a exposición Recuerdo y no recuerdo, que se inauguró este fin de semana dentro de los actos del 5 a las 5 por el 123 aniversario del nacimiento de Federico García Lorca, ofrece un particular recorrido por el legado del autor de La casa de Bernarda Alba a través de los ojos de otro poeta, Juan de Loxa.

El título de esta muestra, que acoge la Sala Granero del Museo Casa Natal y que ha sido comisariada por Víctor Fernández, hace referencia a unos versos que leyó Blas de Otero precisamente en el primer homenaje que se hizo a Federico el 5 de junio de 1976.

Fernández ha explicado que, siendo un niño de 6 años, Blas de Otero vio sobre el escenario a Federico García Lorca, de la mano de Margarita Xirgú, presentando Bodas de sangre en Bilbao y que, a eso, hace referencia el poema que el poeta leyó en el primer 5 a las 5.

Los versos “Recuerdo y no recuerdo” representan toda una declaración de intenciones sobre aquello que se piensa que pasó y lo que queda desdibujado en la memoria, una impresión que se puede tener al visitar la casa natal, para la que su primer director, Juan de Loxa, supo rescatar “tesoros que, de otra manera, ya no se recordarían”. “De Loxa tuvo la habilidad de saber llamar a puertas de amigos, estudiosos o simplemente lectores que admiraban a Lorca para que donaran a la casa piezas de grandísimo valor literario y artístico”, explica el comisario de la exposición, que aglutina más de un centenar de piezas.

Dividida en varios ámbitos, la muestra recoge iconografía lorquiana como retratos del poeta hechos por sus amigos u otros autores que no lo conocieron pero supieron “captar su esencia”, como Gregorio Prieto a Juan Vida pasando por Álvaro Delgado o Vázquez de Sola.

Este lunes se ha inaugurado también la exposición ‘La constelación y el viaje’

También hay numerosos documentos como manuscritos, y primeras ediciones y fotografías, desde sus Notas para el teatro hasta el epistolario con Eduardo Rodríguez Valdivieso sin olvidar su faceta como dibujante. “No son materiales inéditos, pero se han expuesto pocas veces”, explica Fernández, que también ha dedicado una sección a los investigadores que, a lo largo de las últimas décadas, han indagado en la vida y obra de Lorca y han trabajado en la recuperación de su memoria, caso de Claude Couffon, Eduardo Molina Fajardo o Ian Gibson.

Estas piezas se complementan con otras “más cotidianas” como el vaso en el que Federico solía beber limonada, un bastón que le regalaron, un disco o la llave con la que se reabrió la casa museo.

Además de esta muestra, este lunes ha sido inaugurada en el Centro de Estudios Lorquianos, también en Fuente Vaqueros, La constelación y el viaje, pensada para escolares y visitas familiares. El autor y comisario y Rrose Sélaby, y cuenta con montaje de Alejandro Gorafe.

Esta otra exposición gira en torno al guion cinematográfico Viaje a la Luna, que Lorca escribió durante su estancia en Nueva York y cuyo texto ha sido editado este año por el Patronato García Lorca.

Por su brevedad, puede leerse como si de un poema se tratara y guarda conexiones con otros textos de la época, como El público o Poeta en Nueva York. En los 72 planos que lo componen, Lorca explora sus deseos y temores más profundos.

Durante su estancia en la ciudad estadounidense entabló amistad con Emilio Amero, un artista mexicano que había rodado recientemente el corto 777. En unos días Lorca escribe el guion y se entrega a Amero. Aunque este inició el rodaje del guion, no lo terminó y permaneció en el olvido hasta que su viuda lo localizó en una mesita de noche en el año 1989.

Sélaby propone un discurso paralelo y, en algunos aspectos, autónomo, poniendo de relieve resonancias y paralelismos. Para lograrlo, la obra se compone de 34 piezas independientes, al modo de un naipe de baraja.

La muestra podrá visitarse de martes a sábado de 9:00 a 14:00 horas.