Crítica de música cine

Multitudinaria fiesta de la música clásica

La Orquesta Ciudad de Granada, nuestra orquesta, ha convertido un año más su presentación de temporada en una fiesta musical por todo lo alto. Casi 8.000 personas se congregaron en el Palacio de deportes para ovacionar incondicionalmente no sólo el buen hacer de la formación, sino también el éxito y altas cotas de calidad conseguidos año tras año por la formación.

El programa estuvo formado por obras de compositores sudamericanos y música de Manuel de Falla, dirigido por Ricardo Casero, quien acometió en todo momento su interpretación con alegría y entusiasmo. La orquesta, por su parte, demostró con este complejo y festivo repertorio ser una formación versátil capaz de acometer con altas cotas de calidad cualquier repertorio.

El bandoneonista Fabián Carbone ejecutó una versión llena de matices de 'Aconcagua' de Piazolla

La velada musical que la OCG regaló a los granadinos se inició con el intermezzo de la ópera Goyescas de Enrique Granados. Esta pieza, festiva y de aires españoles, fue el portal idóneo a una velada llena de buena música. Pese a las difíciles condiciones acústicas del local, la precisa y exacta sonorización de los técnicos de sonido hicieron posible disfrutar al completo de todos los matices de la interpretación.

Siguió el concierto para bandoneón Aconcagua de Astor Piazolla, bandoneonista y compositor argentino que es mundialmente conocido por el repertorio que dejó escrito para su instrumento. Para la interpretación de esta difícil pieza subió al estrado el bandoneonista Fabián Carbone, que dio una versión de la obra sublime, llena de matices y giros expresivos de gran belleza.

El ritmo y riqueza de las danzas sudamericanas estuvo presente en la selección que se interpretó del ballet Estancias de Alberto Ginastera. Con una rica percusión y una potente sección de vientos y cuerdas, estas danzas hicieron las delicias del público, que arrancó a aplaudir tras cada una de ellas espontáneamente. También estuvo presente el gran compositor brasileño Heitor Villa-Lobos, de quien se interpretaron las Bachianas brasileiras núm. 2.

Y para cerrar el cartel de esta fiesta de la música, como no podía ser de otra forma en Granada, se interpretaron dos obras de Manuel de Falla. En primer lugar, la suite núm. 1 de El sombrero de tres picos, el ballet de Falla que puso la música española en la órbita internacional. El empaste de la orquesta y la precisa dirección de Ricardo Casero fueron garantía de éxito. Finalmente, entró en el escenario la cantaora Marina Heredia, muy querida por Granada, para realizar una sentida y expresiva interpretación de El amor brujo; la voz rasgada de la cantaora y el duende en su cante fueron idóneos para escenificar el lamento de amor de esta obra singular de Falla, que puso el broche de oro a la velada.

Fue un concierto memorable por muchos motivos. Quizás las condiciones acústicas no fueron las mejores, ni la comodidad de las gradas suficiente; también se disculparon los móviles sonando o las luminiscentes pantallas haciendo fotos; incluso quedó como una graciosa anécdota la señora que, en mitad del concierto para bandoneón, daba permiso telefónico a su hijo para que cenase lo que quisiera... Todas estas circunstancias se perdonan ante un evento festivo como el del pasado viernes, en el que la alegría y el optimismo se transmitieron por el aire sin barreras ni excepciones.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios