Juan Cristóbal cultivó la amistad como una de las bellas artes y, pasados más de 50 años desde su muerte, el comisario de la exposición, Eduardo Quesada Dorador, habla del artista con el entusiasmo de los viejos amigos. Aunque por motivos de edad no llegó a conocerlo. "Es un gran escultor español de su tiempo, de rango nacional y diría que internacional, pero tiene la singularidad de que siempre vivió en un mundo de amistad que siempre fue un mundo de coincidencia artística y estética", comenta el comisario sobre un escultor que, aunque había nacido en la Alpujarra, vivió desde niño en Granada y se declaró granadino. Aquí tuvo unos núcleos de formación que fueron los mismos de López Mezquita, Rodríguez-Acosta, Manuel Ángeles Ortiz... Pero comenzó como botones del Centro Artístico -un hombre self-made man, como dicen los norteamericanos- y veía a los artistas modelar, así que pensó que él también era capaz de hacer lo mismo; y mejor.

Tuvo un primer público y un primer mecenas, el político granadino Natalio Rivas, siendo apenas un niño. De ahí pasó a Madrid, a la Academia de San Fernando, con gran reconocimiento. Pero sigue vinculado a Granada, a la tertulia del Rinconcillo, y se encarga del busto para el vestíbulo del Teatro Manuel de Falla de Cádiz. "Tiene capacidad para ser él, un artista extraordinario, pero tuvo una vida que da un esquema de la sociedad, la cultura y la política de su tiempo", señala Quesada Dorador ante una estatua del político socialista Indalecio Prieto, ministro durante la II República. Pero también cultivó la amistad de José Luis de Arrese, Millán Astray, el fundador de la Legión, Melchor Almagro, el Padre Manjón... "Haciendo recuento de su vida, él se sintió un azañista, pero no le daba más valor que el de una opinión propia a través de la cual nunca mezclaba arte o amistad personal. Estas personas eran profundamente liberales, tejen relaciones personales que si uno piensa de una forma sectaria cree que son imposibles y, sin embargo, eran realidad en su caso". Incluso, más allá de ideologías, salta las generaciones y traba amistad con personas mucho mayores que él, como Zuloaga. Cada uno tenía su ideología pero no era relevante en ese mundo de amistad y de arte. Zuloaga era un militante del bando nacional y Juan Cristóbal vivió en el Madrid sitiado, donde realizó una escultura del Ángel Rojo.

¿Por qué ha estado siempre en segundo plano? "Aunque por edad le hubiera correspondido ser un artista de vanguardia, alcanzó muy joven una maestría en la línea clásica como para sentir la necesidad de dar ese salto", responde el comisario para desvelar por último que Manuel Ángeles Ortiz es el modelo del atleta que domina al macho cabrío en el monumento de Ganivet.