Nuestra edad de los ismos

Nuestra edad de los ismos
Ignacio F. Garmendia

23 de marzo 2014 - 05:00

Salvo para los estudiosos del periodo, que lógicamente defienden lo suyo, la opinión más extendida sostiene que la literatura nacida del impulso generador de las vanguardias históricas, aunque igualmente fecunda en lo que se refiere a los conceptos, no alcanzó en los resultados -esto es, en los libros acogidos a las estéticas rompedoras- un grado de excelencia comparable al que lograron otras artes y en particular la pintura. Ello no quiere decir que no sea interesante, pero su atractivo reside menos en la calidad intrínseca de las obras que en lo que estas revelan de las intenciones, sin duda saludables, de sus autores y del espíritu que llevó a toda una generación -en realidad, varias- a cuestionar los valores de la tradición para internarse por terrenos no hollados. Es mejor conocido el caso de los poetas, porque varios de los grandes transitaron los caminos del "arte nuevo", pero también la prosa, a menudo cultivada por esos mismos poetas, ha dejado valiosas muestras de una voluntad transgresora que prescindía de los propósitos narrativos y ensayaba aproximaciones muy alejadas de la ortodoxia. Varias de ellas aparecen recogidas en estas Prosas hispánicas de vanguardia, un seductor panorama de los principios que inspiraron nuestra edad de los ismos.

Sobre otras antologías relacionadas, como las también esclarecedoras de Domingo Ródenas (Austral) o Ana Rodríguez Fisher (Castalia), la ambiciosa propuesta de Millares tiene la ventaja de abarcar el ámbito hispanoamericano, aunque su selección opte en gran medida por los nombres consagrados -lo compensan los textos escogidos, ordenados en dos grandes bloques donde abundan las sorpresas- y no preste tanta atención a otros, menos conocidos pero asimismo representativos, cuya aportación refleja de igual manera el aire de la época. No es en este sentido demasiado arriesgada, pero a cambio explica con rigor, claridad y buenos argumentos los antecedentes y los distintos presupuestos y desarrollos de la aventura vanguardista, que la autora vincula a la futura eclosión del boom de los 60 y a tendencias bien actuales como la autoficción o el microrrelato. Un subgénero, este último, lastrado por una hinchazón teórica que no siempre se ve acompañada -como ocurrió con las vanguardias- de realizaciones que merezcan la pena.

Selena Millares (ed.). Cátedra. Madrid, 2013. 472 páginas. 15,70 euros

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