Daniel Guedella Ramos, el creador de homenajes móviles a bustos de figuras del flamenco

Este artista, que estudió Bellas Artes e Historia del Arte en Madrid, Granada y Florencia, trata de acercar el alma del flamenco a través del modelado del barro

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Daniel Guedella moldeando la escultura de la cabeza de Camarón de la Isla
Daniel Guedella moldeando la escultura de la cabeza de Camarón de la Isla / Daria Zelenska
Daria Zelenska

Granada, 16 de agosto 2025 - 06:15

En el Mirador de San Nicolás, con la Alhambra de fondo, durante varios meses no fue raro encontrar a un hombre trabajando el barro en una escultura de la cabeza de Camarón de la Isla. Lo hacía rodeado de curiosos y turistas. Fue su particular manifestación cultural: acercar el flamenco a la calle a través de la escultura. Se trata de Daniel Guedella Ramos, nacido en La Bañeza (al sur de León) en el norte de España, y ha sido residente en Granada durante más de doce años. Para él, se trata de un homenaje personal a una de las voces más grandes del flamenco.

Manifestación cultural

En su improvisado 'taller al aire libre' se mezclaban el polvo y la música. Allí modeló rostros de grandes figuras del flamenco. "A mí me gusta, sobre todo, manifestar en público lo que hago con mis manos. Así entro en contacto con la gente de una manera que, de otro modo, no sería posible. Guedella considera que "a través de la escultura, o de las artes que practico, intercambiamos experiencias", a lo que añade "eso te lo da un poco el trabajar modelando en la calle: nunca sabes lo que te puede pasar. Es un trabajo muy expuesto y, a la vez, muy respetuoso".

Quería acabarla, pero sufrió un accidente de tráfico con su bicicleta. "Me hice daño en la espalda, el brazo, el cuello y las rodillas. Cuando estaba en rehabilitación, el barro se secó porque debido al trauma y no se pudo recuperar. Hay que trabajar el barro siempre húmedo. El resto tuve que deshacerlo con un martillo. Ahora tengo que empezar otra vez. Era una escultura para exhibir en la calle y me hacía mucha ilusión acabarla", comenta. La lesión lo mantuvo alejado de su trabajo hasta el pasado mes de octubre.

Las manifestaciones culturales de Daniel Guedella en el Mirador de San Nicolás no eran únicas. El escultor modeló en directo la cabeza ante el público en un bar mientras que los poetas leían versos. El año pasado, en un centro cultural de Menorca, hizo una puesta en escena con tres músicos. "Mientras que ellos tocaban la guitarra y el cajón y cantaban, yo modelaba una escultura en vivo", comenta.

Exposición itinerante sobre flamenco

De cara al futuro, le gustaría "sacar una serie de piezas sobre las personas famosas del flamenco que luego pueda exponer y mover por Andalucía; por ejemplo, en las peñas de Málaga, Cádiz, Sevilla". Por ahora, Daniel Guedella ha hecho las esculturas de Enrique Morente y de Manuel Molina. A partir de ahí quiere realizar un homenaje al flamenco y a todas las figuras que le inspiran y le gustan, como Lola Flores. Este proyecto lo retomará tras el verano, previsiblemente en el octubre.

Como viene del norte, Daniel Guedella empezó a escuchar flamenco en vinilos y no en las calles como podría hacer un chico del sur de España. Siempre le llamó el flamenco, pero según argumenta "llegó un momento escuchando un disco de Bambino, sentí algo muy visceral que me irrumpía dentro y me hacía levantarse de la silla, esta música expresa muchas emociones", recuerda.

Este escultor señala que "he prestado mucha atención a las esculturas en el Sur de España y creo que no siempre se hace justicia a los personajes que representan", y lo justifica subrayando que "he visto, por ejemplo, figuras en las tumbas que tienen muy poca presencia, no son ellos. Mostrar esa emoción que se percibe a través del barro permite transmitir mucho más. Y como lo siento así, me animo a hacer esculturas más expresivas".

Formación artística integral

Daniel Guedella Ramos tiene una formación sólida y amplia. Estudió Bellas Artes e Historia del Arte en Madrid y Granada, un año estuvo en Florencia por Erasmus y allí se negó a especializarse únicamente en una disciplina. "He trabajado como escultor y pintor. Desde muy joven ya pintaba y esculpía; nunca quise elegir solo una rama. Manejo tanto el mármol y la fundición como la pintura, el dibujo y la anatomía pictórica. Me di cuenta de que se complementan: un paso en la pintura me ayuda a subir un escalón en la escultura y viceversa", arguye.

Desde su punto de vista, la escultura y la pintura son inseparables. "La pintura siempre me ha acompañado. Mientras que el dibujo es básico para la escultura, la pintura abre un mundo fantástico. En su etapa clásica, la escultura tenía algo que se ha perdido: la policromía. La escultura griega era policromada, muy colorida. Creo que eso no debería haberse perdido. Escultura y pintura se complementan perfectamente", apostilla.

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