La pasión reconstruida de Johann Sebastian Bach
Darío Tamayo ofrece en el Monasterio de San Jerónimo la que sería una plausible versión de Las siete palabras de Cristo en la Cruz
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El Monasterio de San Jerónimo acogió este sábado una de las propuestas más singulares de esta edición del Festival Música Sacra Granada (MUSAG): la interpretación de Las siete palabras de Cristo en la Cruz, una reconstrucción que imagina cómo habría tratado Johann Sebastian Bach este texto si lo hubiera puesto en música. Bajo la dirección de Darío Tamayo, el Íliber Ensemble y el Coro del Friuli Venezia Giulia ofrecieron una lectura de enorme coherencia estilística y hondura espiritual, acompañados por un cuarteto de solistas de prestigio internacional: Sophie Negoïta (soprano), Anthea Pichanick (contralto), Jakob Pilgram (tenor) y Christian Wagner (barítono).
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Festival de Música Sacra de Granada. Programa: Johann Sebastian Bach, Las siete palabras de Cristo en la Cruz (reconstrucción a partir de obras del repertorio del autor). Íliber Ensemble y Coro del Friuli Venezia Giulia. Solistas: Sophie Negoïta (soprano), Anthea Pichanick (contralto), Jakob Pilgram (tenor), Christian Wagner (barítono). Director: Darío Tamayo. Lugar y fecha: Monasterio de San Jerónimo, 18 de octubre de 2025.
El Monasterio de San Jerónimo se reveló como un espacio idóneo para esta música: suficiente reverberación para envolver las voces, pero sin perder claridad. La elección de este espacio por Darío Tamayo fue todo un acierto, y el director supo adaptarse a las resonancias del templo, manteniendo la inteligibilidad del texto y una atmósfera de contemplación sostenida.
Una hipótesis musical con alma
Bach nunca compuso una obra explícitamente titulada Las siete palabras de Cristo en la Cruz. La versión presentada en el MUSAG parte de un trabajo de reconstrucción que entrelaza recitativos, arias y coros procedentes de su vasto catálogo, articulados según el orden de las palabras evangélicas. El resultado no pretende suplir lo inexistente, sino explorar la posibilidad de una Pasión alternativa a las conservadas, fiel a la teología musical del Kantor de Leipzig y a partir de su propia producción.
Darío Tamayo, que firma la concepción artística del proyecto, subraya en sus notas la dimensión meditativa de la obra, evitando todo exceso retórico. Su lectura del repertorio recopilado en esta nueva Pasión se asentó en una dirección clara y bien articulada, con atención al detalle contrapuntístico y al equilibrio entre los planos vocal e instrumental. El Íliber Ensemble, una formación reducida pero flexible, mostró un sonido transparente, de articulación precisa y afinación impecable. Merece especial atención destacar el trabajo realizado por las violas da gamba, los pasajes solistas de los oboes – particularmente el oboe da caccia -, o el bajo continuo interpretado hábilmente al órgano positivo. Por su parte, las voces solistas y el Coro de Friuli Venezia Giulia dotaron de claridad y precisión técnica la retórica de la obra.
El relato del Calvario
El concierto se abrió con el coro Da Jesus an dem Kreuze stund de la incompleta Pasión según San Lucas de Bach, expuesto a modo de Introitus con gravedad litúrgica y dicción ejemplar. El color de los vientos y el continuo marcó desde el inicio un tono austero, casi ascético, que acompañó el recitativo del Evangelista en la voz de Jakob Pilgram, sobrio y narrativo y de una magnífica dicción y proyección durante toda la obra. En la primera aria “Seufzer, Tränen, Kummer, Not”, Sophie Negoïta desplegó un fraseo ágil y de buena expresividad; la soprano exhibió un gran control estilístico al cantar con sobriedad semántica, sin caer en excesivas ornamentaciones, lo que resultó acertado en esta reconstrucción.
La progresión hacia las siguientes “palabras” mantuvo un hilo dramático bien trazado por el papel narrativo del Evangelista, que con su discurso fue dando paso a los números solistas y corales. En el coral Er nahm alles wohl in Acht, el Coro del Friuli Venezia Giulia demostró homogeneidad y solvencia, con un empaste sólido y un alemán bien trabajado, cerrando de este modo la primera parte de la obra. En conjunto, esta primera parte funcionó como presentación narrativa y emocional.
La Sinfonía instrumental, centro de la obra, sirvió de meditación intermedia y enlace con la segunda parte. Tamayo imprimió un tempo amplio, de respiración natural, y tanto el oboe solista como el resto del conjunto mostraron una afinidad camerística, que destacó especialmente en los diálogos del oboe con los violines y continuo.
Al reemprender el discurso vocal, el recitativo de Jesús Und von Stund an abrió paso al aria de contralto Es ist vollbracht, interpretada con hondo sentimiento por Anthea Pichanick. Aquí la contralto lució un tono grave cálido, expresivo, con dirección segura y giros ornamentales moderados, pero de gran efectividad.
La siguiente sección conjuga dos textos mayores: Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu y Hoy estarás conmigo en el Paraíso. En el dúo entre Anthea Pichanick y el barítono Christian Wagner, se sintió una relación musical convincente: Wagner aportó un centro oscuro y resonante, si bien se quebró momentáneamente en los agudos; aun así, su fraseo resultó adecuado a la sobriedad del momento y su potencia se impuso en la nave de la iglesia del Monasterio de San Jerónimo con rotunda emotividad. El coral que sigue recuperó el tema inicial del Introitus, un recurso simbólico bien empleado para regresar al motivo central.
Finalmente, el verso “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” implicó una tensión dramática intensa. En recitativo y aria Aus Liebe”, Sophie Negoïta subrayó el dolor con líneas ascendentes y pasajes cromáticos. La soprano manejó los saltos con valentía y una técnica depurada, dando paso al recitativo final del Evangelista, que en la limpia y precisa voz de Jakob Pilgram se ajustó a la progresión narrativa y desembocó en el epílogo Der Gerechte kömmt um, poniendo el broche coral a este relato de la pasión de Cristo. Nuevamente, la buena dicción, equilibrio entre voces y la versatilidad dinámica del conjunto se vieron envueltos positivamente por la acústica del entorno.
Epílogo: entre lo posible y lo imaginado
Esta propuesta del Festival MUSAG se inscribe en la línea más ambiciosa del ciclo: ofrecer no sólo interpretación, sino reflexión sobre la historia del repertorio y el proceso creativo. Con ella, el Íliber Ensemble ha confirmado su madurez como formación especializada y Darío Tamayo se consolida como un director de criterio historicista, atento a la arquitectura y a la palabra. Las siete palabras de Cristo en la Cruz no fue una reconstrucción erudita sin alma, sino una relectura emocionada del espíritu de Bach, que logró trascender el experimento académico y explorar los confines de la creatividad del Kantor de Leipzig. Entre la fidelidad y la imaginación, entre el archivo y la emoción, Granada asistió a un Bach reinventado con respeto y verdad.
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