John Ford, 120 años del cineasta intrépido
El Cine Club Universitario comienza mañana un ciclo dedicado al director de 'Centauros del Desierto', uno de los más influyentes de la historia del séptimo arte
Manuel Martín Cuenca, el director de Caníbal, reconoce sin empacho que algunas escenas de la película están directamente inspiradas en Centauros del desierto de John Ford. El director estadounidense es el protagonista de l nuevo ciclo del Cine Club Universitario con motivo del 120 aniversario de su nacimiento. Con esta efeméride como excusa, se proyectarán en los próximos meses sus títulos más emblemáticos, desde La diligencia a Fort Apache pasando por Las uvas de la Ira o El hombre tranquilo.
En enero se proyectará una selección de su filmografía hasta los años cuarenta, con títulos anteriores a la llegada del cine sonoro como Tres hombre malos y Cuatro hijos. Según Juan de Dios Salas, director del Cine Club Universitario, abordar esta etapa tiene un inconveniente: "Es un director que tiene cerca de 140 películas y de esta época se han perdido muchas". Aún así, en enero se podrá ver el primer encuentro de Ford con Monument Valley como escenario en La diligencia, la primera que grabó con su decorado fetiche al fondo.
La Historia del Cine, cuando se aborda la época muda, se suele centrar en autores como Fritz Lang o Mournau, "pero este etapa de Ford tiene cosas muy interesantes". El caballo de hierro, una película de 1924 y que se incluye en el ciclo, es su trabajo número 50, lo que demuestra que lo de prolífico, en su caso, se queda corto. En esta época realizó más de setenta filmes, "pero aquí se pueden ver las cosas que después le hicieron famoso, su forma de contar las historias, su poética tan particular toque el tema que toque, ya sea Irlanda, el Oeste...".
Para algunos, Ford es el mejor director de la Historia del Cine, aunque Juan de Dios Salas huya de estas listas. "Pero es indudable que es uno de los cinco más importantes", concede. ¿El más influyente quizás? "Dependiendo de que cinematografía estemos hablando, si hablamos de la norteamericana sin duda. La esencia de Ford está en cómo cuenta con imágenes las historias, que es lo que muchos han intentado imitar, pero sólo te puedes acercar". Como director influyente, Spielberg, Scorsese, Eastwood o Coppola han declarado que es una de sus fuentes continuas de inspiración. "Spielberg es quizás, salvando las distancias, el más claro continuador de su obra. Uno ve Lincoln o Caballo de batalla y es indudable que hay un intento de acercamiento al cine de Ford", señala.
El propio Scorsese dijo que para su protagonista de Taxi Driver se había inspirado en el Ethan Edwards de Centauros del Desierto. Ese personaje atormentado marcado por el pasado interpretado por John Wayne fue el modelo del Travis Bickle que abordó Robert de Niro.
De hecho, hay un montón de cineastas que no han querido rodar en Monument Valley porque para ellos era como invadir el territorio de John Ford, y cuando lo han hecho ha sido de manera muy consciente, caso de Sergio Leone en Cuando llegó su hora, que grabó su último western en las espigadas colinas como homenaje. En casos más recientes, películas como El llanero solitario son "claros homenajes" al western de John Ford. "Ha hecho una mitificación de la historia de los EEUU, pero en películas como Fort Apache hace una mirada dura contra la historia americana, contra el maltrato a los indios", asegura Salas.
Pero John Ford fue un director que evolucionó, que abarca mucho tiempo de la historia del cine y de la historia de EEUU. "En sus películas se puede ver la mitificación de la caballería norteamericana como caballeros andantes, soldados en mitad de la nada enfrentados a miles de peligros, pero esta mitificación no le hace olvidar la carga crítica sobre determinadas políticas militaristas, por no hablar de películas de marcada temática social como Las uvas de la ira".
En cuanto a los lugares comunes de su obra, uno de sus personajes que sale siempre de una u otra manera es el borrachín impenitente. El protagonista de El Delator, Victor McLaglen, empieza siendo el primer actor de sus películas mudas y luego se convierte en ese secundario de lujo que hace de sargento borrachín en Fort Apache o de hermano de Maureen O'Hara en El hombre tranquillo. Según Salas, "Ford tenía una serie de personajes de repertorio a los que daba siempre los mismos papeles en sus películas, en realidad eran como una compañía de teatro de repertorio".
A nivel personal, el cineasta se inventó un personaje, como también hizo Howard Hawks. "Todo lo que se cuenta mezcla la realidad con la leyenda y el mito", explica el responsable del Cine Club. Y cuando le preguntaban sobre cómo trabajaba con lo actores, en plena fiebre del Actors Studio, él respondía sencillamente que hablaba con ellos y les decía qué esperaba de ese personaje. Luego, sobre la marcha, si no salía, pues hacía cambios.
Ford tenía fama de bromista y de echar grandes broncas. Formaba un núcleo familiar en los rodajes, todos se conocían. James Stewart contaba que en el rodaje El hombre que mató a Liberty Valance se libró de sus broncas hasta un día en que le preguntó qué le parecía el actor negro Woody Strode. Stewart dijo que no lo hacía mal y Ford aprovechó para tildarlo casi de racista con el resto del equipo de rodaje. "Claro, porque es negro, ¿no?", le dijo.
Los propios indios recuerdan que se preocupaba personalmente de que no les faltara de nada durante los rodajes y de que luchó para que tuvieran el mismo sueldo que los actores blancos. También daba dinero para las reservas indias y "dicen que si enteraba de que alguna reserva estaba pasando una mala época se iba allí a rodar para que entrara dinero". De hecho, el apodo que recibe el personaje que interpreta Richard Widmark en Dos cabalgan juntos es el que los indios le daban a él.
Y entre las muchas anécdotas que circulan sobre su figura, Peter Bogdanovich destacó una sobre el resto en su trabajo sobre el cineasta. En uno de los muchos rodajes en Monument Valley, el actor Sal Mineo cuenta que por las noches ponía algo de música en su habitación cuando estaban rodando exteriores. "Por lo general, cosas de jazz o algo por el estilo, y bien alto". Una noche entra Ford y le pregunta por qué no puede poner el volumen un poco más bajo. "Verá usted señor", le dice, "este tipo de música se tiene que poner a todo volumen, porque si no, no se le saca todo el jugo". El viejo saca el cuchillo, lo abre y lo pone encima de la mesa. "¿Puedes ponerlo un poquito más bajo?", dijo. "Sí, señor, puedo ponerla mucho, pero que mucho más bajo". Entonces agarra la navaja y la cierra. Baja la cabeza y dice: "Es lo que creía yo", y se marcha".
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