Arte en Granada

Manolo Vela: esencias de emoción y pureza geométrica

Manolo Vela presenta nueva exposición en La Empírica.

Manolo Vela presenta nueva exposición en La Empírica. / R. G. (Granada)

Manolo Vela es un artista importante; estoy seguro de ello; cuarenta años en esto me permiten afirmarlo con rotundidad. Lo es sólo por su obra, por su sobresaliente conciencia artística, por su dimensión en torno a la obra seriada, por su magisterio motivador y, lo que, quizás, tenga más que ver con esta exposición, por su intensa labor creativa con la geometría como centro motivador de intenciones artísticas.

Trayectoria

Manolo Vela es un artista de Alcalá la Real, ese pueblo jiennense cuna de tantos inmensos creadores que luego han copado el mejor arte de todos los sitios donde han recalado. Lleva mucho tiempo en Granada, estando implicado abiertamente en el arte de la ciudad. Fue profesor de Dibujo en el Instituto Padre Manjón y, en la Facultad de Bellas Artes de Granada. Durante mucho tiempo fue un activísimo impulsor del grabado y de la serigrafía, siendo autor de mucha significación en algunos de los talleres de grabado que existían -Taller Laguada y Taller Experimental de Grabado El Realejo-; fue el director del Centro Andaluz de Arte Seriado y ha sido autor de varios manuales sobre la obra gráfica; también ha sido un estudioso del diseño de los alicatados árabes en los importantes monumentos andaluces, especialmente en la Alhambra y en los Reales Alcázares de Sevilla. Como artista es un autor de esencias, de sabias manifestaciones reduccionistas donde la geometría impone su máxima potestad dejando sólo tenues espacios para que, mínimamente, anide la evocación. 

Siempre me ha interesado el trabajo de Manolo Vela. Él, que ha estado al margen de modas y de los intereses que los demás tenían o ansiaban, ha sido todo un llanero solitario al que sólo le ha interesado el arte por el arte, la expresión artística con mayúscula, el ejercicio creativo puro y duro. Por eso se ha mantenido alejado de lo que tanto es habitual en el universo artístico. Quizás, todo esto le ha perjudicado en su carrera. Porque creo que Manolo Vela es más artista -infinitamente más- que lo que le ha deparado las posiciones habituales del arte. En éstas se han definido unos estamentos, con intereses espurios, donde se han agrupado una serie de artistas a los que se ha considerado los máximos hacedores del arte de la ciudad.

'Diente de sierra', una de las piezas que puede verse en la Sala Empírica. 'Diente de sierra', una de las piezas que puede verse en la Sala Empírica.

'Diente de sierra', una de las piezas que puede verse en la Sala Empírica. / G. H. (Granada)

Manolo Vela, por la calidad de su trabajo, podría ser uno de ellos, pero su no participación activa en esos estamentos, le ha valido que no esté en esa pomada privilegiada. Pero a él, todo esto le ha sobrado. Se ha dedicado a crear, a investigar, a buscar realidades y a establecer dinámicas de mucha importancia. Además, por su pintura no han pasado los efectos desvirtuadores de lo que tenía que ser, obligadamente, moderno -única satisfacción de los inseguros que tienen poco que decir-. Ella sólo ha manifestado los postulados de la creación, los registros de la esencia artística, los esquemas de una plástica abierta con muchos afortunados episodios.

La pintura de Manolo Vela es metódica, pulcra y llena de sentido. Nos sitúa en un amplio abanico de circunstancias -estéticas y plásticas- perfectamente estructuradas. Su pintura es una sabia teoría sobre la geometría; un fundamento válido donde se circunscribe una realidad sometida a la esencia de lo racional. Como ha sido estudioso de todo ese sentido geométrico que ha tenido el arte tradicional árabe, su obra está inundada de los parámetros linéales que recuerdan a las estructuras y disposiciones de la azulejería nazarí o de aquellos enrejados que marcaban la linealidad geométrica encontrada en aquellos palacios y monumentos.

Exposición

En la exposición de la Sala Empírica Manolo Vela deja constancia de esos métodos racionales donde lo estructural y lo geométrico establecen espacios por donde las marcas cromáticas dejan su absoluta función emocional. En la obra de Manolo Vela el concepto abstracto tradicional adquiere su máxima fortuna. Todo ha sido reducido a la esencialidad de la estructura geométrica, apoyada en la fuerza sistemática del color. Gamas cromáticas que interactúan y abren perspectivas, que suscriben espacios donde la forma plástica magnifica esa realidad que potencia el sentido de la pureza geométrica, de la espacialidad, del juego distributivo; son meros ejercicios de racionalidad compositiva; estructuras que sueñan encuentros imprevistos con las formas cromáticas perfectamente acondicionadas desde espacios bien delimitados y potenciados por unos sistemas cromáticos que abren las perspectivas visuales para llegar a los más recónditos espacios donde la espiritualidad y la emoción por la forma plástica alcanzan cotas de suma racionalidad.

Manolo Vela es un artista necesario, totalmente necesario. Lo es porque su pintura lo es; porque su posición abstracta está llena de pureza; porque hoy estamos faltos de artistas grandes que sepan manifestar la verdad de lo auténtico. En estos momentos, donde el arte está suscrito desde una suprema potestad conceptual, donde el intelectualismo domina la expresión, donde cada ejercicio artístico necesita un manual de instrucciones o un prospecto explicativo, una pintura que conmueva y emociona, que pellizque el alma sólo con su pura contemplación, es una realidad superior a la que se le debe dar pleitesía. Y la obra de Manolo Vela se nos presenta con ese marchamo de conocimiento y verdad.

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