Encuentro | Parque de las Ciencias

La fórmula de Jorge Drexler para emocionar

  • El cantante habla sobre la química de su música junto a Miguel Ríos y el geólogo Juan Manuel García Ruiz en el Parque de las Ciencias

  • Lee nuestra entrevista antes de su concierto de hoy en el Palacio de Congresos

Drexler tocó varias canciones delante del público para amenizar parte del encuentro sobre ciencia y cultura donde Miguel Ríos lo pasó en grande.

Drexler tocó varias canciones delante del público para amenizar parte del encuentro sobre ciencia y cultura donde Miguel Ríos lo pasó en grande. / Álex Cámara

Decenas de personas formaban ayer una cola kilométrica frente al auditorio del Parque de las Ciencias. Algunos visitantes, algo despistados, se preguntaban el motivo de tanto revuelo. Uno de ellos se cruzó de golpe con la respuesta mientras veía la muestra Play. Ciencia y música: tenía enfrente a Jorge Drexler. El cantante participaba en un encuentro junto a Juan Manuel García, profesor del CSIC, moderado por Miguel Ríos. "Ha visitado todas las exposiciones. Le ha encantado la de Anatomía: viaje al cuerpo humano. No se quería ir", contaba un trabajador del museo mientras esbozaba una sonrisa.

"Como todos saben, en el Parque de las Ciencias intentamos unir todas las ramas de la cultura en un mismo sitio. No hay cultura de letras, no hay cultura de ciencias. Hay cultura o incultura", señaló el director del museo, Ernesto Páramo, al inicio del acto. El rockero se deshizo en palabras de agradecimiento poco después: "Construímos un Palacio de Deportes acientífico, que le cuesta sonar, y un Palacio de Congresos con una pequeña caja escénica. El Parque de las Ciencias fue una aventura. Cuando abrió había gente muy joven pero con mucho conocimiento y con una fe en el futuro increíble".

Cola en el Parque de las Ciencias para ver a Drexler. Cola en el Parque de las Ciencias para ver a Drexler.

Cola en el Parque de las Ciencias para ver a Drexler. / Álex Cámara

Drexler, decía Ríos, se merecía estar en la charla por los temas relacionados con ciencia que había escrito -La edad del cielo o Cómo todo se transforma, inspirada en la Ley Lavoisier, cuyo nombre se lo debe al padre de la química moderna-. Los dos se conocieron un febrero de 1995. "Miguel fue la primera persona que pensó que mis canciones se podían grabar en boca de otros. Mi pareja de entonces me avisó de que tenía un mensaje en el contestador. Un mensaje de Miguel Ríos. Pensé que era una broma", relató Drexler, "un soñador español y loco músico y compositor", en palabras del granadino, al que "no hay aparato que se le resista; has dedicado canciones al teléfono".

"¿Buscas la belleza?", le preguntó el profesor de investigación del CSIC a Drexler. "Es uno de los puntos de fuga con los que trabajo. Esa búsqueda de belleza está enmarcada dentro de la búsqueda de sentido, de relación entre iguales. Puede producir asombro, miedo. El miedo es una herramienta artística válida. La búsqueda de la belleza también la da la bronca. Nunca tuve una buena relación con la ira”, reconoció el uruguayo mientras ponía un ejemplo. "A través del concepto físico de la difracción de la luz puedo buscar relaciones que van del arco iris a la utopía, de ahí al infinito y de este a la imposibilidad del amor", precisó.

"La única manera de hacer cultura es apropiársela"

"Hay mucha fractalidad en tu música", le piropeaba García. Para que todos nos entendamos, un fractal es un objeto geométrico cuya estructura básica, fragmentada o aparentemente irregular, se repite a diferentes escalas. El cantante citaba en seguida la décima para explicar su música. "Es una estructura recurrente de versos del Siglo de Oro español. El malagueño Vicente Espinel la inventó. Es uno de los regalos culturales más importantes. Nace en España. Llega el soneto de Italia y dejan morir a la décima. Todos los países de Latinoamérica la utilizan y creen que parte de allí. Lo de la apropiación cultural nunca lo pude entender. La única manera de hacer cultura es apropiársela", razonó Drexler. "Al final uno escribe para ligar. Empiezas hablando de ciencia y terminas hablando de la persona que quieres", zanjó entre risas antes de cantar Todo se transforma.

Jorge Drexler, Miguel Ríos y Juan Manuel García Ruiz, durante la charla. Jorge Drexler, Miguel Ríos y Juan Manuel García Ruiz, durante la charla.

Jorge Drexler, Miguel Ríos y Juan Manuel García Ruiz, durante la charla. / Álex Cámara

Respecto a la fractalidad, el autor de Movimiento dijo que en el "idioma castellano todos los versos son octosílabos; ocurre en los romanceros. La repetición de las ocho sílabas es señal de nuestra lengua". Drexler no dudó en recitar algunos versos del Romancero gitano, que, según él, destilan "pasión, erotismo" y tienen "un rigor estructural absolutamente con versos octosílabos". "Hay una serie de patrones de belleza. Para mí es la proposición áurea en la geometría fractal. Otro patrón de belleza es la escala pentatónica. La pentáfona", señaló García.

Al final del encuentro, el científico recordó el eterno debate que mantuvieron Dalí y Lorca en la Residencia de Estudiantes. El pintor defendía el cristal como canon de belleza: la línea recta, la transparencia y la pureza, es decir el orden, la razón, el conocimiento, la geometría, como única fuente del arte. Sin embargo, Federico era partidario de la rosa, el arte entendido como sensibilidad, emoción, sensualidad y pasión. "La expresión de la canción más tradicional española responde a una estructura métrica muy fija. No hay belleza sin límites. Se encontrar belleza y soltura dentro una estructura de versos rígida. No hay nada más preciso que el tempo el compás en el flamenco. Tiene que haber emoción", lanzó el artista antes de interpretar Mi guitarra y vos.

Sabina, Morente y Drexler, en la Granada de los 90

Unas 500 personas corearon la canción para luego levantarse y ovacionarlo. Ésta es la fórmula de Jorge Drexler para emocionar: corazón, compromiso y tradición traducida. El cantante actuará hoy en el Palacio de Congresos. "Vine a Granada por primera vez en 1989 durante unas vacaciones, y la visité de la manera más linda: con tiempo. Volví en febrero del 95. Coincidió con el cumpleaños de Joaquín Sabina. Vinimos a tocar al Palacio de Deportes como invitados de Joaquín. Estaba Enrique Morente entre el público. Nunca vi tan nervioso a Joaquín. Nos invitaron después a una cueva del Sacromonte. Acaba de llegar a España. De repente, estaba con Sabina, Morente y su hija, Estrella. La mujer de Enrique salió a bailar. Joaquín me decía: "No te creas que esto pasa todos los días en España". Fue un privilegio. Como no había ventanas, salimos de allí a las once de la mañana desconcertados", contó a los periodistas antes de despedirse.

El cantante tocó varias canciones en el museo. El cantante tocó varias canciones en el museo.

El cantante tocó varias canciones en el museo. / Álex Cámara

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