De: Federico García Lorca. Compañía: TNT-El Vacie. Intérpretes: Rocío Montero Maya, Mª del Carmen Lérida, Lole del Campo Díaz, Carina Ramírez Montero, Sandra Ramírez Montero, Ana Jiménez García, Sonia Joana da Silva, Pilar Montero Suarez y Marga Reyes. Dirección y dramaturgia: Pepa Gamboa. Teatro Alhambra. Fecha: 6 de febrero.

Ahí está: el Lorca más rabiosamente vivo que hemos estado esperando en el teatro durante años. Ahí está, en esta versión de La Bernarda y su casa sacada del sevillano barrio chabolista de El Vacie, sencillamente; uno de los espectáculos más contundentes que devuelve al teatro todo su poderío, su dimensión -estética y ética- dando de lleno en lo real.

Qué sabias en escena todas y cada una de estas mujeres gitanas -que no tienen allí ni un pelo de analfabetas- porque convocan el espacio tiempo del escenario como un ser y estar aquí y ahora -no un "como sí"- tan real cual suena y es la mismísima "¡Calle, calle, calle!" por la que claman, y que consiguen subir a escena, para y por Lorca.

El espectáculo es radicalmente lorquiano -más Lorca que ninguno- porque en su concepción y planteamiento (vanguardista, de escritura escénica, fuertemente antinaturalista) sigue el paradigma teatral del autor al-pie-de-la-letra. Qué sabia Pepa Gamboa al servirnos un excelente espectáculo profesional sobre las mimbres de lo que algunos llaman "teatro social o la función social del teatro". "¡Zarandajas!", que diría Lorca; el teatro, la experiencia teatral no es ninguna hermanita de la Caridad. La experiencia teatral ha de servirnos de manera singular para crear, como se muestra al trasluz de esta Bernarda, un lugar de encuentro. Un encuentro con otros, y de la mano de Lorca-El Vacie. Es precioso ver cómo el espectáculo "baila" a Lorca y despliega dos niveles. La dureza y rotundidad -pero también, la dignidad y belleza inusitada- de las condiciones materiales de existencia en El Vacie y la trama lorquiana surgiendo con una potencia poética y narrativa soberbia, para recordarnos que la realidad no es una.