Publican en un libro los últimos y estrafalarios inventos de TBO
El dibujante Ramón Sabatés creó más de mil objetos, algunos de los cuales han terminado apareciendo en la vida real
Diseñar un coche que avanza con energía eólica, un mecanismo para cerrar desde la cama los grifos que gotean o un aparato que facilita comer fideos a los barbudos puede parecer imposible para cualquiera, pero era "coser y cantar" para Ramón Sabatés, el dibujante que creó más de mil "inventos del TBO".
La mítica sección de la revista infantil más leída del siglo XX en España ha vuelto a la actualidad en forma de libro, Los últimos inventos de Ramon Sabatés (Viena Edicions), en el que el periodista Jordi Garriga y el diseñador Jordi Freixes rinden homenaje al prolífico autor catalán, fallecido en 2003, y "alter ego" del famoso "profesor Franz de Copenhague".
En este volumen se repasa la larga trayectoria del dibujante y se reproduce la colección de inventos no publicados que Sabatés ideó en los últimos años de su vida cuando, injustamente olvidado y acogido en un asilo, tuvo que volver a coger el lápiz para lograr unos ingresos extras que compensaran su exigua pensión.
La colección de sus postreros 55 originales fue adquirida en 2001 por el Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Barcelona, que acudía así en ayuda de su compañero -Sabatés era además perito mecánico, el equivalente a los actuales ingenieros técnicos- reconociéndole su labor pedagógica en favor de las vocaciones científicas y técnicas en muchos niños de los años 50 y 60.
Aunque la memoria colectiva asocia la expresión "ser un invento del TBO" a una idea disparatada o extravagante, imposible de llevar a cabo, Sabatés se mantuvo en completo desacuerdo con esta fama y sostuvo a lo largo de su vida, con su habitual ironía, que "todos" sus inventos funcionarían de ser realmente construidos.
De hecho, se conocen al menos tres "inventos" que saltaron de las páginas a la realidad, dos de ellos -una máquina de cortar puros y un dispensador automático de postales- de la etapa en la que trabajaba para el TBO, y recientemente una "mini-grúa" para recoger pañuelos caídos al suelo, uno de los últimos proyectos de Sabatés que ha construido Juan Pablo Losada, un admirador del autor.
Entre otras estrafalarias máquinas que nos encontramos en el libro figuran una bicicleta que ayuda a hacer las tareas domésticas, una máquina para hacer masajes aprovechando el concierto de un pianista, un taladro activado por los movimientos de un cocodrilo hambriento encerrado en un tanque o un ingenio para arrancar el rabito de las cerezas que se activa al bajar por un tobogán.
Se reproducen también un paraguas que aprovecha la energía hidráulica para hacer avanzar un patín, una gigantesca máquina que logra enhebrar agujas o una persiana automática que evita que a los porteros de fútbol les metan goles, sistemas que, aunque poco ortodoxos, logran arrancar la sonrisa al lector.
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