Krahe, Ruibal y Bugedo actúan en el concierto solidario con El Secadero

Los músicos granadinos han decidido ponerse del lado de José Luis Sánchez, el antiguo propietario del pub El Secadero, de Alhendín y lo que consideran un "atropello" por la condena a dos años y medio de prisión por haber programado música en vivo. El teatro CajaGranada acoge esta noche, a partir de las 21.00 horas, un concierto solidario en el que intervendrán Javier Krahe, Javier Ruibal, Elena Bujedo y Ángela Muro, ésta última acompañada del guitarrista granadino Miguel Corral.

"He visto una reacción de los músicos muy positiva que me ha hecho sentirme muy arropado", señaló ayer Sánchez, que está pendiente de si prospera su petición de indulto para no tener que ingresar en prisión. "Todos me han dado mucho calor".

"Este país se está volviendo loco", comentaba por su parte el cantautor Javier Ruibal, uno de los músicos que actúan esta noche. "Cada vez que un juez interpreta a su modo una posible falta o delito, también adjudica a su modo penas desproporcionadas e infames sobre contaminación acústica en un momento es que están ocurriendo casos de desfalco y corrupción de alto calibre".

"Yo siempre tuve conocimiento de que José Luis Sánchez tenía multas y problemas", apuntó Javier Krahe. "Pero en todo momento se producían en un momento de gran especulación inmobiliarias".

El Secadero estuvo funcionando como pub con música al aire libre desde 1994 hasta el año 2008. Ahí se programaban actuaciones de cantautores, grupos de jazz o formaciones como la Big Band de Granada. Como antiguo secadero de tabaco, se encontraba a las afueras de Alhendín. Los problemas surgieron cuando, a su alrededor, se construyó una urbanización. El hijo del entonces alcalde de Alhendín, que mantenía un enfrentamiento abierto con José Luis Sánchez comenzó a poner denuncias que fueron secundadas por otros vecinos. Finalmente, en marzo del año pasado, la Audiencia Provincial de Granada condenó al propietario del pub a dos años y medio de prisión y 40.000 euros entre multas e indemnizaciones. El juez estimó que los ochos decibelios sobre el máximo permitido que se registraron en algunas ocasiones en el pub constituían un delito de contaminación acústica. Los músicos tacharon en su momento esa sentencia de "barbaridad".

"Este desgraciado caso debería llevarnos a hacer una reflexión sobre el Código Penal vigente en este país: ¿Es aceptable que alguien vaya a la cárcel por programar conciertos de jazz en un club? ¿Cuántos delitos hay que no se penan con prisión sino con una simple multa? Me resulta aberrante.", apuntaba ayer José Ignacio Lapido.

Antonio Arco, de El Puchero del Hortelano, iba en un sentido similar: "Una pena lo del cierre de este espacio y una pena la condena, una pena la justicia de este país y otra pena más el poco o nulo apoyo de las instituciones a la música en Granada, bueno, a ciertos tipos de música, otros si están bien respaldados...".

El saxofonista y guionista Arturo Cid, por su parte, apuntó: "Vivimos en uno de los países más ruidosos del mundo. En las obras no hay ningún tipo de control, y las zonas en las que se forman atascos son un infierno porque nadie castiga el uso indebido de las bocinas. Las sirenas y equipos de megafonía no respetan ninguna ley. Hay procesiones y ensayos de Semana Santa durante todo el año que parecen gozar de inmunidad ante las normativas. Los vecinos sufren todo esto, pero si llaman a la policía serán tratados con indiferencia. En cambio, si se trata de música y cultura, la ley se aplica con desmesurado rigor. Nuestra justicia manda a la cárcel a José Luis porque supuestamente perturbaba el descanso de los vecinos; los que nos roban hasta el aire, los delincuentes que saquean el país, los que hacen de nuestros días un infierno, esos pueden estar tranquilos".