Festival Internacional de Música y Danza de Granada

La apasionada 'Carmen' que llegó del frío

  • Éxito del Ballet de la Ópera de Noruega presentando su versión del clásico de Bizet en su primera visita al Festival de Granada.

No pudieron poner la luna lorquiana que sí lució en Oslo, cuando el ballet de la Opera de Noruega estrenó el pasado marzo su versión de Carmen. No hacía falta. La luna brillaba en el cielo, también brillaban las estrellas. La noche de verano se desplegaba con todo su esplendor sobre los jardines del Generalife, con su característico olor a flores. Un entorno que realzó la versión que el coreógrafo Liam Scarlett ha hecho de la ópera Carmen donde el baile lo decía todo y la noche granadina era la mejor pareja.

Elementos clásicos y contemporáneos se fusionaron ante el público expectante que llenaba el aforo. Cartas de la baraja cayendo sobre la protagonista como cae el implacable destino. Pintadas que alentaban a la unión del pueblo frente a la invasión francesa. Mucho color y buen gusto. Se palpaba la emoción, como ocurre con determinados espectáculos, especialmente los que tienen una esencia tan española como el que vimos ayer. Ni los fiordos noruegos consiguen enfriar la pasión que desprende Carmen, demostrando que no hay fronteras que no pueda saltarse el arte ni sentimientos que no pueda transformar en belleza.

El ballet, patrocinado por Cervezas Alhambra y concebido para un recinto cerrado tuvo que adaptarse a las exigencias de un teatro al aire libre donde anoche hacía mucho calor. Circunstancias adversas a las que los bailarines se sobrepusieron bebiendo, entre bambalinas, mucha agua y refrescándose con un humificador. La calidez de la noche añadió la pasión desenfrenada y el sentimiento que son necesarios para afrontar lo que al fin y al cabo es una tragedia, aunque llena de color.

Estupenda la transformación de la bailarina americana Melissa Hough en una desvergonzada y provocativa Carmen que bailó sobre puntas en los momentos de más intensidad de su historia de amor. Muy buena también la interpretación de Kaloyan Boyadjiev como el torturado Don José. En general, el extenso y magnífico cuerpo de baile se metió de lleno en el argumento con un vestuario muy vistoso y atractivo que contribuyó a que el espectador disfrutara enormemente con esta preciosa versión. Una Carmen que no por venir del frío de Noruega fue menos intensa. Al contrario, sobre el escenario estaban todos los elementos. Mantillas, una plaza de toros, flores, trajes de luces…

El ballet triunfó en Oslo con su versión de Carmen y se palpaba la ilusión porque su trabajo gustara en Granada. Las emociones estuvieron presentes desde el comienzo, pues el descontento de las trabajadoras de la fábrica de tabaco de Sevilla, estrictamente vigiladas, fue unas de las circunstancias que desencadenaron la acción. Con una sirena avisando de que una jornada laboral comienza, la famosa Micaela busca a Don José. Es cuando Carmen empieza a hacer de las suyas y la acción se desencadena. Carmen es arrestada a causa de un enfrentamiento con su compañera y, en el calabozo despliega todas sus armas de mujer para conseguir que Don José la libere y, de camino, enamorarlo fatalmente.

A partir de ahí, el argumento de la historia es más que conocido. Al ritmo de la música bellísima que compuso Bizet, los bailarines dieron lo máximo de ellos mismos para conquistar al público. Y lo consiguieron, porque a su capacidad técnica se añade el cuidado vestuario y una asombrosa facilidad para transmitir las emociones, uno de los ejes del ballet. Frescura, originalidad y buen hacer el del joven coreógrafo Liam Scarlett, artista residente en el Royal Ballet de Londres, que colocó sobre el escenario la pasión de esta obra que se pasea desde Sevilla a Ronda. Supo contar este clásico de una manera más contemporánea pero con un excepcional criterio estético. Inolvidable actuación la del Ballet de Oslo en su primera visita al Festival de Granada.

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