Había ganas de fiesta desde hacía mucho tiempo y eso se dejaba sentir este miércoles en el ambiente que se respiraba en el Palacio de Deportes. De Fiesta con la Orquesta Ciudad de Granada (OCG), de recuperación de una tradición que no se celebraba desde 2018 y de zarzuela. A pesar de la noche pre-puente, la formación había agotado las casi de 5.500 invitaciones disponibles para disfrutar del concierto gratuito con el que la formación granadina abría habitualmente la temporada en la misma mañana en la que pudieron retirarse en internet.

De 2018 a 2023

Si en la última celebración había sido Falla el protagonista de un programa en el que brilló el cante de Marina Heredia, con la premisa de llegar al mayor público posible este miércoles la dirección artística eligió el género chico por su popularidad -motivo por el que precisamente casi no se selecciona a pesar de la destreza de los músicos granadinos para su interpretación- y de nuevo un plantel de nombre granadinos como figuras destacadas: Mariola Cantarero, Moisés Marín y Francisco Crespo. Esos son los dos pilares que guían estos conciertos multitudinarios y que son la clave de su éxito: la mezcla de programas populares con solistas granadinos. 

La ciudad celebraba así la decimoséptima edición del tradicional concierto con el que la OCG desde 1997 da la bienvenida a la nueva temporada con una actuación dirigida abierta a la ciudad, si bien se vio interrumpida en septiembre de 2018. A diferencia de los primeros conciertos, celebrados en la explanada del Palacio de Congresos hasta 2002, para pasar a la Plaza de Toros desde 2004 a 2008, en los últimos tiempos se venía celebrando en el Palacio Municipal de Deportes, con un aforo para entre 5.500 y 6.000 personas. Las invitaciones habían podido recogerse desde el pasado día 3 de octubre en las oficinas de Redentradas, en la taquilla del Teatro Isabel la Católica y en el Ayuntamiento, en la Oficina de Turismo, así como en los centros cívicos en los que algunos ciudadanos tuvieron problemas para acceder a ellas. 

Protagonistas

El encargo de la dirección de una noche tan especial había recaído en un especialista en ópera y zarzuela, el barcelonés Miquel Ortega, que ya dirigió a la OCG en un concierto junto a Monserrat Caballé y su hija. Bajo sus órdenes brilló la soprano granadina más de moda, Mariola Cantarero, precisamente amiga y compañera de Marina Heredia con la había compartido escenario este mismo sábado en el Auditorio Manuel de Falla. Con su fantástica participación en Turandot del pasado Festival de Música y Danza de Granada todavía presente, el público granadino volvió a encontrarse anoche con el tenor Moisés Marín. Y junto a ellos Francisco Crespo, el bajo que se ha hecho un hueco en el panorama internacional cantando junto a prestigiosas voces internacionales como Plácido Domingo, Ainhoa Arteta,Carlos Álvarez, Jorge de León, Celso Albelo o la propia Cantarero. Sus voces estuvieron arropadas por las del coro de la OCG, dirigido por Héctor Eliel Márquez.

Programa

Un programa diseñado bajo el título Antología de la zarzuela hizo el resto de la magia de la noche: quince composiciones entre las más aclamadas y tarareadas de la zarzuela que cuentan con la firma de los grandes del género como Ruperto Chapí, Tomás Bretón, Federico Chueca, Manuel Fernández Caballero o Gerónimo Giménez. Así, desde las ocho de la tarde y a lo largo de más de hora y cuarto de concierto sin intermedio se pudieron escuchar piezas cumbre como El tambor de granaderos,  La verbena de la Paloma, La galeota, La taberna del Puerto, La tempranica, La alegría de la huerta, Luisa Fernanda o La boda de Luis Alonso (en la que Mariola Cantarero sorprendió a todo el público con su destreza con las castañuelas antes lo hizo con la alcaldesa de Granada, Marifrán Carazo al canterle cumpleaños feliz).  Una selección hecha para recuperar los clásicos del género chico que entusiasmo desde la primera nota hasta los bises, con la Granada de Agustín Lara como cúspide final. 

Todo ello convirtió la Fiesta Con la Orquesta Ciudad de Granada en un concierto para el recuerdo. Quizás las condiciones acústicas del Palacio de Deportes no sean las mejores para la música clásica, ni la comodidad de las gradas y los 1.200 asientos instalados para la ocasión en la pista sea comparable con el de las butacas de otras instalaciones. Es posible también que las luminiscentes pantallas haciendo fotos sea más frecuente que en otros auditorios, pero la alegría y el optimismo que logra transmitir este evento festivo supera cualquier pequeña traba y expectativa, que las había y muchas para el recuentro con esta gozosa fiesta por fin recuperada.