Clara Gámiz, autora de la nueva exposición gratuita en el centro de Granada: "A veces un fracaso puede ser un éxito de otra manera"
La muestra de fotografías vinculadas a la escena musical granadina se podrá visitar de manera gratuita hasta el próximo 9 de marzo
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Granada/La vida nocturna y musical granadina ha sido el catalizador de muchas cosas, entre ellas el arte. No sólo lo musical ha bebido de ese ambiente de la denominada efervescencia creativa, lo literario o las artes plásticas también. Esa amalgama de talentos superpuestos que se materializaban en diferentes disciplinas es un fenómeno altamente estudiado con la movida madrileña pero no exclusiva de una época o un lugar determinado. Prueba de ello es la exposición que puede verse en el Palacio de Condes de Gabia y que lleva por título Los sueños de las noches eléctricas.
La temática
La granadina Clara Gámiz firma la treintena de imágenes que compone la muestra, expuestas desde finales de enero hasta el próximo 9 de marzo en la Sala Ático del espacio expositivo de la Diputación de Granada, que se consolida como lugar de referencia para el talento emergente. La artista ofrece un retrato generacional donde convergen lo emocional y lo cotidiano, con una puesta en escena innovadora que rompe con los esquemas expositivos tradicionales. "Aunque soy fotógrafa y tengo amigos que se dedican a las artes de distintas maneras, al final todo gira en torno a la escena musical granadina. La música es un poco lo que nos reúne a todos", explica Gámiz.
La artista documenta la vida de
treintañeros que viven la noche, la fiesta, pero con una sensación de incertidumbre por un futuro un poco descorazonador. Esa noción de desencanto se plasma con una técnica sorprendente, ya que Gámiz se apoya en una cámara analógica de los años 70 y un flash de mano, herramientas encontradas en casa de sus abuelos que contrastan con la inmediatez de la fotografía digital actual. Este enfoque permite recuperar la materialidad de la película y añadir una capa de misterio y autenticidad a su trabajo.
"Además, llevar esta cámara me permitía hacer fotos con mayor intimidad en fiestas o conciertos, porque curiosamente la gente se sentía más segura que con otro tipo de cámara", cuenta la artista. Aunque en la actualidad se encuentra en la treintena, empezó a hacer las fotos de la exposición cuando terminó la carrera, sobre los 23 años, hasta aproximadamente 2022. "A los 25 años la gente experimenta una crisis vital fuerte. En mi caso la impresión de tener toda la vida por delante se mezclaba con el pensamiento de "lo que hagas ahora va a determinar el logro de tus objetivos". También estaba latente esa impresa de convertirte en adulto con el síndrome del impostor, porque uno puede sentir que es un niño grande".
La exposición
La muestra desafía las convenciones con una disposición que remite a la cartelería de eventos musicales en espacios públicos. Fotografías carentes de marcos, impresiones de gran formato colgadas con clavos y otras pequeñas, imágenes adheridas con cinta adhesiva o encapsuladas en cristal sostenido por escuadras metálicas conforman un montaje que enfatiza lo precario.
El comisario, Fernando Bayona, profesor de la Universidad de Granada, explica que el sistema expositivo elegido está vinculado directamente con el contenido temático de las mismas. "Cuando Clara me solicita que haga de comisario me planteé llevármelo a este formato de cartelería que rompe también con lo canónico dentro de la fotografía de una imagen bien enmarcada, secuenciada dentro de la sala expositiva, todo bien organizado... Trasladamos esos carteles pegados en las paredes de la calle a las propias paredes del museo", comenta Bayona, quien detalla que se alternan formatos grandes, casi de tamaño real -"porque permiten identificarse con los personajes que aparecen en las imágenes, como una especie de ventana abierta a esas noches, ese concierto, esa fiesta"...- con fotografías medianas o pequeñas.
Licenciada en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Granada y formada posteriormente como fotógrafa en Estación Diseño, escuela en la que coincidió con Bayona, ha residido en Madrid y Barcelona por motivos académicos y laborarles, aunque las imágenes exhibidas se centran en ambientes y paisajes de la provincia. "Aunque vivía fuera decidí que quería volver a Granada y formar parte de esa escena musical, ese movimiento al que me sentía más apegada. Prefería eso antes que vivir en Madrid y perseguir la idea de trabajar en una productora audiovisual, que también ha hecho en este tiempo un máster de dirección audiovisual", relata la artista.
La importancia del error
Pero quizás el rasgo más distintivo de este trabajo sea la importancia de señalar el error. "Yo este proyecto lo tenía ya pensado y preparado. Hace dos años empecé a presentarlo a concursos y en Granada hay una asociación fotográfica que se llama Afogra que para proyectos fotográficos de menores de 30 años empadronados aquí. En invierno de 2023 mandé mi propuesta y quedé finalista. No gané, pero en el jurado estaba Paco García Baena, que es el director del Centro José Guerrero. Él propuso mi proyecto porque le había gustado. A veces un fracaso puede ser un éxito de otra manera. Por eso esta anécdota me gusta bastante".
Una idea, que también subyace en las imágenes de la muestra. "La exposición no pretende ser perfecta", refiere Gámiz en referencia tanto a la técnica de las fotografías como al criterio expositivo. "Aquí no queremos eso. El mundo de hoy no es así. La juventud vive una realidad muy precaria. Tenemos récord en paro juvenil. Este trabajo está hecho así por este motivo, de ahí que dejemos errores como el polvo en la película o que las fotos estén impresas en papel de valla publicitaria, clavadas en la pared... Nos habla de las cosas precarias, de ese do it yourself y a salir para adelante".
Por eso, las imágenes de Clara Gámiz, con su imperfección intencionada, evocan la cercanía de un álbum familiar. En palabras de la artista, “el proyecto actúa como un archivo de memoria colectiva, explorando la belleza y el significado en lo aparentemente ordinario, lejos de relatos oficiales o convencionalismos plásticos”. Y por eso también las imágenes capturan "momentos espontáneos y cotidianos, pero también la calma, la tristeza y el día después de esa euforia de la fiesta".
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