"Antes éramos más de experimento corporal y ahora más de intelectual"
Miki Espuma. Director artístico de la Fura dels Baus
Uno de los fundadores de la Fura llega esta noche a Granada con uno de sus últimos montajes, un concierto "concebido como una performance" de la Cantata de los campesinos de Bach
Desde hace ya casi tres años la Fura dels Baus sigue girando con uno de sus últimos éxitos: Free Bach 212, su interpretación libre de la partitura original de la Cantata de los campesinos de Johann Sebastian Bach. Miki Espuma, su director y uno de los socios Fundadores de la Fura, desvela alguna de las claves del espectáculo que se podrá ver esta noche en el Palacio de Congresos de Granada.
-Este Free Bach 212, ¿es un viaje de ida y vuelta al pasado?
-Se puede definir así pero también es una obra atemporal. He tenido la suerte de tener amigos y colaboradores que sabían más que yo sobre Bach y aseguran que el compositor hizo una música revolucionaria, absolutamente experimental y moderna. Esta cantata, una de las pocas profanas, utiliza también mezclas con músicas populares. Esto mismo es lo que hemos hecho luego La Fura con la obra completa. Hemos añadido flamenco con la voz de Mariola Membrives; danza española con los pies y el cuerpo de Miguel Ángel Serrano; también está la partitura exacta de Bach de parte de Divina Mysteria; y yo mismo, que aporto lo que he hecho toda mi vida, la música moderna. Más todo un paisaje bibliográfico que es el que envuelve la obra completa.
-La parte de Divina Mysteria es la versión clásica de la cantata que se podría escuchar en cualquier auditorio.
-Claro. Quiero insistir en que la partitura de la Cantata 212 no la hemos tocado: Divina Mysteria la interpreta radicalmente igual que en la partitura. La Fura lo que ha hecho es introducir unos paréntesis en medio de la estructura general de la obra, pero hemos tenido la suerte y yo estoy convencido de que ha encajado de una forma maravillosa. Bach era un genio que escribía las partituras con una voluntad casi geométrica, matemática. Cuando vimos el trabajo general, vimos que también había encajado de una forma geométrica casi sin buscarlo.
-La Fura tiene un lenguaje propio que cuenta con muchos seguidores. ¿Este espectáculo tiene ese aire 'furero' o les sorprenderá?
-Bueno, yo creo que todos los espectáculos de la Fura siempre sorprenden, lo que pasa que en Granada es difícil sorprender a la gente porque nos conoce desde los años 80. Nosotros consideramos Granada como una segunda casa porque desde entonces prácticamente todas las producciones de la Fura se han estrenado aquí. El público es muy consciente de nuestro trabajo de investigación pero aún así creo que va a sorprender porque es un enfoque distinto al de todas las producciones. Además de que, en este caso, el teatro del Palacio de Congresos es muy grande, todo el lenguaje de la Fura de los años 80 es muy diferente: hemos crecido, no nos ahorramos el paso del tiempo, igual que todos. Ya somos más mayores y, si antes era un trabajo de experimento corporal, ahora es más un trabajo de experimento intelectual, de cabeza.
-Recuerdo que vi OBS en el Central de Sevilla en el año 2000 y tuve que correr bastante por los pasillos del teatro y por la sala.
-Es que ese era el lenguaje: ocupábamos todo el espacio. Es cierto. La Fura no lo ha dejado del todo porque acabamos de reeditar una obra de los 90 que se llamaba Manes, pero ahora la estamos volviendo a hacer con actores más jóvenes. No hemos olvidado el lenguaje primero pero los creadores, los socios de Fura que somos cinco de los nueve que empezamos, estamos trabajando ya a otros niveles. Por eso me gustaría insistir en que este montaje es verdaderamente un concierto musical acompañado por el vídeo, con alguna actuación y concebido como una performace.
-También es de menor formato que aquellos montajes que comentaba porque el atrezzo escénico se reduce a unas esculturas humanoides.
-Bueno, aquí hemos tenido la suerte de que el espectáculo se preestrenará en una iglesia desacralizada y de que, en ese momento, en el edificio estaba exponiendo un escultor, Fernando Bravo. Le preguntamos si podíamos incluir las estatuas en la obra y al final resultó una casualidad muy mágica. Después le pedimos que esas mismas esculturas, que en principio estaban hechas de yeso, las hiciese en un material más ligero y ahora las llevamos de gira como el pueblo de campesinos en el que transcurre la obra. Por eso estas esculturas encajaron perfectamente en la obra, por casualidad.
-¿Hay otras cosas fortuitas que se hayan ido añadiendo al concierto-performance?
-Este espectáculo es muy mágico y han ido pasando muchas cosas de ese tipo. Por ejemplo, la presencia del bailarín de danza española Miguel Ángel Serrano también llegó de forma parecida: en Murcia nos pidieron incluirlo en la obra con muy pocos días de antelación, pero es un bailarín tan excelente que encajó a la primera casi sin ensayar. Ya lleva dos años con nosotros y forma parte de la obra, que sin él ya no sería la misma.
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