El Kanka no solo es el cantautor del buen rollo, un tipo con suerte y un optimista irredento, sino que también es un autor prolífico e incansable, un culillo de mal asiento y un Juan sin Miedo que siempre está dispuesto a enfrentarse a nuevos retos. No hace aún cuatro meses que nos visitó por última vez, cuando actuó en La Tertulia a solas con su guitarra de palo. Venía a visitar un lugar significativo para él como parte de la gira Más Solo que la Luna, renunciando a la mayor rentabilidad que podría haber obtenido en otras salas de mayor aforo que ya había logrado llenar.

Así es El Kanka, un tipo que jamás antepondrá la cuestión comercial a la emocional, a lo que le pida el cuerpo. De hecho, cuando vino el pasado noviembre ya tenía listo su más reciente álbum, De Pena y Rubí, un disco que grabó el pasado verano entre su Málaga natal y Benicarló, y que ahora presenta en sociedad con todas las de la ley en la sala Revert Industrial Copera. Después del éxito cosechado con la gira A Desobedecer, presentando El Día de Suerte de Juan Gómez, y con la anterior para dar a conocer Lo Mal que Estoy y lo Poco que me Quejo, El Kanka volverá a sorprender a sus incondicionales con la naturalidad que imprime a los temas que trata en sus canciones. Su música es fresca, directa y expresa las emociones sin complejos.

Aunque él sea un músico provisto de recursos y de conocimiento, el secreto de su éxito reside en la sencillez con que refleja esas emociones, el proverbial optimismo que desprenden sus canciones y en el ingenio con el que usa el lenguaje, siempre esquivando el artificio y la impostura. La ironía y la fluidez del diálogo que establece con el público con total naturalidad son, junto a unas letras divertidas y fluidas, y unas pegadizas melodías que se agarran al subconsciente como una lapa, las características que hacen de su propuesta una experiencia diferente, estimulante y original.