qué narices has venido? Yo me quedé desconcertada, la hubiese matado en ese momento. No encontré a otra. Se fue a Brasil y tuvimos que traerla de allí. Le hicimos la prueba y no dudé un segundo en escogerla.

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