Pájaro Jack, de vuelta a 1965

La progresión de Pájaro Jack no puede ser más prometedora. Comenzaron entrando en la escena con buen pie y desde entonces no han hecho más que crecer. Sus dos primeros ep's, Las Luces y En los Días de Calor llamaron la atención del mundillo y pusieron el foco sobre ellos, por la naturalidad de sus canciones. Folk sin aditivos, brillante y luminoso, interpretado en español con solvencia pero con toda la inocencia del que no sabe distinguir el pasado del futuro, o tal vez como si este no existiera, como si el tiempo se hubiera detenido en ese instante en que un joven Paul Simon lejos de su hogar había tirado la toalla mientras en el estudio neoyorquino donde meses antes había grabado The Sound Of Silence, un avispado productor añadía una base de batería y guitarras eléctricas a la canción, fascinado por la audacia de Bob Dylan en Newport. Aquello era el epicentro del pop, el clímax de los sesenta según Joe Boyd, y era justamente de ahí de donde parecían brotar las primeras canciones de Pájaro Jack cuando surgieron, como por arte de magia.

Concentradas las luces sobre ellos, el grupo se dejó querer, ganó algunos certámenes, fue conquistando escenarios, obteniendo buenas críticas, adquiriendo oficio y recibiendo ofertas, tanto para publicar sus discos como para ejercer el Management. Parece la historia mil veces contada del diablo tentando al artista con los oropeles del éxito y los parabienes de los envidiosos y los mediocres. Pájaro Jack mantuvo la calma y sin perder la cabeza creció como un bizcocho cocinado con esmero. Festivales, tocar fuera del país, ver tu nombre en las revistas junto al de tus héroes… Hasta que llegó el álbum homónimo, un disco grande en todos los sentidos con el que parecían sentarse a conversar entre Dylan y Lennon en aquel coche en Eat The Document. Estábamos en el epicentro del pop y empezaban a ser respetados, admirados y hasta temidos. Por supuesto envidiados. No eres nadie si no te envidian.

Pero ellos, como si fueran inmunes a los zarpazos con guante de seda de Satán, se autoeditan y sin levantar la voz ofrecen una nueva entrega titulada convenientemente Vuelve el Bien (Parte I). En su formato favorito, el ep. De nuevo folk, country, psicodelia y relaciones personales y sus secuelas como es el pop atemporal. Brillantez, naturalidad y talento sin aspavientos, como era cuando empezaban. Con Pájaro Jack no vuelve el bien porque el bien nunca los abandonó. La cita será esta noche en PlantaBaja, a partir de las nueve.