Soledad Vélez llega mañana a Playmobil Club
Puede que algunos se dejen llevar por las apariencias y no presten atención a Soledad Vélez. Por ser una cantautora, por ser otra mujer haciendo folk o porque su nombre no suene demasiado exótico, pero se equivocarán los que decidan por estas falsas pistas. Así que comencemos de nuevo tratando de definir qué es y quién es Soledad Vélez. Se trata de una cantante chilena que se expresa en inglés, y sí, seguramente no esté desencaminado el término folk, aunque con rotundidad le queda demasiado estrecho a su música, que ni es acogedora ni acomodaticia y que tiene más que ver con una P. J. Harvey resacosa o con el Devendra Banhart más extravagante, con el Roberto Johnson consciente de sus pecados o con unos Gallon Drunk desbocados que con las cantantes folk que han proliferado últimamente.
Afincada en Valencia, Soledad posee una voz grave, a veces desgarrada, muy alejada de la dulzura y la amabilidad que transmiten sus coetáneas. Sus letras no son extensas letanías sino más bien cortos pero certeros versos que se repiten circularmente, como en un exorcismo, porque tan importante como lo que se dice es cómo se dice. Dicen que los espíritus de Nina Simone o de Diamanda Galás se dan cita en la garganta de esta cantautora. Y sea verdad o no, lo cierto es que su música es oscura, siniestra e inquietante, como nunca debe ser la música de un cantautor para las mentes estrechas. Sus canciones despiertan un fantasma emocional que uno no sabe donde ubicar, son desoladoras, misteriosas y los momentos de calma, de sosiego no son más que los preámbulos de la turbulencia a la que nos arrastrará con su hipnótica cadencia. Hasta extraer lo más turbio, lo más morboso y animal que uno lleva dentro. Lo mejor es siempre comprobarlo por uno mismo, y la ocasión se presenta mañana sábado en Playmobil Club, a partir de las diez.
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