Trono de sangre y barro
Drama histórico, RU-EE.UU-Ale, 2011, 120 min. Dirección: Jonathan English. Guión: J. English y Erick Castle. Fotografía: David Eggby. Música: Lorne Balfe. Intérpretes: James Purefoy, Paul Giamatti, Kate Mara, Brian Cox, Jason Flemyng, Derek Jacobi, Charles Dance. Cines: Cinema 2000, Kinépolis.
Templario se apunta a la moda del cine histórico de variante descarnada y ultraviolenta alimentado desde el éxito de Gladiator y del que también participan otros títulos recientes como Centurión, La Legión del Águila o Valhalla Rising, una tendencia a la que tampoco son ajenas series de televisión como Roma, Los Tudor, Camelot, Los Pilares de la Tierra o la aún caliente Juego de Tronos, con la que esta cinta guarda no pocas similitudes en lo que respecta al diseño de producción y a la textura visual, que delatan calidades y cualidades más propias de la pequeña que de la gran pantalla.
Ambientada en la Inglaterra medieval de los albores del siglo XIII, con un elenco all star que incluye a los clásicos Derek Jacobi, Brian Cox o Charles Dance junto al tronco televisivo James Purefoy y al desubicado guest star Paul Giamatti, que cree estar haciendo aquí su Hamlet particular, Templario se enreda en una interminable batalla sangrienta y embarrada entre los partidarios del despiadado Rey Juan y un aguerrido grupo de caballeros templarios de diverso pelaje y condición atrincherados en el castillo de Rochester.
Servida con altas dosis de violencia gore en escandaloso dolby stereo y a cámara lenta, Templario alterna escenas de diálogos solemnes con otras de acción espectacular, subrayando más de la cuenta esa falsa trascendencia trágica de raíz shakesperiana que busca revestirlo todo de un carácter serio y elevado, estrategia legitimadora que no consigue disimular el aire barato de unos materiales para amantes de los (video)juegos de rol y las salpicaduras de hemoglobina a la lente.
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