Miguel Ángel Oestes, escritor

Miguel Ángel Oeste: "El miedo mayor de cualquier persona está en el entorno más próximo"

  • El autor malagueño presentó este martes en Granada una de las sorpresas editoriales de la temporada: 'Vengo de ese miedo', una novela inspirada en los malos tratos sufridos en su infancia

Miguel Ángel Oeste: "El miedo mayor de cualquier persona está en el entorno más próximo"

Miguel Ángel Oeste: "El miedo mayor de cualquier persona está en el entorno más próximo" / Antonio L. Juárez/ Photographers (Granada)

Miguel Ángel Oeste (Málaga, 1973) se ha convertido en una de las sorpresas editoriales de la temporada con un libro en el que moldea una materia viscosa, negra, terrorífica como son los malos tratos en la infancia y la transforma en literatura. Como en ocurre en los relatos de Stephen King y otros autores de los que confiesa su influencia, logra convertir el horror en una narración que atrapa atrapa al lector en la primera frase: "Quiero matar a mi padre". Pero en este caso, el autor de Arena y Bobby Logan convierte además el relato en la crónica de una España del desarrollismo, la del dinero europeo de veraneantes e inversores con una Costa del Sol en efervescencia nocturna. Y también es la historia de una familia, que es la del protagonista y solo en parte también la de su autor.

El resultado es Vengo de ese miedo (Tusquets, 2022), que habla de un piso grande en el que residían los protagonistas. Al final del largo pasillo que unía las dos alas, había dos habitaciones ocupadas por los dos hijos del matrimonio. Una de ellas, la del autor, estaba siempre cerrada con una cadena y un candado. Era una puerta destrozada a patadas, tras la que el escritor ofrece una habitación pulcra y ordenada, llena de cómics de superhéroes y material de escritura. La novela, presentada este martes en Granada,  es la historia de lo que ocurrió allí y de los miedos que tuvo que superar su autor para poder escribirla y publicarla. Pero también la descripción de un código de conducta muy extendido: el del abuso físico que se ejercía de arriba abajo en el seno familiar. Y, lo más importante, el silencio cómplice de una sociedad que no protege lo suficiente a sus hijos. 

-¿La novela tiene más de thriller psicológico, novela testimonial o crónica costumbrista? ¿O de todo un poco?

-Yo creo que es una especie de híbrido entre el thriller o el policíaco y la literatura de terror. También novela testimonial y crónica de tres familias a lo largo de los años, porque la historia va desde mediados del siglo XX hasta la actualidad. También hay novela social, de clases. Y eso en cuanto a los géneros, porque en cuanto a los temas mezclo mucho de mis vivencias de la cultura popular: del género negro pero también de los cómics, de las canciones.... Aunque yo reivindico que el gran tema del libro es la escritura como artefacto estético y sus efectos sobre el que la redacta y sobre el que la lee. 

Miguel Ángel Oeste en la Biblioteca de Andalucía. Miguel Ángel Oeste en la Biblioteca de Andalucía.

Miguel Ángel Oeste en la Biblioteca de Andalucía. / Antonio L. Juárez/ Photographers (Granada)

-Está narrado en una primera persona bastante cruda.

-Sí, está narrado desde la actualidad pero dando vueltas sobre los orígenes familiares. El miedo es el protagonista mayor, pero un miedo global como padecimiento y también como motor contra el que se lucha mediante  la escritura. Es un miedo físico, real, que se trasmite al lector porque está narrado como una novela de terror. Pero también un miedo atávico, a la trasmisión. Y un miedo que se bifurca y que puebla toda la novela. 

-¿Por qué usar otros testimonios?

-La gente piensa que el libro es toda mi vida pero parte de experiencias mías y cosas que he conocido, del contexto de la época. Es un juego de identificación y también de distancia. Es como una especie de documental performativo. Yo creo que la literatura puede representar ese espacio en el que se materializan todos los miedos y la violencia latente en la vida de cualquier persona. La gente tiende a pensar que el narrador es el autor y en este caso hay cosas que están basado en mi vida pero hay un juego de máscaras. 

-No se sabe donde empieza la ficción. 

-Es que todo es ficción. La realidad como tal deja de serlo cuando uno la pone en un libro. Incluso los documentales, que yo he hecho muchos, muchas veces son más tramposos que las propias ficciones. Incluso la memoria de cada uno es engañosa: va añadiendo cosas, quitando otras... Tanto mi memoria como la de cualquiera. Por eso la novela está constantemente interpelando al lector y al propio narrador sobre qué es verdad y qué es mentira. Dice una cosa y el que entrevista cuenta otra distinta... Todo es más ambiguo de lo que puede parecer. 

-Además de crítico y de una carrera siempre a caballo entre lo audiovisual y la narración escrita, forma parte del comité de dirección del Festival de Cine de Málaga y Semana del Cine de Melilla. ¿Cree que hay una tendencia en la ficción contemporánea, sobre todo en el cine de terror con cintas como Madre (2014), en las que se convierte al progenitor, que tiene que ser precisamente el rol de protección, en el monstruo? ¿Es casi un personaje-tipo nuevo que deriva incluso en la abuela?

-El miedo mayor de cualquier persona está en el entorno más próximo. Yo creo que siempre ha estado ahí, porque en la infancia y en la juventud es el mundo que nos forma y que en cierto modo nos marca. En la familia podemos estar desprotegidos y los niños, y el ser humano en general, siempre tiene miedo. Y cuando los miedos vienen del ámbito familiar son incluso más terroríficos. Cuando la figura de la madre, el padre, la abuela, el hermano... es la aterradora resulta más impactante y más duro. Al final uno tiende a pensar que van a ser el cobijo y, si no lo son, imagínate. 

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