Carmen Linares y Javier Ruibal evocan a Morente y Machado en el Sacromonte
El concierto 'Morente. Se hace camino al andar...', en el marco de la Bienal del Flamenco de Granada, rindió homenaje al cantaor y al escritor
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La Abadía del Sacromonte fue el escenario elegido para el concierto Morente. Se hace camino al andar..., en el marco de la Bienal del Flamenco de Granada. La cita rindió homenaje al cantaor granadino Enrique Morente y al poeta Antonio Machado, coincidiendo con el 50 aniversario de la publicación del disco homónimo y el 150 aniversario del nacimiento del escritor.
El programa, estrenado para la ocasión y creado por la Fundación Enrique Morente, ofreció un recorrido musical donde se cruzaron la voz de Machado y la creatividad de Morente, mostrando diferentes miradas y sensibilidades en torno a este legado compartido. Con iniciativas como esta, la Fundación reafirma su propósito de mantener viva la obra del cantaor y de recaudar fondos para la futura sede del Centro de Estudios e Interpretación Enrique Morente, prevista para 2026.
El concierto se abrió con una emotiva actuación de Soleá Morente, hija mediana del maestro, que dio la bienvenida al público. “Estamos celebrando hoy entre amigos y familia el amor que mi padre siempre profesó por la poesía y el arte. En concreto, hoy celebramos y recordamos a uno de sus poetas, don Antonio Machado. Una de las principales lecciones que mi padre me enseñó en casa es que el camino se hace al andar, que el movimiento es sinónimo de progreso, que lo que se estanca se pudre, y que hay que empezar al compás del universo y de las estrellas”, recordó.
Después de las palabras apareció en el escenario el cantautor y arreglista Javier Ruibal (Cádiz), y tras la pausa fue el turno de la cantaora del flamenco Carmen Linares. Cada artista principal ofreció su propio concierto de aproximadamente una hora.
Javier Ruibal comenzó su actuación con dos romances basados en poemas “del poeta más amado, más llorado, más querido, más admirado” en la literatura española, quién fue Federico García Lorca. “Tengo la suerte de haber sido amigo de Enrique. Para mí, él sigue vivo”, destacó el cantautor. Durante su actuación, Javier Ruibal compartió numerosos recuerdos personales relacionados con Enrique Morente. Entre ellos, evocó el momento en que el maestro del flamenco le pidió que le entregara una de sus canciones, titulada Aurora.
“Me la das a mí para cantársela a mi mujer”, recordó Ruibal citando las palabras de su amigo. A continuación interpretó precisamente esa composición, Aurora, y desde el escenario dedicó la pieza a la viuda de Enrique Morente, Aurora Carbonell, presente en la sala: “Esta canción es para ti, Aurora”.
Ruibal también subrayó la importancia de la mezcla frente cuestión de la pureza en el flamenco. “El vino puro o el amor puro son cosas preciosas, pero otras no”, afirmó, para luego añadir que el ejemplo de Enrique Morente demuestra cómo la difusión y la mezcla permiten crear grandes cosas. Recordó que las valientes experimentaciones del cantaor, al combinar el flamenco con otros géneros como el jazz o el rock, que aportaron frescura y espíritu innovador, porque “la mezcla, igual que la mezcla de sangres, puede dar lugar a algo hermoso en este mundo”, señaló Ruibal, arrancando una fuerte ovación del público.
El recuerdo a Enrique, siempre presente
Carmen Linares a lo largo de su actuación fue comentando cada una de las composiciones que interpretaba, entrelazando sus palabras con recuerdos personales de Enrique Morente. “Enrique era un artista genial y cómo ser humano y cómo el amigo también, él nos ha dejado un legado enorme. Enrique fue el primer cantaor que empezó a hacer cantes con las poesías y a musicalizar los poemas; esto fue uno de sus caminos más destacados”, recordó Linares.
Durante su parte del concierto, Carmen Linares interpretó una variedad de composiciones. Sonaron fandangos de Huelva, seguiriyas y tangos de Granada, entre otros estilos.
El concierto concluyó con un emotivo dúo entre Carmen Linares y Soleá Morente, quien subió especialmente al escenario para cerrar esta velada en memoria de Enrique Morente. Al finalizar su actuación, Carmen Linares abrazó calurosamente a Soleá Morente, mostrando su cariño y afecto por la hija de su amigo fallecido.
“Ha sido un día inolvidable; yo lo describiría como un sueño hecho realidad. Estoy feliz y las emociones me sobrepasan, así que me cuesta ponerlo en palabras. Estoy muy agradecida a Javier Ruibal, a Carmen Linares y a mi padre por la grandísima obra que nos ha dejado, no solo en lo musical, sino también en lo humano. Estoy muy orgullosa de mi padre, no solo como genio, sino también como persona y como padre. Lo echo mucho de menos y lo recuerdo como la persona absolutamente mágica, brillante, sorprendente, inspiradora y buena. Un padre bueno. Fue una persona qué más quiero en la vida. Echo mucho de menos de mi padre. Y estoy segura de que él donde esté está muy emocionado y esté disfrutando con nosotros”, comentó Soleá Morente después del evento.
Tras el concierto, Kiki Morente, hijo de Enrique Morente y también cantante y guitarrista, compartió sus impresiones y emociones sobre la velada. Esta vez, sin embargo, Kiki estuvo únicamente como espectador, acompañado por su madre y su hermana; no actuó sobre el escenario, cediendo el protagonismo a Carmen Linares y Javier Ruibal, ya que, como él mismo señaló, ellos habían sido anunciados como los protagonistas del evento.
“Estoy muy emocionado y muy agradecido a la Bienal, a Carmen Linares y a Javier Ruibal. Los dos fueron grandes amigos de mi padre. Carmen siempre fue como una tía; recuerdo desde pequeño que ella siempre estaba en casa como parte de la familia. Siempre la sentí y la recordé como alguien cercano y familiar. También fue comadre de mi padre y madrina de Soleá. Javier fue amigo de mi padre durante muchísimos años; desde pequeño lo conocí un poco menos, pero tanto a él como a Carmen mi familia los quiere muchísimo”, confesó Kiki Morente.
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