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¡Pobre Falla!

Intérpretes: José Manuel Zapata (tenor), Daniel Oyarzábal (piano), Juan Francisco Padilla (guitarra), Dragos Balan (violonchelo). Programa: 'El paño moruno', 'Nana' y 'Jota aragonesa', de Falla, en versión para tenor, piano, guitarra y violonchelo; 'Danza española num. 1 de La Vida breve', de Falla; 'Adela', de Rodrigo, junto a otras canciones de Guastavino, Manuel García, Hermeto Pascoal, Popular, Waldemar Henrique, César Isella, Cacho Castaña, Astor Piazzola, Alberto Ginastera y Carlos Gardel. Lugar y fecha: Patio de los Arrayanes, 7 de julio de 2014. Aforo: Incompleto

Después de escuchar el desarreglo que José Manuel Zapata presentó como pórtico de su recital en los Arrayanes de tres de las Siete canciones populares españolas, de Manuel de Falla -El paño moruno, Nana y Jota aragonesa-, adaptadas (¡!) para tenor, guitarra, piano y violonchelo, me hubiese marchado indignado, incapaz de soportar otro 'indigesto gazpacho', en el tono del ofrecido por Ainhoa Arteta, pero con la agravante de destrozar literalmente las canciones de Falla que, al parecer, perpetró el guitarrista Padilla. Es una pena que por desconocimiento del significado y sentido de esta joya del lied de la música española o, lo que es peor, por una fiebre incontenible de populismo, los organizadores de la programación hayan hecho su particular homenaje -que había que llevar a un juzgado de guardia musical, si existiese- en el año que se cumple el centenario de su creación. Faltarle el respeto a Falla parece ser la norma del Festival. Cuando escuchábamos horrorizados la 'reconversión' de la maravillosa joya expresiva que es la Nana, descompuesta de su esencia genial, engarzada la voz de soprano o mezzo con el piano, en absoluta compenetración, convertida en un aberrante y esperpéntico conjunto de voz desentonada, guitarra, piano y violonchelo que se lanzaban el tema unos a otros, como si fuera una pelota de ping-pong, pensábamos que el niño al que Falla pretendía dormir cálidamente, se agitaría convulso en una horrible pesadilla sonora, como nos agitamos los que tenemos un poco de idea, musical y humana, del proceso del compositor gaditano.

Dicho lo cual, fiel al compromiso con los lectores que tenga, permanecí en el recinto para dar cuenta del resto del recital del tenor granadino. Dentro del 'popurrí interatlántico', como acertadamente lo definía ayer en su crónica en este periódico Antonio Cervera y borrando de la mente el mal trato dado al maestro de La Antequeruela, nos quedaba el programa estrictamente popular, con canciones, bien del repertorio culto -Rodrigo, Ginastera, Piazzolla, en su género- o del puramente popular, en el que Zapata demostró las cualidades de su voz rossiniana -bellísima resultó, en su forma de expresarla y en la calidez de su voz, el Azulâo, del brasileño Jayme Ovalle o La canción del árbol del olvido, de Ginastera-, su gusto por el tango, del que tantas veces nos ha dado muestras, su capacidad de interpretar cálidamente esas melodías que están en las canciones que todos y todas hemos escuchado a lo largo de nuestra vida, desde el Volver, de Carlos Gardel, a las coplas que regaló tras finalizar el programa como Y sin embargo te quiero y otras varias, en las que no faltó el Oh sole mío, que popularizó Pavarotti, para demostrar que también podía abordar cosas de más recursos líricos, o el Adiós Granada,a capella, sin acompañamiento, a modo de despedida. Parece que los cantantes granadinos se han puesto de acuerdo para deslizarse por esa pendiente popular que, independientemente, sin incluirlas en frustrados y esperpénticos homenajes a las maltratadas canciones de Falla, tienen su encanto, si el público está predispuesto a amenizar las noches del Festival con estas bebidas populares, como antiguamente se tomaba el chocolate con churros en Bib-Rambla. Pero el peligro de la insistencia en este populismo localista es que hagamos pedagogía desde el Festival creando aficionados que acuden a un recital de canto pidiendo a gritos al intérprete la Granada, de Agustín Lara. Me preocupa que esa sea la tónica del 'plan renove' del más importante evento cultural de la ciudad.

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