Crítica

Viaje a los sueños

Suwanai durante el concierto del sábado en el Falla.

Suwanai durante el concierto del sábado en el Falla. / G. Roldán

La Orquesta Ciudad de Granada continúa con su ciclo sinfónico, que esta temporada es rico en referencias al romanticismo centroeuropeo. Lucas Macías, su director titular, se puso al frente de la formación para demostrar, una vez más, la buena sintonía que tiene con nuestra orquesta, escogiendo para ello dos grandes nombres del sinfonismo decimonónico. En esta ocasión, como invitada de excepción, le acompañó la violinista Akiko Suwanai, que en su primera visita a Granada tocó un violín Guarnieri del Gesu apodado 'Charles Reade', de 1732.

La primera obra del programa fue el Concierto para violín y orquesta en Re mayor op. 61 de Ludwig van Beethoven, una página que ocupa un lugar de excepción junto a otros conciertos románticos, tales como los de Mendelssohn o Brahms. Considerado por muchos expertos como “el concierto romántico para violín y orquesta” es, en verdad, una sublimación de la forma clásica desde la óptica de la nueva estética decimonónica. Si bien no llegó a ser valorada en el momento de su estreno, en 1806, pronto sería escogido como una obra fundamental del repertorio tanto por su belleza como por su complejidad, sobre todo desde su recuperación por el violinista y empresario Joseph Joachim a mediados de la centuria.

Para la interpretación de una página tan emblemática ocupó el centro del escenario la violinista japonesa Akiko Suwanai, cuya carrera es una de las más completas, coherentes y atractivas de las últimas décadas. En sus recitales y grabaciones ha abarcado gran parte del repertorio de concierto tanto en solitario como para orquesta; nos ha sorprendido con su revisión de las sonatas y partitas de Bach para violín solo, y nos ha impresionado por su riqueza de recursos en los estrenos de algunos de los conciertos para violín y orquesta contemporáneos más emblemáticos, como son los de James MacMillan, Esa-Pekka Salonen, Krzysztof Penderecki o Karol Beffa.

Akiko Suwanai cautivó con su interpretación del Concierto para violín de Beethoven desde su primera intervención. Su depurada técnica y su dominio del instrumento le permitieron explorar los múltiples matices de esta página, perfectamente entendida y representada, en un complejo diálogo con la densa escritura orquestal, que equilibró hábilmente Lucas Macías. El dominio y agilidad demostrados en todo momento, con un discurso bien definido y con fuerza expresiva, se hizo evidente en cada movimiento. Los pasajes a dobles cuerdas, los arpegios y los attacca del primer movimiento no hicieron sino mostrar su virtuosismo y su perfecta comprensión de la partitura, que culminó con la interpretación que el propio Joachim dejase escrita para el concierto en el siglo XIX. Cabe destacar la belleza del lírico Larghetto central, en el que Suwanai extrajo toda la esencia del violín y la puso al servicio de una línea melódica más poética, o el enlace sin  solución de continuidad con el rítmico y animado movimiento final, de aires danzables y consagrado casi en su totalidad a la fuerza expresiva del instrumento solista. La prolongada ovación recibida persuadió a Akiko Suwanai a ofrecer una pieza fuera del programa, el Andante de la Sonata para violín solo núm. 2 de Bach que recientemente ha grabado con el sello Universal.

La segunda parte tuvo como única obra la Sinfonía núm. 3 Renana de Schumann. El sobrenombre de Renana le viene por el interés que el compositor puso en evocar a través de los ritmos y motivos melódicos las orillas del Rin. Esta obra supone una inflexión en el lenguaje sinfónico del autor, pasando a desarrollar un lenguaje sinfónico de madurez, mucho más amplio y complejo, y con una riqueza tímbrica que no aparece en sus sinfonías anteriores. Lucas Macías articuló magistralmente la interpretación de esta sinfonía, calibrando estupendamente las fuerzas sonoras de la orquesta y escogiendo el tiempo justo para cada movimiento. Una vez más, el buen sonido de la OCG y lo acertado en las decisiones del director arrancaron una prolongada ovación, muestra de la calidad de la interpretación y las buenas vibraciones sentidas por el público.

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