Crítica | Orquesta Ciudad de Granada

Música y esperanza

  • La Orquesta Ciudad de Granada reanuda su temporada tras varias vicisitudes que le obligaron a cancelar y posponer el último concierto

  • Pese a todo, nuestra orquesta sigue resistiendo y demostrando que la cultura en la ciudad sigue viva

Lucas Macías al frente de la OCG en su concierto del viernes

Lucas Macías al frente de la OCG en su concierto del viernes / OCG

El Auditorio Manuel de Falla volvió a recibir a Lucas Macías Navarro como director titular al frente de la OCG, pero esta vez además lo hacía como solista al oboe, instrumento en el que es un maestro de la interpretación y con el que se ha ganado ya una reputación muy sólida. Así pues, los asistentes este fin de semana a cualquiera de los tres conciertos que han dado Macías y la OCG habrán podido disfrutar de las bondades como solista del director, que al frente de la formación granadina está apostando fuerte por la defensa de la cultura en tiempos tan difíciles.

El programa se dedicó por entero a Richard Strauss, genio del posromanticismo alemán del que se interpretaron tres obras. Con este programa Macías exploró la versatilidad tímbrica de la OCG, al tratarse de tres piezas para conjuntos instrumentales bastante diversos. Con ello orquesta y director evidenciaron ante el limitado público asistente, debido a las restricciones, la buena sintonía que existe entre ellos y su voluntad por hacer buena música y llegar al máximo número de personas.

El concierto se abrió con una pieza de juventud del compositor: la Serenata para vientos en Mi bemol mayor op. 7. Esta pieza, muy cercana a la Gran Partita de Mozart, fue magistralmente interpretada por los vientos de la OCG, una sección bien empastada que aporta sonoridades de gran perfección y musicalidad.

Otra imagen del recital en el Falla Otra imagen del recital en el Falla

Otra imagen del recital en el Falla / OCG

Le siguió Metamorfosis AV 142, una de las obras más personales e intimistas de Strauss escrita durante los últimos meses de la II Guerra Mundial como metáfora de la destrucción del panorama cultural alemán que el compositor había conocido hasta ese momento. Musicalmente esta obra aúna el momento vital pesimista del autor con una incipiente tendencia neoclásica que toma como referencia la famosa marcha fúnebre de la Sinfonía Eroica de Beethoven. Organizada en un solo movimiento para 23 instrumentos de cuerdas, esta obra sirvió a las cuerdas de la OCG y a Macías para construir un discurso sonoro tremendamente emotivo, en conexión con el cierto pesimismo al ver la sala medio-vacía pese a la enorme calidad de la interpretación. Aún así, la cálida ovación recibida a su terminación ofreció un panorama de esperanza, ya que se demuestra que la afición y el buen gusto por la buena música siguen vivos en Granada.

Para concluir el concierto el director Lucas Macías cogió el oboe para dirigir como solista el Concierto para oboe y pequeña orquesta de Richard Strauss. Esta obra, claramente neoclásica en su concepción, se articula en tres movimientos contrastantes en dinámica pero interpretados sin solución de continuidad. El ambiente amable de la obra, en la que cuerdas y vientos articulan un rico discurso motívico, se unió a la belleza de la parte solista y el interés musical de las melodías. Todos estos elementos hicieron las delicias de los asistentes, destacando la maestría de Macías al oboe, del más alto nivel interpretativo en todos los registros.

Mi más sincera enhorabuena a Lucas Macías al frente de la OCG y a los profesores de nuestra orquesta por su interpretación, ya que nos están demostrando lo importante que es seguir luchando por la cultura y por generar inquietudes en nuestra sociedad, a la espera de poder volver a llenar el Auditorio Manuel de Falla. Granada está con su orquesta, y ahora más que nunca han que demostrarlo. Entre tanto sigamos disfrutando de estas joyas de pequeño alcance pero de gran calidad que la programación de este año nos depara.

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