Carlos López Puccio, integrante de Les Luthiers

"Hemos perdido la esperanza de ganar el Nobel. En Suecia se niegan a otorgarlo a humoristas"

"Hemos perdido la esperanza de ganar el Nobel. En Suecia se niegan a otorgarlo a humoristas"

"Hemos perdido la esperanza de ganar el Nobel. En Suecia se niegan a otorgarlo a humoristas" / Juan Carlos Muñoz (Sevilla)

-Les Luthiers lleva 55 años haciendo reír con su mezcla música y humor. Recientemente, Joaquín Reyes afirmaba que los humoristas envejecen mal porque pierden la gracia. ¿Cuál es su secreto para mantener el atractivo medio siglo después?

-La experiencia de apenas medio siglo no me habilita para responder a la respetable opinión de Joaquín. Lo haré cuando sea viejo.

-En tantos años de trayectoria en los que Les Luthiers ha tenido que sobrevivir a muchas cosas, incluso despedirse de compañeros, ¿les ha pasado alguna vez como decía la escritora a la que daba Marisa Paredes en La flor de mi secreto: que, cuando iba a escribir rosa, le salía negro?

-Ni el mejor de los humoristas está siempre en forma para el humor. Del rosa al negro es uno de los infinitos tránsitos de colores por los que a todos nos arrastra la vida; incluidos los humoristas.

-Viejos Hazmerreíres es un divertido recopilatorio que reúne algunas de sus obras más celebradas. ¿Qué criterios han seguido para seleccionar o para dejar fuera las piezas?

-Tenemos un repertorio muy grande; como para armar antologías varias. Cada vez que diseñamos una partimos de una primera selección gruesa, un listado de obras que deben parecernos muy reideras o, si no, que tienen algún especial peso musical o de diseño. Luego, a partir de la larga lista resultante vamos refinando el repertorio definitivo, intentando que ofrezca variedad de géneros y variedad de situaciones dramáticas, adecuada combinación entre música académica y popular y variedad de protagonismos. El paso siguiente es el orden de las piezas, que -según unas cuantas variables- organiza el devenir del espectáculo para hacerlo tener buenas transiciones escénicas, sus clímax en ciertos puntos y sus remansos en otros.

-La sociedad ha cambiado mucho en este medio siglo, sobre todo en los últimos años. ¿Han tenido que cambiar el humor para adaptarse?

-Estoy seguro de que los mecanismos profundos por los cuales reímos son inalterables. Cómo se los emplea es característico de la individualidad de cada humorista. No creo que sea el humor lo que haya cambiado, sino las temáticas, lo bueno y lo socialmente abominable, lo incorrectamente político o -robándole la idea al Papa- la hermenéutica, que están en permanente evolución. En más de cincuenta años de reír y hacer reír hemos tenido que adaptar los modos, las temáticas y los permisos (no siempre de manera consciente), pero no las formas, las estructuras, los procedimientos...

López Puccio, el primero de pie por la izquierda, forma parte de Les Luthiers desde 1969. López Puccio, el primero de pie por la izquierda, forma parte de Les Luthiers desde 1969.

López Puccio, el primero de pie por la izquierda, forma parte de Les Luthiers desde 1969. / R. G.

-¿Y para adaptarse a un mundo del espectáculo en el que ahora los más jóvenes llegan a los teatros precedidos por el éxito de sus sketch en redes sociales?

-Imagino que cada quién atraerá a su público con los recursos que le son propios. A nosotros nos precede el éxito de más de cincuenta años en el mundo analógico.

-¿Utilizan esas herramientas para llegar a las nuevas generaciones? ¿Son activos en las redes sociales?

-Las utilizamos mínimamente porque estamos convencidos de que lo nuestro es el vivo. Un show de Les Luthiers es casi un rito de diversión colectiva, un fenómeno teatral que, por ende, sólo se disfruta plenamente sentado en el teatro junto a muchos otros rientes. O, aprovechando la idea de "rito", junto a otros celebrantes.

-Desde Los premios Mastropiero, Lutherapia y ahora la antología Viejos Hazmerreíres, se han salido de su esquema habitual una pequeña introducción tras la que el conjunto musical aparece en escena e interpreta la pieza. Ahora, las obras interpretadas giran en torno a una temática particular: una entrega de premios, una sesión de terapia y una emisión de un programa radiofónico, respectivamente. ¿Por qué ese cambio en una fórmula que había funcionado?

-Nosotros somos humoristas-parodistas, no dramaturgos. Nuestros espectáculos siempre fueron estructurados engarzando pequeñas formas, parodias, escenas, géneros musicales; tratando de que la sucesión fuera lo más variada posible e intentando al mismo tiempo, algo descaradamente, generar un pretexto que justificara esa sucesión de escenas y músicas tan heterogénea. El primer modelo, en nuestros inicios, fue la parodia de un concierto de música clásica comentado. Jugábamos esencialmente con todos los ritos del concierto clásico, a lo que agregábamos la participación de un "presentador", un erudito musicólogo que ligaba la sucesión de obras con supuestos comentarios históricos o musicológicos, especialmente referidos a nuestro compositor emblema: Johann Sebastian Mastropiero. Hacia mediados de los '90 sentíamos que ese modelo de dar continuidad estaba algo agotado y surgió la idea de buscar otros procedimientos, otros "pretextos" dramáticos que dieran mejor sensación de razonable sucesión. Uno de ellos fue la escena pivotante de Radio Tertulia, un magazín en el que se habla de todo y que permite introducir cualquier género musical.

-Bajo ese hilo conductor de Radio Tertulia, surgirán flamantes versiones de Las majas del bergantín (zarzuela náutica), Quién mató a Tom McCoffee (música en serie), Loas al cuarto de baño (obra sanitaria) o Pepper Clemens sent the messenger, nevertheless the reverend left the herd (ten-step), entre otras. Además, incluye obras nuevas como Receta Postrera, un vals culinario interpretado con la “batería de cocina”, instrumento informal conformado por 11 sartenes y 6 ollas. ¿Los instrumentos nuevos surgen siempre de la vida cotidiana?

-La mayoría de los instrumentos están, en efecto construidos con elementos de la vida cotidiana. Pero algunos son parodia de instrumentos existentes ‑como nuestro "latín", un casi violín construido en base a una lata de jamón— y otros son de linaje completamente desconocido. Uno muy característico de este grupo es el emblemático bass-pipe a vara, ese enorme instrumento de tubos de cartón, con dos ruedas y campana en su extremo que el instrumentista puede hacer sonar mientras avanza. No se asemeja a nada conocido.

-En 2017 celebraron su 50 aniversario y, este mismo año, recibieron la máxima distinción que otorga el Congreso de la República Argentina: la ‘Mención de Honor Diputado Juan Bautista Alberdi’ y la ‘Mención de Honor Domingo Faustino Sarmiento’, además el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2017, por ser un “espejo crítico y un referente de libertad en la sociedad contemporánea”. ¿Qué les queda por conseguir?

-Hemos perdido esperanzas de lograr el Nobel. En Suecia se niegan a otorgarlo a humoristas.

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