Marwan es un trabajador del escenario, el lugar que ha convertido en su hábitat natural y al que vuelve una y otra vez. La última que nos visitó trajo a la sala BoogaClub su entonces recién publicado álbum Apuntes Sobre mi Paso por el Invierno. De eso hará aproximadamente un año y medio, pues corría la primavera de 2014. Ahora vuelve sin nuevo material, al menos anunciado, pero para un músico que se ha labrado un nombre y una carrera de largo recorrido desde la autogestión, gracias al boca a boca y sin ningún apoyo por parte de grandes compañías discográficas ni expertos en marketing (¿ya nadie usa la palabra mercadotecnia?), eso no es ningún impedimento. Primero porque para él no rigen las normas de la industria que dirigen la estrategia de otros, y segundo porque Marwan es un auténtico adicto a los escenarios y no necesita excusa o subterfugio para subirse a uno allá donde sea requerido.

Marwan lleva al menos una docena de años sembrando canciones. No es cuestión aquí de repetir la espectacularidad de los fríos números alcanzados sin maquinaria. Mejor rescatar una de sus reflexiones más acertadas: "Cuando la gente se identifica con lo que cantas, lo personal pasa a tener la dimensión de lo universal". Efectivamente, ahí está el secreto de este incansable trovador, en despojarse de imposturas y en ser genuino. El resto debe ser cuestión de trabajo y a eso no hay quien le gane. En sus actuaciones hay lugar para el humor, hay lugar para rescatar temas de cualquiera de sus cinco álbumes e incluso seguro que se trae algunos ejemplares de su libro de poemas La triste historia de tu cuerpo sobre el mío, también autoeditado, como los discos, y que gracias a su tesón algún día logrará convertir en un best-seller.