Héctor Pérez | Guitarrista de Texxcoco

"Nos gustaría dedicarnos a la música y no estar buscando otros trabajos constantemente"

  • La banda canaria, una de las sensaciones de la escena alternativa española de los últimos años, actuará el sábado en el Sierra Nevada Por Todo lo Alto

El grupo Texxcoco haciendo gala de su simpatía en una imagen de promoción.

El grupo Texxcoco haciendo gala de su simpatía en una imagen de promoción. / Subterfuge

"Si nos hubiéramos quedado en las Palmas el grupo se hubiera disuelto", reconoce el guitarrista de Texxcoco, Héctor Pérez (Las Palmas de Gran Canaria, 1990). Por suerte, el sello Subterfuge los fichó hace dos años. Desde entonces, el grupo canario no ha parado de publicar material y girar por toda España. ¿Sus encantos? Son jóvenes, ruidosos, punkis, rockeros, únicos en su especie -dicen sentirse "bichos raros" en el panorama musical español actual- y, en definitiva, necesarios.

La banda formada por Adriana Moscoso, Joshua Delgado, Cristian Muñoz y el propio Pérez lo mismo despacha una balada noise que un tema noventero con garra punk. Ahora, convertidos en tótem de la escena alternativa española, preparan su siguiente asalto con el disco Side Effects of Proximity: Part I (Subterfuge, 2019). Antes, harán una parada este sábado en el Festival Sierra Nevada Por Todo lo Alto, donde actuarán acompañados de Morgan y Número Primo.

-Han pasado de ser una banda desconocida a fichar por Subterfuge y llenar salas en Madrid. ¿Cómo lo están viviendo?

-Ha sido todo muy rápido. Nosotros estábamos primero con una discográfica almeriense, Clifford Records, con la que sacamos dos epés. De repente surgió la oportunidad de fichar por Subterfuge. Entonces decidimos mudarnos todos a Madrid y a partir de ahí no paramos de dar conciertos.

-¿Les gustaría dedicarse a la música a largo plazo?

-Claro. Nos gustaría dedicarnos a la música y no estar buscando otros trabajos constantemente. Nos gustaría hacer lo que nos gusta y poder vivir de ello. Yo estoy deseando que llegue ese día.

-Vuestro sonido no es habitual en la escena española alternativa: garage rock con mucha influencia del indie rock americano de los 90. ¿Se sienten unos bichos raros en la escena?

-Un poco sí. Actualmente hay muy pocos grupos que se asemejen a nosotros. Al principio tirábamos más por el garage, un rollo más naif por así decirlo, y con el paso del tiempo el sonido que estamos sacando es más sofisticado. Con reminiscencias del noise, más noventero si cabe. Estamos a punto de sacar un disco nuevo en noviembre. El single saldrá en septiembre. Yo creo que ahí se plasma bien esta nueva evolución.

-No beach, por ejemplo, es puro noventas: el sonido, la actitud, el videoclip.

-Eso nos dice todo el mundo. El nuevo disco será más noventas aún. Si ya nos ponían la etiqueta de grupo muy influenciado por la década de los 90, ahora más todavía (ríe).

-Vuestro sonido está influenciado por bandas como Sonic Youth, Dinosaur Jr., Hüsker Dü y Pavement. ¿Se sienten identificados con esas bandas que no fueron nunca de masas, ni vendieron millones de discos, ni crearon una música que se ajustase a los cánones comerciales?

-A estos grupos se les cataloga de culto a posteriori, sí. Nosotros hacemos algo muy visceral, en base a lo que escuchamos en el momento. No hemos pensando: "Hacemos este rollo o lo otro para vender". Las canciones han salido de forma muy natural. Ha sido una evolución muy natural. Nunca ha sido nada planeado.

-¿Entonces viven ajenos a modas como la del trap y Rosalía?

-Hacerse un hueco en el panorama musical actual no es nada fácil si no estás pendiente de modas, sí. Tiene sus riesgos. Mira ahora el rollo del trap. No nos consideramos parte de ese mundillo. La escena de indie español ha cambiado mucho y ahora es muy distinta la concepción que se tenía antes de esta música. Antes era un rollo más cañero, más auténtico. El término indie antes tenía su sentido. Lo indie ahora es comercial. Se da una contradicción tremenda que no se sostiene.

-Las canciones de su último disco, Disorder, hablan de ansiedad, desamor, inestabilidad, rabia. ¿Los jóvenes españoles tienen muchos motivos para estar cabreados?

-Nosotros particularmente si los tenemos. No intentamos hacer un reflejo actual de la situación en la sociedad. Contamos una serie de situaciones personales que vivimos. Son historias personales que escribe Adriana Moscoso, nuestra cantante.

-He leído que los cuatro escuchan música muy diferente. ¿Hasta qué punto es positiva la variedad dentro de un mismo grupo?

-Yo escucho de todo. Tengo debilidad por el power pop y el garage, pero escucho de los años 60 en adelante muchas cosas. En lo que se refiere al grupo y a las influencias hay un punto común al que llegamos. A la hora de componer, cada uno da en el clave. Es como una especie de telepatía entre nosotros a la hora de componer. Además, nosotros nos hemos apoyado mutuamente siempre. Hay afinidad musical y personal. Es una suerte.

-La banda nace hace cuatro años en las Palmas de Gran Canaria. ¿Qué ha influido en el sonido de Texxcoco vuestro lugar de procedencia?

-Yo diría que nada (ríe). Todo lo que nos ha influido es la música que escuchamos. El grupo nace como una respuesta a la necesidad de una escena alternativa en Canarias, que cada vez es más pobre. Hace unos años la escena molaba más. Ahora cierran salas de conciertos con más frecuencia, hay cada vez más grupos tributo, de versiones, que tocan sólo para turistas o gente que les da igual los que les pongan. Si nos hubiéramos quedado en las Palmas hubiéramos muerto hace muchos años. Muerto musicalmente. El grupo se hubiera disuelto. Allí agotamos todos los recursos. Hemos tocado en todas las sitios que se pueden tocar en toda la isla. Para ser un grupo residente tiene que empezar a plantearse que eso no va a ningún lado. Uno tiene que salir de allí. Aunque la escena nacional es muy limitada: al final siempre acaban tocando los mismos en los festivales. Nos gustaría tener una proyección internacional más adelante.

-La Trinidad, Medalla, La Plata, Los Nastys, Futuro Terror. ¿Se sienten parte de una escena propia?

-Es posible que hayamos formado una especie de escena alternativa en este país. Al final coincidimos bastantes veces con estos grupos y la mayoría son colegas nuestros. Está bien eso de hacer piña.

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