'La familia de Pascual Duarte' llega al Isabel la Católica en versión teatral

La vida trágica y brutal de Pascual Duarte, aquel campesino de Camilo José Cela que sólo sabía reaccionar con una violencia inusitada por los áridos paisajes de la Extremadura de los años treinta, llega hoy al teatro Isabel la Católica, en donde se representará a lo largo de todo el fin de semana. La familia de Pascual Duarte, en adaptación de Tomás Gayo, está interpretada por personajes tan televisivos y cinematográficos como Miguel Hermoso (Bandolera o Cuéntame cómo pasó), Ana Otero (Malena es un nombre de tango o Todos los hombres sois iguales), Ángeles Martín (Libertarias, Hospital Central)o Paco Manzaneda (Hispania, El comisario).

La obra se representará en cuatro funciones: hoy, a las 21.00 horas; mañana, a las 19.30 y a las 22.30 horas, y el domingo, a las 19.30 horas. Para los actores, según confesaron ayer, es un privilegio estar en Granada. "Llamarse Hermoso de apellido en esta ciudad implica algo más que ser un actor nacido en Madrid", dijo el protagonista, hijo del director de cine granadino Miguel Hermoso. "Mi identidad como actor tiene mucho que ver con esta ciudad, con mis recuerdos de adolescente paseando por la Alhambra y leyendo a García Lorca".

El montaje "ha sido un trabajo de dos años", comentó Tomás Gayo, que además de adaptar la novela, participa como actor. "Intenté olvidarme de la película [dirigida por Ricardo Franco en 1976] y centrarme exclusivamente en la novela. Quise teatralizarla lo más posible".

La idea de adaptar la obra de Camilo José Cela, el quinto libro más leído de la historia de la literatura española, asaltó a Tomás Gayo cuando escuchó la noticia de que uno de los hermanos de la matanza de Puerto Hurraco se había suicidado en su celda de la cárcel. "Es una obra tremendista que a mí me recuerda el cuadro Duelo a garrotazos de Goya". "El montaje teatral es un recorrido muy ágil, muy cinematográfico, con muchos espacios llenos de luz. Es curioso, pero le gusta mucho al público joven, porque se trata de una obra muy ibérica. El espectador se queda sin aliento".

"Pascual Duarte es una víctima de la época, de la falta de comunicación, de la falta de amor", dijo por su parte la actriz Ángeles Martín, que interpreta a Rosario, la hermana de Pascual Duarte. "Él sólo sabe expresarse a través de la violencia. Tiene una familia en la que el padre es un alcohólico maltratador y la madre, un puerco espín".

El montaje arranca con un Pascual Duarte que se dirige al público como si fuera un jurado no para justificar los crímenes que ha cometido y que le llevarán al garrote vil, sino para explicarlos. A partir de ahí, la obra se desarrolla en un flash back en el que relata una historia de celos, de traiciones, de embarazos y abortos, de hijos ilegítimos y de asesinatos "por honra" que ponen en carne viva a la España rural de los años treinta.

El símil entre los dos hermanos de Puerto Hurraco que, un día, sin venir a cuento, salieron de su casa del pueblo extremeño y se liaron a tiros matando a siete personas, y La familia de Pascual Duarte es bastante alto. "Son personajes que no piensan: actúan", explicaba Tomás Gayo. "Lo curioso es que la novela de Camilo José Cela también tenía mucho de tragedia lorquiana, de La casa de Bernarda Alba: contiene un lenguaje a veces muy poético, muy seco, muy corto. En la novela se nota que Camilo José Cela tiene una influencia absoluta de Lorca, porque los diálogos son completamente lorquianos".

"La obra es como una partitura", señalaba por su lado Miguel Hermoso. "Suena a música violenta, seca. Es un texto muy sonoro, muy poderoso. Es una obra muy pensada para el público. Está llena de sensaciones, no de razón".

"Nadie sale indiferente de las representaciones", comentaba el acto y adaptador de la novela, porque es una obra tremendamente actual. Hay un momento en el que Pascual Duarte dice: 'Se mata sin pensar, a veces sin querer'... Yo creo que Pascual Duarte es uno de los grandes personajes del siglo XX, o como Bernarda Alba, o los personaje trágicos del teatro griego: una víctima de su propia maldición".

"Llevamos setenta u ochenta funciones con el montaje y no hemos perdido ni un ápice de pasión", decía Miguel Hermoso. "Y para nosotros llegar a Granada es tan importante como llegar a Nueva York. En esta obra he intentado poner toda la energía que me queda, porque lo que contamos aquí es lo que Camilo José Cela quiso contar hace setenta años". Lo que Cela contó fue una historia que precedía en rabia y dureza al infierno que se desataría en 1936.