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Loquillo, el rock and roll sin nostalgias

  • El cantante barcelonés repasó 40 años de carrera ante miles de seguidores en el Palacio de Deportes con un espectacular concierto de casi tres horas donde no falló ni un clásico

Loquillo, anoche en el Palacio de Deportes, dio el segundo concierto de su gira '40 Años de Rock and Roll Actitud' donde repasa cuatro décadas inolvidables de carrera.

Loquillo, anoche en el Palacio de Deportes, dio el segundo concierto de su gira '40 Años de Rock and Roll Actitud' donde repasa cuatro décadas inolvidables de carrera. / reportaje gráfico: álex cámara

Brazos en jarra, mirada desafiante, tupe incombustible, atuendo refinado y sobre todo mucha, mucha rock and roll actitud. La fórmula de José María Sanz Beltrán, alias Loquillo, no pasará nunca de moda y seguramente dejará de funcionar el día que sus allegados y seguidores se vistan de negro para despedirlo -entre algunos "au" y "nena" a gritos-. La historia del rocker barcelonés es la historia de todos. Una historia llena de rupturas, desenfrenos, pérdidas, diversión y ganas de vivir a pesar de todo.

El cantante barcelonés sigue haciendo rock sin concesiones y sin nostalgias que valgan cuatro décadas después de empezar en esto de la música. Lo demostró ayer ante miles de personas -de todas las edades- en el Palacio de Congresos de Granada. Tras la gira Salud y Rock and Roll -vista por más de 400.000 espectadores- y los llenos históricos de Las Ventas y WiZink Center de Madrid, "el único trayecto posible es pisar fuerte hacia delante, sin caer en nostalgias innecesarias", reconoció en una entrevista. El intérprete afronta ahora con entusiasmo, profundo respeto a su publico y pasión, la celebración de sus 40 años de carrera, con una gira aniversario, que recaló anoche en Granada tras su primera parada en Sevilla.

La fórmula de José María Sanz Beltrán, alias Loquillo, no pasará nunca de moda

"Este va a ser el que nos salve el viernes", le decía un taxista a senda periodista en referencia al concierto de Loquillo, que arrastró a decenas de personas de toda Andalucía amantes de la música del catalán, pero también de grupos de rock granadinos como 091 y Miguel Ríos. La cantante Nat Simons, un referente de la música americana en nuestro país, se encargó de caldear el ambiente pasadas las 20:55. Para cuando llegó el Loco los asistentes ya estaban bien acomodados entre litros de cerveza, bocadillos y palomitas -perfectas para el audiovisual que se vio durante su directo-.

Vestido con un elegante traje negro y gafas a juego, el artista inauguró el concierto a las 22:15 con Rock And toll actitud, una declaración de intenciones en toda regla. "Lo esconden en las luces y los focos, / lo mezclan con reclamos comerciales, pero vuelve a perderse por los bares. [...] No olvides, / no traiciones / lo que llevas muy dentro de ti / por que no muere jamás tu rock and roll actitud", cantó orgulloso mientras el público contestaba con un "no muere" a coro y los brazos en el aire. El rocker se remontó a su disco Arte y ensayo con El hijo de nadie para dejar claro que es posible ser un "animal de rock and roll sin dinero y con poco trabajo, ni padrinos dando su respaldo".

El Loco continúo con A tono bravo, una canción de su último disco donde le canta a Lope, Quevedo y a Unamuno, a las Cortes de Cádiz y al Himno de Riego, a los disidentes y a toda España. El catalán siguió alimentando su discurso políticamente incorrecto con temas como Territorios libres, en el que se posiciona: "Ni izquierda ni derecha / [...] Ni un paso atras. [...] / Porque mi patria son sus caderas / su labios rojos mi bandera". Con Arte y ensayo más de uno creyó ser batería imaginario; otros se dedicaban a corear el apodo del artista y aplaudir al son de la música.

El mundo que conocimos, "un retrato de una generación a la que nos prometieron cosas que de entrada eran imposibles", dio paso a uno de sus últimos hits, Salud y rock and roll, con el que subió el pistón del concierto. "Salud y rock, Granada", gritó el barcelonés antes de cantarla. Después, Nat Simons se sumo al directo fugazmente para interpretar a dúo Cruzando el paraíso. "Viva la Alhambra, las tapas y la cerveza", exclamó el artista acto seguido.

Fue con El Rompeolas, el primer as de la noche, cuando el público sintió desfallecer. El himno de cualquier generación que se precie -eso sí, quitando lo de la chica y una vida de hogar- hizo a fans corear eso de "no hables de futuro, /es una ilusión, / cuando el rocanrol conquistó mi corazón". El Loco se apartaba por momentos del micro para dejar al público cantar. Antes, en Carne para Linda, le dio tiempo a bajar del escenario para saludar a la primera fila y verse reflejado en la pantalla.

Hubo tiempo también de recordar la etapa de la Movida madrileña y a Alaska -cuando Loquillo estaba con los Trogloditas- con hits como El ritmo del garaje y Rey del glam. Baile, sudor, diversión y unos coristas de campeonato entre el público. El Palacio de Deportes movió el esqueleto mientras los asistentes cantaban eso de "tengo una banda de rock and roll".

El concierto pareció después seguir los pasos de ¡A por ellos...! que son pocos y cobardes, un disco grabado en directo donde se recopilaron los mayores éxitos de Loquillo y Los Trogloditas hasta el momento. El ritmo desenfrenado de Channel, cocaína y Dom Perignon dio paso a la icónica versión de El hombre de negro, una versión de Johnny Cash que el cantante popularizó en los años 90.

A falta de diez canción para despedir el concierto de casi tres horas, el Loco interpretó Esto no es Hawaii (Que wai), canción que dio nombre al mítico espacio radiofónico de Jesús Ordovás en Radio 3. Después sonaron muchos de los clásicos indiscutibles del cancionero rockero de la historia de España: Rock & Roll Star, Cuando fuimos los mejores, La mataré, Feo, fuerte y formal. Loquillo se despidió entre los gritos de la gente, con alguna lagrimilla escondida y mucho sudor encima, con Cadillac Solitario. Un "nena" al unísono retumbó en el Palacio de Deportes. ¡Viva el rock y viva el Loco!

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