Contra la violencia machista

Mujeres violentadas, mujeres empoderadas

  • La UGR reúne hoy a Mariana Lozano, Zoubida Boughaba y Javier Gilabert, impulsores de la antología feminista 'Granada no se calla', en una charla en el Centro de Documentación Científica

La poeta Ángeles Mora en el recital de presentación del libro en la pasada Feria del Libro.

La poeta Ángeles Mora en el recital de presentación del libro en la pasada Feria del Libro. / Marta Bello

"No queremos más despedidas. / [...] Gritos en la noche que estremecen. / Ni habitaciones sin vida, ni ventanas tapiadas. / Mujeres desasidas, risas estranguladas. / Frío en las caras, bocas azotadas color violeta. / Vidas rasgadas. Vidas tachadas. / No queda espacio para más heridas". Lo escribe la aforista almeriense Carmen Canet para la antología feminista Granada no se calla (Esdrújula, 2018), cuyos impulsores se reúnen hoy en el Centro de Documentación Científica. La editora en Esdrújula Mariana Lozano; la orientadora laboral y prologuista del libro Zoubida Boughaba; y el promotor y autor de uno de los poemas Javier Gilabert charlarán sobre el drama de la violencia machista dentro del ciclo Conversaciones Feministas Compartidas, organizado por el Instituto de Investigación de Estudios de las Mujeres y de género de la UGR.

El origen de la colección de textos poéticos, teatrales y en prosa, señala Lozano, se encuentra en dos personas: Gilabert y Alicia Choin. "A ellos dos se les ocurrió sacar un libro en contra de la violencia machista, con textos de denuncia, mientras charlaban con un par de escritores", cuenta entusiasmada. Después, se acercaron a la editorial en enero del año pasado para proponerle a Mariana su publicación. "Inmediatamente dijimos que sí. Es un libro necesario", recalca la editora.

Granada no se calla reúne 21 textos de mujeres y 20 de hombres –"ya era hora de que por una vez fuéramos más", ríe Lozano– sobre la problemática de la violencia machista. Los textos, en su mayoría firmados por autores granadinos o residentes en la ciudad -como Ángeles Mora o Luis García Montero-, retratan de forma cruda y desgarradora cómo la violencia está presenta en la vida de las mujeres desde que levantan un palmo del suelo.

"Me gusta mucho porque se habla de la violencia machista desde diferentes perspectivas. Hay muchos tonos, unos más duros, otros más digeribles", dice la editora acerca del volumen donde se habla de "los micromachismos en la adolescencia, de la violencia física, de la psicológica, de cómo nos han ninguneado y se nos han invisibilizado en el mundo de la literatura".

Portada de la antología feminista editado por Esdrújula. Portada de la antología feminista editado por Esdrújula.

Portada de la antología feminista editado por Esdrújula. / G. H.

La antología tiene como objetivo principal concienciar. "¿Y qué mejor que a través de la literatura y desde distintos puntos de vista?", se pregunta la editora del libro, de los cuales numerosos ejemplares han ido a parar a bibliotecas y centros cívicos. "Le presentamos el proyecto a Ana Muñoz –la concejala de Igualdad en el Ayuntamiento–. El Consistorio hizo después una compra de ejemplares que han ido a parar a estos espacios", cuenta Lozano.

El "espeluznante" texto dramático de la escritora Gracia Morales resume a la perfección el duro tono de la antología feminista. Hacia atrás plasma la violencia a la que se ven sometidas muchísimas féminas desde su nacimiento. "No debí gritarte, entiendo que estés enfadada. Pero es que cuando te vi hablando con ese tío, se me fue la cabeza. Lo mirabas de una manera... Pienso que vas a dejarme por otro y me vuelvo loco", dice uno de los protagonistas durante el guión teatral, en el que se refleja cómo el sistema patriarcal prepara a la mujer para que su vida gire en torno al matrimonio (desde una canción a una actitud). La protagonista absoluta acaba llamando aterrada a Urgencias en las últimas líneas de Hacia atrás.

Otros de los textos que destaca Lozano es el de Cristina Gálvez. "Habla de muchas cosas que se aceptan en la vida cotidiana y son machistas", subraya. El amor es a veces tan complicado cuenta la historia de una adolescente en una relación tóxica. "Me tiró el móvil a la carretera porque estaba escribiéndome con un compañero de clase para un trabajo de historia. Yo estaba a lo mío, es la verdad, pero tampoco tenía que haberse puesto así. Tuve que decirle a mi padre que se me había caído haciendo gimnasia. Dice la orientadora que controlar el teléfono de otra persona no es una conducta normal, que nadie tiene derecho a entrometerse en tu intimidad por muy novio tuyo que sea", reza una parte del relato de Gálvez donde la protagonista, por desgracia, guarda silencio ante la dramática situación.

Teresa Gómez alude al caso de La Manada en su poema, cuyos protagonistas los describe así: "Ningún animal del bosque / –ardilla, ciervo, antílope o caracol– / me siguió cauteloso / para herirme con tal saña". Olalla Castro recuerda que "en la historia hubo hermanas / frotando las baldosas sobre las que, / el día anterior, / se habían desangrado otras hermanas". Mientras que Nieves Chillón renuncia a ser el objeto de deseo de los versos de nadie: "Poetas musas / hoy hemos renunciado a nuestro oficio / de inspirar sus poemas".

La doctora en Filología Hispánica por la UGR y poeta Erika Martínez le dedica su texto a las "marginales, apátridas, esclavas, extranjeras, adefesios, castradas, escuálidas, obesas, confusas, deslenguadas, maledicentes, necias, mudas, avergonzadas, masoquistas, soberbias, brujas, traidoras, sibilinas, pérfidas, neuróticas, celosas, virginales, estrechas, descreídas, beatas, putones, tortilleras, perras judías, negras de mierda, malas pécoras". "Todas y cada una de ellas", dice Martínez, "preparan en venganza / un abrazo, un inmenso abrazo que nadie espera". La historia de las mujeres violentadas y empoderadas se escribe, verso a verso, relato a relato, en Granada no se calla. La literatura es también nuestra, hermanas.

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